A Ayuso le encanta La Moncloa
La presidenta de Madrid aprovecha su visita a Sánchez: se presenta como la verdadera oposición y lanza su discurso nacional.
A Isabel Díaz Ayuso se le queda pequeña la Puerta del Sol. Le gusta más enfilar la carretera de La Coruña. Le encanta La Moncloa. Este viernes la ha pisado para entrevistarse con Pedro Sánchez y ha ido a “aprovechar” -ella mismo ha utilizado ese verbo- la breve estancia en el palacio presidencial.
Ha sido cerca de hora y media con Pedro Sánchez. ¿Política a la madrileña?, menos cocido y más pan con tomate. Rapidito, rapidito ha explicado las exigencias autonómicas: inversiones en infraestructuras, exigir una EVAU nacional, eliminar la ley Celaá, ofrecer el Zendal, choque por impuestos. Con tintes nacionales. Pero aquí hemos venido a hablar de otro libro: Cataluña.
Díaz Ayuso ha ido a jugar a ser una líder nacional en La Moncloa, con la excusa de que esto es una casa familiar con todas sus autonomías. Pero, desde luego, aquello de la defensa de los intereses madrileños se ha convertido en un discurso ‘a la española’ para atacar al Gobierno por los indultos. Ella quiere que se le escuche en todo el país y no deja nada a la improvisación: citando a Cádiz, a Toledo, a Galicia. Que no se quiere inmiscuir en los otros, dice, pero ella se da voz y voto como “locomotora” económica del país y “casa de todos”.
Todo lo que hace Ayuso está perfectamente estudiado y hoy quería ese papel nacional, olvidándose del discurso ultraregionalista con el que ganó el 4 de mayo. Con la excusa de la Puerta del Sol, pero a ella se le va más cómoda hablando de indultos y de independentistas que de centros de salud y residencias. No ha respondido directamente a si lo de hoy era una carta de presentación para otras cosas. Siempre respeta a Pablo Casado, pero su sombra cada día es más alargada. Su mera seguridad en el atril ante los periodistas ya demuestra lo cómoda que está en Moncloa.
Todo ello lo ha preparado con Miguel Ángel Rodríguez, que conoce muy bien esa casa como portavoz durante años del primer Gobierno de José María Aznar. A Casado, como reconocen muchos en el partido, sólo le queda un último partido (las elecciones de 2023) y si no lo logra, adiós. Entonces, nadie lo duda, Ayuso ascendería casi por aclamación divina. El líder del PP sabe que la madrileña no le va a traicionar, pero en el despacho de Teodoro García Egea se fían mucho menos de lo que pasa en la Puerta del Sol.
Ella ha querido tirar de heroísmo castellano y ha vendido que le ha echado en cara a Sánchez la “preocupante” situación del país: “España está secuestrada por minorías”. Iba todo ensayado y guionizado en los papeles que leía durante la rueda de prensa: “Los intereses de España y Pedro Sánchez son distintos”, “deterioro de las instituciones y de la igualdad”, “corre peligro nuestro prestigio y solvencia en el mundo”, “ruptura con el modelo constitucional”, “cambio de modelo”, “se rompe la convivencia”, “las reglas del juego están en tela de juicio”... Sacando las obsesiones de Cataluña: ella está convencida de que los indultos no servirán para nada (aunque no ha ofrecido ni un solo plan para Cataluña durante la rueda de prensa centrada en eso). Y con nuevas leyes en la diana, como la de Seguridad Nacional.
Ella se ha encargado de recordar en Moncloa, y con la calle Génova pendiente, que es el muro contra Sánchez, como repite día tras día. Y ahora ya con el control de Telemadrid, tras cambiar la ley con el apoyo de Vox sin negociar con la oposición un cambio tan sensible afectando a una corporación pública. Lo ha justificado en la audiencia, pero tenían ganas de eliminar a la dirección desde que llegara al poder. Es la primera ley que saca adelante la Asamblea recién constituida.
Eso sí, ha habido cambio de escenficiación. Esta vez Moncloa ha hecho ir a Ayuso al palacio, sin comparecencias conjuntas y banderas. Como con el resto de presidentes, foto común, pero luego ruedas de prensa separadas y el Gobierno en la sala grande, con la voz de María Jesús Montero. Otro dato: la presidenta madrileña ha querido comparecer desde La Moncloa y no hacerlo en Sol (hace unos días, por ejemplo, Pere Aragonés prefirió hacerlo desde la Delegación de la Generalitat en Madrid).
Ayuso ha recuperado el discurso más duro del PP en materia territorial, hablando de “enemigos” de la “gran nación” de España. Es “inaceptable” lo que está pasando en Cataluña, para ella, lanzando una visión catastrofista y balcánica diciendo que esto pasará de manera “inminente” en País Vasco, y se repetirá en Navarra, la Comunidad Valenciana y Baleares. Entre sus argumentos está que no quiere una fiscalidad diferente para Cataluña, pero se le ha olvidado decir que Madrid también modula sus impuestos y que muchas autonomías la consideran un paraíso fiscal por su dumping. Foco para toda España, que la vean todos, que se cuele en todos los rincones: “Mi Gobierno está aquí para cada español que necesite amparo”. No se ha acordado de decir que esa casa es el PP, se atribuye a ella esa misión.
A Ayuso le gusta La Moncloa, y se le nota.