España defiende su pabellón en los "Juegos del covid" y mira a París 2024 con motivos para ilusionarse
Más allá de las 17 medallas con las que iguala lo de Rio 2016, España ha logrado el segundo mayor número de diplomas en toda su historia.
A Tokio 2020 no le hacía falta nada para pasar a la historia, solo su mera celebración era un hito. Antes de comenzar, la cita tenía sobrenombre y todo: los Juegos del covid, aplazados un año y en riesgo hasta su misma inauguración por el virus. En unas circunstancias tan difíciles, sin público ni ambiente apenas, era difícil lograrlo, pero el deporte se ha abierto paso con éxito. Durante 16 días la sucesión de finales y pruebas ha supuesto un oasis en la realidad pandémica. El olimpismo salva un match ball cuando todo parecía en contra. París 2024 será bien distinto, seguramente mejor.
Deporte en mayúsculas es lo que se ha vivido en Tokio, pese al lastre epidemiológico. Lo es, quizás más que todo lo demás, el testimonio con el que Simone Biles ha dado la vuelta al mundo. La estrella de la gimnasia interrumpió su esperadísima actuación por un problema de salud mental y un alegato que sirve de lección: primero la salud, después lo demás. Se repuso y el último día volvió a competir con un bronce y una sonrisa que le valen más que un oro.
Tan trascendente es su relato que ha fagocitado a los reyes y reinas de lo puramente competitivo, como los nadadores Caeleb Dressel (cinco oros), Emma McKeon (cuatro oros y tres bronces) y Kaylee McKeown (tres oros y un bronce), la leyenda del piragüismo Lisa Carrington o la atleta Elaine Thompson, ambas con tres oros.
¿Y España qué?
Todos los titulares buscan un mismo resumen, cuántas medallas: 17. Son las mismas que en Rio 2016, aunque con peor número de oros —solo tres por los siete de entonces—. Un balance intermedio, lejos de los presagios catastrofistas que miraban por debajo de las 11 de Sidney 2000 y del optimismo de quienes planteaban un balance similar a las 22 de Barcelona 1992.
Yendo solo un paso más allá, es de justicia valorar los 42diplomas, una magnitud empleada como verdadera muestra del nivel medio de un país. Es la segunda cifra más alta en toda la historia, únicamente por detrás de los 50 de Atenas 2004. En esas cuarentena larga va incluida la colección de cuartos puestos, ocho, especialmente dolorosos en los casos de la vela y el atletismo por cómo sucedieron. Mucha juventud con la que asomarse a París.
No empezó bien la cosa, para qué engañarnos. Antes de viajar a Tokio o en el momento de ponerse el dorsal en la villa olímpica cayeron varias de nuestras estrellas entre lesiones (Carolina Marín, Orlando Ortega e incluso Rafa Nadal) y los estragos del covid (Jon Rahm). En las quinielas preolímpicas, al menos cuatro nombres para estar en el podio. Tampoco ayudó el inicio, con apenas tres medallas en la primera semana.
El dato, siendo malo, podía resultar un tanto engañoso. Históricamente, la primera semana de competición nunca ha sido nuestra mejor aliada, pero, como suele ocurrir, sensaciones y números caminan por separado. De las 17 preseas de Rio apenas hubo tres en los primeros días y solo dos se lograron en Londres y Pekín (19 y 18 conquistas, respectivamente). En Tokio, como en otras capitales, la fiesta arrancó al octavo día.
A España le ha venido muy bien el cambio en el programa olímpico. Los tres oros han surgido de deportes o disciplinas nuevas. Los tiradores Fátima Gálvez y Alberto Fernández se coronaron en la modalidad nueva de trap mixto y tanto Sandra Sánchez como Alberto Ginés, en el estreno de sus deportes (kárate y escalada), debutaron desde lo más alto.
La vela y el piragüismo, los dos principales caladeros de medallas, volvieron a sumar metales, aunque en menos cuantía de lo que se podía esperar por ranking previo y, sobre todo, viendo el desarrollo de las primeras pruebas.
El colectivo por encima (pese al medallero)
España sigue mostrándose como nación de equipos por encima de las individualidades, algo que nos penaliza en el medallero frente a países de nuestro entorno. A nivel colectivo, la nota ronda el notable. De los nueve combinados en la pelea, solo las ‘Guerreras’ se quedaron sin llegar a cuartos y por una combinación de resultados y mala suerte. Los otros ocho, cinco diplomas y tres preseas. De Tokio sale un obligado relevo con las despedidas de los grandes protagonistas en varias generaciones de oro: Pau y Marc Gasol, Laia Palau, Raúl Entrerríos, Julen Aginagalde...
Quedan solo tres años para París 2024 y proyectan especial ilusión disciplinas como el remo, el tenis y el boxeo, igual que un atletismo que ha superado sus expectativas: raro ha sido el atleta que no ha pasado ronda o mejorado su plusmarca personal, muchos de ellos aún promesas que pueden ir a más. La mejor prestación en el mejor momento.
Sin caer en ‘buenismos’ también hubo sonados fracasos entre el amplio pelotón de inscritos. El ciclismo de carretera naufragó, especialmente el equipo masculino. También resultó escaso el ‘botín’ de la ‘triarmada’, con una terna masculina y un equipo mixto para aspirar a algo más que un décimo puesto. Algo parecido ocurrió en judo, un grupo de siete liderado por el número 1 del mundo Niko Sherazadishvili. ‘Shera’ cayó en cuartos y no pudo ‘repescar’ el bronce, cruces a los que no se acercó ninguno de los seis restantes.
Todos los medallistas españoles en Tokio 2020
Así ha evolucionado la presencia (e igualdad) de atletas españoles desde Barcelona′92
España se plantó en Tokio con la representación más amplia desde que fuera anfitriona en 1992. Los 326 atletas preinscritos (188 hombres, 138 mujeres) superaban en 20 la nómina de Rio y en tres el equipo llevado a Sidney, que ha marcado el techo en los últimos veinte años. La estadística marca una mayor diferencia entre hombres y mujeres, algo anecdótico dentro de un contexto global en el que la presencia femenina casi ha igualado a la masculina.
Más allá de lo cuantitativo de la cifra, una buena señal de la riqueza del deporte español es su variada presencia, tanto en pruebas colectivas como individuales. De equipos, solo fallaron rugby a siete (hubo doblete en Rio), beisbol, voleibol y gimnasia rítmica, mientras que en individuales únicamente quedaron huecos en lucha, ciclismo bmx y surf.