Así tendrá que arreglar Puigdemont sus papeles en Bélgica si quiere seguir allí

Así tendrá que arreglar Puigdemont sus papeles en Bélgica si quiere seguir allí

Tiene que declarar un domicilio y unos ingresos para estar legalmente.

El expresident catalán Carles Puigdemont, el pasado 12 de enero durante un acto del grupo parlamentario de Junts per Catalunya en Bruselas.Francois Lenoir / REUTERS

El próximo 30 de enero, coincidiendo con la fecha prevista para la investidura del nuevo president de la Generalitat catalana, Carles Puigdemont cumple tres meses de estancia en Bélgica. Es el periodo máximo que tiene todo ciudadano de un país comunitario para residir en otro libremente, sin informar de dónde vive ni qué medios tiene para mantenerse. Ahora el tiempo apremia: si decide quedarse en el país y no regresar a Cataluña, forzosamente tendrá que inscribirse, empadronarse y explicar si tiene dinero para subsistir. "Tendrá los mismos derechos y los mismos deberes que cualquier ciudadano europeo", avisó el primer ministro belga, Charles Michel, al día siguiente de su sorprendente llegada. Eso implica que ahora tiene una larga cita con la burocracia local.

Las normas de la Unión Europea reconocen el derecho a la libre circulación de todo ciudadano perteneciente a países miembro, que pueden estar hasta 90 días haciendo turismo o negocios, estudiando, visitando a amigos o familiares... En realidad, pasados 10 días desde la llegada a Bélgica la norma dice que hay que declarar dónde se localiza cada persona, salvo las que se encuentren en un hotel, en un hospital o bajo arrresto. Este trámite es muy poco conocido y aún menos cumplido, según reconocen en las oficinas del organismo para la integración de extranjeros Atlas, de Amberes.

Por el momento no ha trascendido si Puigdemont ha cumplimentado ese paso, como se desconoce igualmente si ha emprendido el papeleo para declarar aquí su residencia. Su equipo, según reproduce estos días la prensa catalana, insiste en que esta regularización no se contempla por ahora, pese a que el calendario aprieta, porque entienden que a finales de mes el candidato de Junts Per Catalunya estará de nuevo ejerciendo como president. Puigdemont se encuentra en la misma situación que los otros cuatro exconsellers que huyeron con él a Bruselas, Antoni Comín (Salud), Clara Ponsatí (Enseñanza), Meritxell Serret (Agricultura) y Lluís Puig (Cultura). Los cinco están imputados por rebelión, sedición, malversación, prevaricación y desobediencia y si pisan suelo español serán detenidos, insiste el Gobierno.

Si se agotan los 90 días de gracia, el ciudadano que quiera quedarse en Bélgica debe acudir al ayuntamiento o comuna del lugar en el que vaya a residir. No puede hacerse online, es un trámite presencial. El primer paso que reclaman las autoridades locales es demostrar que se tiene un hogar estable. Para ello hay que presentar al menos un contrato de alquiler, aunque también es normal que se soliciten contratos de luz, agua o gas. Hecho esto, en un plazo de unas dos semanas agentes de la Policía de barrio se personan en la dirección aportada para comprobar que efectivamente el declarante vive donde dice.

La visita se hace sin avisar, puede ser entre semana o en fin de semana, en horas de trabajo o por la noche, y su revista puede ser superficial o profunda: lo básico es mirar si ya tienes puesto tu nombre en el buzón de la casa o en el timbre, pero también pueden revisar las habitaciones de la casa, las dimensiones de la nevera o la basura que se genera para ver si todo concuerda con el número de personas empadronadas en esa misma dirección. Si Puigdemont decide traerse a sus hijos a Bélgica, además, el protocolo se amplía con preguntas sobre su escolarización.

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  Carles Puigdemont, el pasado 25 de noviembre en Brujas, presentando la lista de Junts per Catalunya.EFE

¿TIENE DINERO PARA MANTENERSE?

A continuación, quien quiera registrarse como residente debe demostrar que se encuentra en alguna de las categorías económicas de solicitante reconocidas formalmente: las habituales son las de empleado asalariado o autónomo, solicitante de empleo o estudiante; no obstante, hay una cuarta fórmula: la del aspirante que tenga recursos suficientes para vivir en Bélgica por su cuenta, lo que incluye que tiene un seguro médico propio y no necesita de los servicios sociales. Esa es la clave de todo: convencer a las autoridades de que tu estancia no va a ser un lastre para el país de estancia.

