Boris Johnson, el eterno candidato a Downing Street
Cuando Boris Johnson y David Cameron eran dos populares estudiantes de la elitista escuela de Eton y de la Universidad de Oxford, todo el mundo veía al muchacho de la melena rubia como el que tenía más posibilidades de ocupar Downing Street.
Años después, cuando Cameron era primer ministro y convocó el referéndum sobre la Unión Europea (UE), daba por seguro que contaría con el apoyo a la permanencia de Johnson, entonces un popular alcalde de Londres.
Pero Johnson optó por dimitir y liderar la campaña del Brexit, tras haber preparado dos artículos para el Daily Telegraph: uno anunciando que apoyaba la permanencia y otro lo contrario, alimentando la sensación de que su decisión escondía cálculos políticos.
"La furia aquí es incontrolable", dijo entonces una fuente de Downing Street a The Guardian, comentando la reacción de Cameron.
"Aún somos amigos, pero no tan amigos", admitió el entonces primer ministro, al que el referéndum le acabaría costando el cargo.
Dos años después, este lunes, Johnson dimitió como ministro de Relaciones Exteriores por sus diferencias con Theresa May en torno al Brexit, debilitando a la primera ministra y acercando la posibilidad de una moción de confianza que podría propulsarlo finalmente al cargo.
Nacido en Nueva York en 1964, Alexander Boris de Pfeffel Johnson ya quería ser 'rey del mundo' desde muy pequeño, contó su hermana Rachel a su biógrafo Andrew Gimson.
'BoJo', cuyo padre trabajó en la Comisión Europea y fue eurodiputado por el Partido Conservador, fue presidente del club de debate de la Universidad de Oxford.
Tras sus estudios, en 1987, comenzó una carrera de periodista en The Times, que lo despidió apenas un año después por haberse inventado unas declaraciones y haber mentido sobre el hecho de haberlas inventado.
Después fue corresponsal del Daily Telegraph en Bruselas entre 1989 y 1994, favoreciendo historias que ridiculizaban y exageraban las regulaciones europeas, alimentando el euroescepticismo en su país.
Se convirtió entonces en el periodista favorito de la primera ministra Margaret Thatcher, gracias a unos artículos que se mofaban sistemáticamente de las instituciones europeas.
Algunas de aquellas historias se convirtieron en mantras para los euroescépticos, como la que aseguraba que la Unión Europea (UE) iba a regular el tamaño de las bananas o acortar los condones.
"No inventaba las historias pero siempre caía en la exageración", recordó Christian Spillmann, que fue periodista de la AFP en Bruselas durante 'los años Boris'.
En Bruselas terminó su matrimonio con Allegra Mostyn-Owen, a quien conoció en Oxford, y se acercó a una amiga de la infancia, Marina Wheeler, actualmente su esposa y la madre de sus cuatro hijos.
De 1999 a 2005 fue redactor jefe de la revista The Spectator, periodo en el que además fue elegido diputado por primera vez, en 2001.
Sin embargo, adquirió rango de estrella a partir de 2008 al convertirse en alcalde de Londres, un cargo con más exposición pública que competencias, particularmente durante los esplendidos Juegos Olímpicos de 2012.
En la mente de todos quedó marcada una imagen del alcalde Johnson, atascado en una tirolina (polea sobre un cable) durante los Juegos Olímpicos de Londres y agitando una banderita mientras esperaba que le descolgaran.