Ayuso rechaza ser equidistante: "No he visto en Vox barbaridades que sí están cometiendo muchos líderes de Podemos"
Aunque no lo ha mencionado, Vox sí tiene una larga lista de "barbaridades" detrás.
La presidenta de la Comunidad de Madrid y candidata del PP a la reelección, Isabel Díaz Ayuso, ha sostenido este miércoles que no es “equidistante” entre Vox y Podemos porque “no ha visto en Vox las barbaridades que sí están cometiendo muchos líderes de Podemos”.
Así lo ha trasladado en un almuerzo coloquio organizado por el Club Siglo XXI, donde ha puesto el foco en que en Podemos hay “condenados por agresiones” como su portavoz en la Asamblea, Isa Serra, a la que ahora “han escondido como buena mujer de Podemos hasta que pasen las elecciones”. Además, ha censurado que el líder de Podemos, Pablo Iglesias, pretendiese que ella “en el debate de Telemadrid no sonriera” porque él es el que “marca las normas”.
“Creo que no podemos ser equidistantes con un partido que arremete contra las instituciones constantemente, contra la figura de el Rey y que ha bebido de las peores dictaduras”, ha lanzando a continuación.
Para Ayuso, el proyecto de Podemos y de Iglesias está “en caída libre” y lo comprueba cuando recorre municipios y distritos “humildes”. “Todo pinta que va a quedar el último e incluso en algunas encuestas se ha visto que a lo mejor no es capaz ni siquiera de tener representación parlamentaria. Creo que sería maravilloso que esto sucediera”, ha declarado.
La ‘popular’ ha subrayado que Iglesias es el único “que convive con el terror” y ha remarcado “que ha nacido y ha bebido de las peores dictaduras”, que se ha “nutrido en los platós de las televisiones chavistas”, que ha fomentado “los escraches” y ha deseado “guillotina para el adversario político, o la quema y la destrucción de los escaparates en Madrid y Barcelona”. A su parecer, en las instituciones hay “más horror y más división” desde que llegó esta formación.
Exmiembros condenados por acoso sexual y otras perlas de Vox
Aunque Ayuso no lo haya mencionado en su intervención, lo cierto es que en Vox también ha habido casos polémicos. Además de ser un partido cuya campaña electoral en Madrid ha sido denunciada por la Fiscalía por “xenófoba” y por utilizar datos manipulados, los de Abascal nunca han participado en minutos de silencio por las mujeres asesinadas por violencia machista y siempre han bloqueado declaraciones institucionales en contra de la misma. Las propias víctimas se han encarado con Javier Ortega Smith por negar esta violencia.
A nivel nacional, la formación ultra no ha estado alejada de “barbaridades”. Por ejemplo, el líder de Vox en Lérida fue condenado a 14 años de prisión por abuso sexual a personas discapacitadas. Otro exmiembro andaluz de la formación, el juez Serrano, criticó duramente la sentencia de la Manada y puso en duda a la víctima. Tales fueron sus declaraciones que el mismo partido tuvo que marcar distancias.
Dos de sus miembros en Ceuta fueron citados para declarar por un chat racista en el que se vertían comentarios xenófobos sobre la comunidad musulmana de la ciudad autónoma.
Otro candidato del partido ultra, el de la localidad toledana de Villafranca de los Caballeros, está pendiente de juicio, acusado de abusar, al menos, de tres chicos, exhibicionismo y provocación sexual.
Aunque no hay que irse tan lejos para observar cómo el partido pasa algunas líneas rojas. Este martes se negó a votar una declaración contra las amenazas recibidas por varios dirigentes políticos en la Asamblea de Madrid.
También en el marco de la campaña electoral, la líder del partido en Madrid, Rocío Monasterio, reventó el segundo debate democrático que iba a tener lugar en la Cadena Ser, provocando a los candidatos y poniendo en duda las amenazas de muerte recibidas por Pablo Iglesias. Monasterio tuvo para todos: la moderadora y periodista, Ángels Barceló también recibió comentarios despectivos que han sido criticados por la Asociación de la Prensa.
No sólo eso: esta semana se ha hecho público cómo utiliza Vox algunas imágenes para manipular lo que pasa en sus mítines y victimizarse. Después de que un seguidor de Abascal propinase una patada a un policía en un mitin Navalcarnero, varios líderes ultras no tardaron en señalar a los “ultraizquierdistas”, dando una información falsa que el padre del joven acusado tuvo que desmentir.