La isla danesa afectada por la fuga del Nord Stream acoge un radar de la OTAN
Bornholm, una pequeña isla al sur de Suecia, cuenta con cerca de 40.000 habitantes y un equipamiento estratégico de la OTAN.
Las sospechas de sabotaje están sobre la mesa de cada vez más países. Entre las suspicacias y lo verificado, Dinamarca se ha encontrado con una mancha en sus territorios del mar Báltico. El gasoducto Nord Stream ha sufrido varias fugas que han dado lugar a una peligrosa mancha. El país escandinavo ha reaccionado con inmediatez declarando la emergencia energética.
Como ella, Suecia o Noruega creen que puede haber sido un sabotaje. Hasta Rusia lo plantea, desde el extremo contrario, en una acusación indirecta de reproches entre Moscú y la parte occidental.
En las imágenes se observa una mancha en mitad del agua. Pero no es un punto cualquiera. La zona se corresponde con los alrededores de la isla Bornholm, un territorio al este del país danés, justo debajo de Suecia, y en el que la OTAN tiene instalado un radar. Más ingredientes en el gran puzle de la guerra energética que vive Europa en los últimos meses.
La isla de Bornholm, un enclave actualmente poblado por cerca de 40.000 habitantes, fue un lugar estratégico durante la Segunda Guerra Mundial. Ocupada por los nazis en su temprana expansión por el norte de Europa, sirvió de puesto de control para el tráfico aéreo y marítimo esos años. Finalmente, el enclave fue bombardeado y conquistado por las tropas soviéticas, que estuvieron poco tiempo tras el final del conflicto armado.
Años después, su papel estratégico fue nuevamente aprovechado, esta vez por la OTAN, que aprovechó el lugar para instalar uno de sus radares durante de la Guerra Fría. Este elemento formaba partee de su Sistema de Alerta Temprana, una cadena de estaciones de radar que alcanzaba de Noruega a Turquía para peinar las posibles amenazas soviéticas.
Este equipo, operado por personal nacional pese a pertenecer a la entidad supranacional, tiene un radio de alcance de 470 km. Es uno de los pilares para controlar el tráfico aéreo de Dinamarca, así como también en la zona del Báltico, una región bajo amenaza directa de Putin por la decisión de Suecia y Finlandia de entrar en la OTAN.
Por el momento, la alianza no se ha manifestado sobre el fallo del gasoducto Nord Stream ni acerca de su afectación a un territorio cercano a su radar.