Se ofrece a hacerle la compra a un anciano en el confinamiento y le estafa 10.000 euros
El detenido se gastó el dinero en apuestas online, préstamos bancarios, facturas y establecimientos hosteleros.
Un nuevo caso que resta credibilidad a aquello de que saldríamos mejores y más fuertes de la pandemia. La Policía Nacional de Albacete ha detenido a un hombre como el presunto autor de varios delitos de estafa, falsedad documental y usurpación de estado civil. No obstante, la gravedad de lo que presuntamente hizo radica en a quién, cuándo y con qué pretexto lo hizo.
Como ocurrió en una muestra de bellos gestos durante los comienzos de la pandemia, el detenido se había ofrecido a realizarle la compra y a retirarle dinero del cajero a un anciano cuando lo necesitase. Sin embargo, la ayuda le salió cara al mayor, concretamente por un importe de 10.350 euros, la misma cantidad que el presunto autor de los delitos se habría embolsado en sus cuentas bancarias.
Tras haberse aprovechado de la confianza depositada, el detenido habría sacado dinero del cajero con la cuenta del anciano con el fin de formalizar cuatro préstamos bancarios, pero también para acceder a plataformas de juego online, pagarse recibos telefónicos y hasta facturas en diversos establecimientos hosteleros.
Después de sufrir un ictus
Fue una trabajadora social de un centro sociosanitario albaceteño la que presentó una denuncia en la comisaría, en representación del mayor que, por su delicado estado de salud tras haber sufrido un ictus en diciembre, no podía desplazarse él mismo a las dependencias policiales.
Con todo, el anciano manifestó haber conocido al acusado hace dos años, pero que fue durante los meses del primer Estado de Alarma cuando se prestó a ayudarle. Después de sufrir el ictus que le obligó a estar hospitalizado durante mes y medio, comenzó a interesarse por sus cuentas bancarias.
Se da la circunstancia de que la víctima sufrió un ictus en diciembre pasado, lo que le obligó a permanecer hospitalizado durante mes y medio y a ser ingresado posteriormente en un centro sociosanitario, momento en el que el anciano empezó a interesarse por sus cuentas bancarias y así detectó la serie de movimientos realizada desde abril de 2020 que, evidentemente, él no había autorizado.
La Policía pudo comprobar que los recibos de telefonía se correspondían con el abono de facturas atrasadas a nombre del ahora detenido y que éste tenía dos tarjetas bancarias asociadas a la cuenta de la víctima con las que realizaba extracciones en cajeros automáticos.