Barcelona se indulta de puente y en la playa
La medida de gracia se disuelve en una ciudad volcada con Sant Joan y que no organiza ningún acto para los excarcelados.
La playa de la Barceloneta está a reventar. Los guiris la han vuelto a tomar. Bikinis, bañadores multicolores, chapoteos, sangría en las terrazas. Todavía resuenan los petardos de la noche. Selfies, risas, sombrillas, patinadores a todo trapo, ofertas de menú.
Poco falta para que sea la normalidad. Es un ensayo a punto de ser patentado en este día de Sant Joan. Pero de lo que se ha olvidado la ciudad hoy es de recuperar, como pasaba antaño, grandes actos o manifestaciones herederos del 1-O. Los presos están en la calle desde este miércoles y ni concentraciones, ni quema de contenedores, ni recibimientos a lo Mandela, ni recepciones con escalinata oficial.
Cataluña está de puente, inaugurando el verano, quemando los malos rollos en fuego. Los indultados tuvieron su hora de gloria a la salida en Lledoners (donde acudió un centenar de simpatizantes) y se han refugiado en sus casas. Familia, intimidad, fuera de los focos.
“A nivel de calle, con normalidad”
Barcelona se ha despertado muy tarde este jueves, tras la noche de San Juan. Todo cerrado, persianas bajadas, con calles desiertas (todos los que han podido han huido a otros lugares de costa o al interior). De repente, como pasaba prepandémicamente, han sido los grupos de guiris los dueños y señores (mucho acento francés), tomando el paseo marítimo y tumbándose al sol en el parque de la Ciutadella.
¿Queda alguien de aquí por el centro? Por la Gran Via de les Corts Catalanes, muy cerca del hotel Palace, va con sus cascos Sergi, un joven de 27 años, que se dedica a la comunicación corporativa. ¿Qué opina en este primer día tras los indultos? “Es un paso adelante, estoy a favor”, responde. “A nivel de calle se vive con normalidad”, dice mirando a su alrededor.
Reflexiona con la vista puesta en el futuro: “Esto va a calmar un poco, pero no se soluciona del todo”. Y es que, prosigue, es un “tema muy complejo”. Por lo menos, entiende, parece que ahora hay “voluntad”: “La carrera sigue, quedan pasos”. Lo que sí vaticina es que no habrá otro 1-O: “las dos partes intentarán otras vías”. Con otro factor: la pandemia ha cambiado muchas cosas y la gente está más preocupada por la situación del covid.
De hecho, de los indultos se ha hablado más fuera de una Cataluña entregada al puente que dentro. Desde La Moncloa, la ministra de Hacienda y portavoz, María Jesús Montero, restaba importancia a la simbología de la salida de los excarcelados el miércoles y a los gritos de los presentes de “lo volveremos a hacer”. Y desde Bruselas, el líder del Partido Popular, Pablo Casado, insistía en su ‘no’ a la medida de gracia y avisaba de que dar “carta blanca” al secesionismo crea un problema en la UE.
Puente aéreo informativo a Barna. Timoteo tiene un quiosco en Urquinaona, vivió allí mismo los últimos altercados y las jornadas de barricadas cuando se supo la sentencia. Cuenta que la venta de mascarillas y productos con la estelada “está un poco quemada”. Pero cree que se debe más a la época de pandemia y está convencido de que se volverá a intentar un 1-O, aunque la “gente no tiene tanta ilusión”. A él todo le recuerda a Rebelión en la granja, de George Orwell.
“Amnistía y referéndum”, es lo que contesta Marc, en el carrer de Casp, cuando se le lanza la pregunta sobre si le gustan los indultos. Esta es la tónica que sigue el independentismo, rebajar la decisión del Gobierno y pedir estas dos medidas, como han hecho Pere Aragonès y Oriol Junqueras. El independentismo no ha querido montar un espectáculo con la medida de gracia, como sí había acostumbrado durante años con las grandes manifestaciones de la Diada, los actos simbólicos por la independencia o los multitudinarios cierres de campaña en la Avenida de Maria Cristina.
Los perdonados querían pasar tiempo con sus familias, descansar, organizarse para los próximos meses. Y también en la mente de la Generalitat está una cita de máximo nivel: la primera reunión en La Moncloa entre Pedro Sánchez y Pere Aragonès el próximo martes. Este es un paso previo para luego convocar la Mesa de Diálogo, aunque el Gobierno central no prevé que sea inmediatamente. El líder de la oposición en el Parlament, Salvador Illa, pide en una entrevista en El HuffPost que Aragonès dé un primer paso y convoque una Mesa entre partidos catalanes.
Vuelta a la calle. Por Via Laietana van Joan y Marta. Ellos dicen que “pasan” de temas políticos: “La gente está quemada”. Son de Barcelona y comentan que tras estos meses “la gente está más pendiente de poder ir a un restaurante”. “La gente quiere la independencia...”, dice él, pero ella le corta: “O no...” Ambos coinciden en una cosa: “Pero no con estos políticos”. Él continúa: “Era el momento de apretar a Sánchez y no lo hace la Generalitat”, lanza, para luego quejarse de los impuestos que cree que vendrán.
Barcelona se indulta de puente y en la playa. Empieza una nueva etapa, pero nadie sabe qué pasará. No era día para pensarlo.