Así operaba en España la red internacional de estafas con criptomonedas desarticulada en Albania
Se calcula que en territorio español hay más de 17.000 personas afectadas por los engaños de la organización.
Una investigación internacional en la que han participado los Mossos d’Esquadra y la Guardia Civil se ha saldado con el desmantelamiento en Albania de una presunta organización criminal transnacional que estafaba a sus víctimas mediante supuestas inversiones en criptomonedas.
El número de perjudicados podría ascender a cientos de miles y en España se estima que más de 17.000 personas habrían sido víctimas de esta organización. Se calcula que la red investigada obtenía unos 400 euros al minuto y, desde el comienzo de la investigación, habrían logrado beneficios cercanos a los 2.400 millones de euros.
La Guardia Civil ha precisado en un comunicado que las pesquisas comenzaron en el año 2018. La primera de las denuncias fue la de una mujer de avanzada edad que señaló que le habían robado más de 800.000 euros. La víctima explicó que el engaño se produjo a raíz de una llamada telefónica en la que un supuesto “experto en finanzas” le propuso realizar inversiones millonarias en criptomonedas.
En principio, la mujer solo tenía que transferir 250 euros, pero los grandes beneficios que los estafadores simulaban obtener hicieron que la mujer acabara invirtiendo importantes cantidades de dinero.
En ese momento, la organización instaló un programa en el ordenador de la víctima para controlar todos sus movimientos económicos, haciéndole perder los ahorros que tenía en sus cuentas bancarias.
Falsos brókeres que manipulaban a las víctimas
El modus operandi se basaba en falsos brókeres que contactaban con las víctimas potenciales desde centros de llamadas ubicados en Albania. Los estafadores simulaban poseer un gran conocimiento del mundo de las finanzas, manipulaban a los potenciales inversores con técnicas persuasivas y ofrecían grandes beneficios partiendo de pequeñas inversiones.
Los delincuentes utilizaban técnicas de ingeniería social para que realizaran inversiones en plataformas web controladas por la organización. Las inversiones iniciales eran de 250 euros y pronto informaban a la víctima de grandes beneficios que realmente eran falsos, con lo que la confianza hacia su bróker evolucionaba favorablemente y ocasionaba que esta siguiera depositando más dinero en la plataforma.
Por otra parte, durante el proceso, la red lograba que su víctima autorizara la instalación de un software de acceso remoto a su ordenador personal. Con el mismo, los estafadores conseguían poder acceder a las claves bancarias.
Cuando el inversor quería retirar la totalidad o parte de los beneficios obtenidos, se le pedía más dinero para poder retirar los fondos con diferentes excusas, como el pago de impuestos o supuesto fallos del sistema. En caso de no conseguir más inversión por parte de la víctima, la organización accedía a la información bancaria personal y vaciaba sus cuentas.