Acabar con la repetición de curso: "un paracetamol" frente a la "enfermedad" del fracaso escolar
España sigue siendo uno de los países con mayor tasa de repetición de la OCDE.
A pesar de la mejoría, España sigue siendo uno de los países con mayores tasas de repetición de la OCDE —un 30% frente a una media del 10%—. Una medida que, cada vez más, critican los docentes y que desde el propio Ministerio de Educación quieren convertir en “excepcional”.
El profesorado advierte de que ni es la solución ni mejora el rendimiento de los alumnos, y los informes lo corroboran. Según PISA, un estudiante que repite no obtiene resultados más positivos en los años posteriores sino que, por el contrario, esto llega a aumentar el riesgo de abandono escolar temprano.
Con los datos en la mano, desde el departamento que ahora dirige la nueva ministra Pilar Alegría, se ha elaborado un proyecto del real decreto que regulará la evaluación y la promoción de curso en primaria, secundaria y bachillerato en el que se da un vuelco al sistema vigente, estableciendo que los centros educativos no podrán hacer repetir a un alumno basándose solo en el número de suspensos.
Decisión consensuada por el equipo docente
“Repetir es una muy mala medida por dos cuestiones: una conceptual y otra experimental”, expone Mario Gutiérrez, presidente del CISF Educación. “La repetición en sí misma es un síntoma del problema. Cuando un niño o una niña repite es porque hay un retraso educativo en su formación y, por tanto, donde hay que poner el foco no es en la eliminación de la repetición, que sólo aplazará la cuestión”, sostiene.
“Además, desde el punto de vista experimental, estamos hablando de volver a a algo que no es nuevo y que ya se probó en España”, recuerda, “desde 1990 con la LOMSE hasta el año 2006 con la aprobación de la LOE por el propio PSOE”. “Entonces ya se dieron cuenta del poco éxito que supuso no tener un numero máximo de suspensos, porque esto derivó en un fracaso escolar que rondaba el 36%. Muchos chavales llegaban a los 16 años sin haber recuperado lo que habían perdido, por lo que lo único que se hizo fue retrasar el problema”, destaca. “Es un mal en sí mismo, tanto para el propio alumnado como para el sistema educativo en su conjunto”.
Rendimiento educativo en función del poder adquisitivo
Gutiérrez advierte que una modificación como ésta solo traslada “una rebaja del esfuerzo”, algo que considera “debe ser parte integrante de la formación”. “Queda, además, la sensación de que sólo quienes tienen alto poder adquisitivo pueden llegar a tener altos rendimientos educativos y la imagen que se da es de que los títulos se regalan, y esto afecta principalmente a la educación pública”, señala. “Si tú eres una madre o un padre de un niño que va mal, y tienes posibilidades, seguramente contrates a alguien para que le refuerce con clases particulares”, algo que no pueden permitirse todas las familias.
La ONG Save the Children enfatiza en este punto: “A igual rendimiento, el alumnado con menos recursos repite hasta seis veces más que aquel con un mayor nivel socioeconómico, según los datos de PISA”.
“Influyen muchos condicionantes”, destaca Macarena, docente de primaria en un centro madrileño. “Es lógico que familias más pudientes no pueden prestar, en la mayoría de ocasiones, suficiente atención a sus hijos. En muchos casos porque tienen jornadas laborales eternas y en otros porque directamente no poseen los conocimientos ni las herramientas para que los menores no se queden atrás”.
El refuerzo de las familias en este sentido es básico en las primeras etapas educativas, reconoce la maestra, y bajo estas circunstancias, se convierte en algo prácticamente inexistente.
“La consecuencia de esta situación es la repetición y, en muchos casos, esto genera un resultado todavía peor para el alumno”, expone. “Esto disminuye su autoestima generándole aún más frustración al apartarle de su entorno y desmotivándole a la hora de conseguir los objetivos académicos establecidos partiendo otra vez de cero”.
“Nuestras propuestas son evidentes”, añade Gutiérrez. Llevamos avisando sobre esta cuestión desde que se aprobó la LOMLOE, pero evidentemente no nos hicieron caso. Eliminar la repetición es el paracetamol, pero lo que hay que erradicar es la enfermedad, es decir, el retraso educativo que tienen nuestros alumnos”.
“El sistema educativo debe poder evaluar los retrasos y tener refuerzos y desdobles con más profesorado y menos estudiantes para que esos niños reciban clases particulares en sus centros. Con las ratios actuales es lógico que muchos chavales se puedan sentir desconectados de la generalidad, se vean perdidos, y que en ocasiones, los docentes no puedan apreciar las necesidades individuales de cada uno. La cuestión central no debe ser el aprobar para que no caigan las estadísticas, hay que hacer algo más allá”, recalca.
Falta de unanimidad
Otro de las principales críticas a esta decisión es la falta de un criterio objetivo y unánime.“Está claro que va a generar desigualdades entre los centros educativos y malestar entre el alumnado”, añade Gutiérrez.
Desde la Secretaría de Estado de Educación justifican que los niveles de rendimiento bajo de los alumnos españoles son similares a la media de la Unión Europea, pero señalan que “hay estudiantes que en otro sistema educativo no estarían repitiendo y en España sí”, como reconoce su principal responsable, Alejandro Tiana.
La propia UNESCO considera “una rareza” esta situación y así lo plasma en su informe anual sobre educación conocido como GEM Report 2020, en el que, además, destacan las tareas pendientes de España en materia de inclusión.