Pasadas las elecciones catalanas del 21 de diciembre, en las que el expresident ha vuelto a sacar un escaño en el Parlament y, por tanto, cobrará al mes poco menos de 3.000 euros, le será fácil optar por esta última salida, pese a que el Gobierno belga pone duras condiciones a quienes elijan este modelo, por el riesgo que supone. También se contempla que un ciudadano, además de informar de que cobra por un trabajo hecho en otro país, defienda su petición porque tiene ahorros importantes, es rentista, tiene inversiones o alquileres o incluso cuenta con el aval de alguien (lo que suele ocurrir en el caso de matrimonios o allegados).

El trámite completo no debe tardar más de 90 días en estar resuelto y entonces el solicitante ya tendrá su número nacional belga en una especie de DNI que cuesta unos 20 euros. Tiempo suficiente -siempre que Puigdemont y su exconsellers lo inicien, obviamente- para aclarar su situación económica. En este momento, como ha confirmado su partido, el sucesor de Artur Mas no está cobrando salario alguno de JuntsXCat porque no tiene cargo orgánico y, tras la aplicación del artículo 155 de la Constitución y la intervención del Govern, Puigdemont renunció además al salario que le correspondía como expresident autonómico.

Según ha adelantado La Vanguardia, "se bajaran distintos empleos posibles" para él si se da el caso de que no se convierte en president y sigue viviendo en Bélgica. A saber: podría ser candidato en las elecciones al Parlamento Europeo que deben celebrarse en 2019, ser proclamado representante permanente de la Generalitat ante la UE o incluso ostentar un cargo "por definir" de representación del Ejecutivo catalán en el exterior.

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  Ejemplo de tarjeta de identidad expedida en Bélgica.Federale Overheidsdienst Binnenlandse Zaken

¿Y CUÁL SERÁ SU PUEBLO?

En el caso de que se empadrone en Bélgica, todo parece indicar que su nuevo municipio será el de Sint Pauwels, al que hasta una entrada de Wikipedia en catalán da como su pueblo de residencia en estas semanas. A Puigdemont ha sido muy complicado seguirle la pista en estos tres meses, celoso como ha sido de su seguridad (física y jurídica): se le ha avistado en cafés de Bruselas viendo partidos del Girona o tomando algo con asesores, en la ópera de Gante, con militantes en Brujas, trasladándose para ver a su abogado, Paul Bekaert, que trabaja en Tielt... Han trascendido los nombres de hoteles y apartahoteles de Bruselas y Lovaina donde se alojó inicialmente pero medios como El País lo han localizado finalmente en Sint Pauwels, una localidad de menos de 4.500 habitantes situada a 54 kilómetros de la capital belga, a medio camino entre Amberes y Gante. No ha trascendido dónde se encuentran los otros cuatro políticos del exilio, aunque sí que cada uno vive ya en casas particulares. Tampoco quién paga todo, alquileres y transportes fundamentalmente, aunque muchos apuntan al empresario Josep Maria Matamala como uno de los principales financiadores.

La villa en la que empezó pasando los fines de semana, donde recibía la visita de sus familiares y que podría ser su vivienda formal en suelo flamenco tiene unos mil metros cuadrados y 2,5 hectáreas de terreno, estaba a la venta por un precio de 895.000 euros y es propiedad de un empresario cercano al alcalde amberino, Bart de Weber, líder del nacionalista N-VA (Nueva Alianza Flamenca), el único partido belga que está mostrando a las claras su apoyo al político catalán, después de que el viaje de Puigdemont generase una crisis en el gabinete de Michel y éste prohibiera a sus aliados implicarse en el espinoso asunto catalán.

Justo esta formación ha invitado a Puigdemont a un acto el 30 de enero, cuando se acaban los plazos de la burocracia belga y cuando el Parlament debe elegir a un nuevo president; se trata de la recepción que con motivo del nuevo año dan de forma tradicional, que este 2018 se celebra en Lovaina. Los medios belgas se han hecho eco de este evento, aunque lo desligan un tanto del procés y la independencia catalana, tan aplaudida por el N-VA. Portavoces de los nacionalistas han constatado a diarios como Le Soir que el testimonio de Puigdemont les será de ayuda porque logró arrebatarle al PSC la alcaldía de Girona (había sido socialista entre 1979 y 2011), lo mismo que ellos pretenden hacer en Lovaina (donde también el gobierno es rojo desde hace más de dos décadas).

Esta es la teoría, lo que dice la ley y la burocracia. La voluntad de Puigdemont... eso es un misterio.