Asalto al Congreso de Brasil: la democracia brasileña revive la toma del Capitolio
La democracia brasileña resiste al ataque golpista de los seguidores de Bolsonaro. Más de 300 detenidos y destrozos en la sede del Ejecutivo, la Corte Suprema y el Congreso.
Dos años después de que unos republicanos radicales, firmes defensores del fraude electoral en los comicios en los que Joe Biden derrotó a Donald Trump, los seguidores Jair Bolsonaro asaltaban la sede del Ejecutivo brasileño, la Corte Suprema y el Congreso Nacional de Brasil con la idea de dar un golpe de estado y derrocar a Lula da Silva.
Un cambio de escenario que, sin embargo, se parece demasiado:
El asalto de los bolsonaristas se produce una semana después de la investidura de Lula, quien derrotó a Bolsonaro en la segunda vuelta de las elecciones en octubre. Los partidarios de Trump, en cambio, irrumpieron en el Capitolio el 6 de enero de 2021 en un intento de impedir que se ratificara la victoria de Biden en las elecciones presidenciales de 2020.
Los simpatizantes de Trump asaltaron el Capitolio después de que el entonces presidente republicano pronunciara un discurso incendiario en el que les instó a marchar hacia el Congreso, cuando las dos cámaras estaban reunidas para refrendar el triunfo electoral de Biden.
De una manera similar a Trump, Bolsonaro ha alimentado el descontento de su base desde su derrota y abandonó la Presidencia sin haber reconocido que perdió en las elecciones, como el estadounidense hizo en su día.
Las protestas de este domingo fueron convocadas por los grupos bolsonaristas que llevan acampados frente al Cuartel General del Ejército en Brasilia desde el día posterior a las elecciones. En más de dos meses de concentraciones, los radicales han protagonizado varios hechos violentos, entre ellos un ataque a una sede policial y un intento frustrado de colocación de un explosivo cerca del aeropuerto de Brasilia, hace dos semanas.
Desde su salida de la Casa Blanca, Donald Trump fijó su residencia en su mansión de Mar-a-Lago, en Florida. El mismo estado al que se ha ido Bolsonaro para eludir la investidura de Lula.
Se desconoce si ambos han tenido algún tipo de contacto allí: no sería de extrañar dada la gran sintonía que los dos mostraron cuando estaban en el poder. Sin embargo, el expresidente brasileño ha condenado tibiamente el intento golpista, negando responsabilidades en el asalto a las instituciones en Brasilia.
Desde el asalto al Capitolio de Estados Unidos, más de 950 personas han sido arrestadas y 192 han recibido penas de cárcel. Respecto a Trump, el comité que ha investigado los hechos concluyó en su informe presentado en diciembre, que el expresidente conspiró para revertir el resultado electoral y exhortó al Congreso que impida que Trump pueda presentarse de nuevo en las elecciones de 2024.
En el asalto al Congreso de Brasil, al menos 300 partidarios del expresidente brasileño han sido detenidos. La Policía Civil de Brasilia señaló que los detenidos “están siendo identificados” y se les está tomando declaración dentro del proceso que “investiga todos los actos criminales ocurridos”.
Por suerte, en esta ocasión no ha habido que lamentar víctimas mortales, pero sí se han cuantificado numerosos destrozos. Obras de arte en el suelo, ventanales rotos y equipos y muebles destruidos fue el rastro del caos dejado por los bolsonaristas que invadieron este domingo las sedes del Parlamento, la Presidencia y la Corte Suprema de Brasil.
“Fue algo que nunca imaginé ver. Es depredación, vandalismo, caos y destrucción”, manifestó en un video con las imágenes de los locales invadidos el ministro de la Secretaría de Comunicación del Gobierno, Paulo Pimenta.
Robo de armas en la Presidencia de Brasil
Los bolsonaristas radicales que invadieron este domingo la sede de los tres poderes robaron armas de fuego guardadas en el Gabinete de Seguridad Institucional. El ministro de Comunicación Social, Paulo Pimenta, mostró en un vídeo dos estuches vacíos de armas de fuego, encima de un sofá parcialmente quemado.
El diputado Wadih Damous, que acompañó al ministro en el recorrido, subrayó que los ladrones “tenían información” de lo que se guardaba en ese despacho, puesto que se llevaron armas, munición y documentos.