2019: el año en que se juzgará el procés
El juicio y la sentencia a los políticos catalanes marcará la actualidad en Cataluña, donde se librará una batalla sin cuartel para conseguir la alcaldía de Barcelona
Cataluña seguirá marcando la agenda política este 2019. El juicio en el Tribunal Supremo (TS) a los miembros del anterior Govern, la relación de los independentistas con el Ejecutivo de Pedro Sánchez y las elecciones municipales donde se disputará el control de Barcelona determinarán un año en el que se esperan, de nuevo, movilizaciones por parte del secesionismo.
Será un 2019 tenso en Cataluña, después de un 2018 que ha servido de impasse entre el 1-O y el juicio a sus organizadores. La legislatura catalana, pendiente de un hilo desde su inicio, se verá marcada por la respuesta en la calle a lo que suceda en el Supremo y por la siempre latente amenaza de un nuevo 155. En su discurso de año nuevo el presidente de la Generalitat, Quim Torra, ya anticipó un 2019 de confrontación, que tendrá su pistoletazo de salida cuando empiece el juicio a los líderes independentistas, previsiblemente en enero. Repasamos los principales asuntos que marcarán este nuevo año en Cataluña.
Jordi Cuixart, Jordi Sànchez, Oriol Junqueras, Carme Forcadell, Josep Rull, Joaquim Forn, Jordi Turull, Dolors Bassa y Raül Romeva serán juzgados a partir de enero en el Tribunal Supremo, acusados de un delito de rebelión por la organización del 1-O. La Fiscalía del tribunal pide 25 años para Junqueras, 17 para los 'Jordis' y Forcadell y 16 para Forn, Turull, Bassa, Rull y Romeva.
Prácticamente ningún cargo independentista contempla la absolución de los llamados líderes del Procés, con lo que el secesionismo ya calienta motores para llevar a cabo una gran movilización para el juicio. La ANC prepara acciones tanto para el juicio como para el momento de la sentencia, vista por una parte del independentismo como una nueva "ventana de oportunidad" para forzar al Gobierno a negociar la autodeterminación de Cataluña.
Ante la desorientación de un Govern sin hoja de ruta, el president de la Generalitat, Quim Torra, y los suyos fían el devenir de la legislatura a esas movilizaciones. La relación entre JxCAT y ERC, los dos partidos que sustentan el Ejecutivo catalán, es cada vez más distante y el único denominador común es la reivindicación de la libertad de los políticos presos o en el extranjero. Mientras las encuestas sigan beneficiando a ERC, sin embargo, la posibilidad de adelantar las elecciones coincidiendo con estas movilizaciones no está encima de la mesa del president.
Sin los presupuestos aprobados y con dificultades para conseguir mayorías parlamentarias, la acción de la Generalitat seguirá en la línea mostrada hasta ahora: sin apenas leyes aprobadas y con el grueso de la acción gubernamental dedicada al Proceso independentista. Así lo confirmó Torra en el discurso de año nuevo emitido el 30 de diciembre, donde emplazó a los catalanes a "redoblar el esfuerzo" para este año "realizar el mandato democrático de la libertad" y "sublevarse ante la injusticia".
Las municipales de mayo también serán determinantes, sobre todo en Barcelona. Tanto el independentismo como el constitucionalismo se han conjurado para arrebatarle la vara de mando a la actual alcaldesa, Ada Colau, en unas elecciones en las que la cuestión nacional seguirá muy presente.
Todas las fuerzas consideran Barcelona una prioridad y dedicarán grandes recursos a la campaña. En el independentismo se friegan las manos con recuperar la capital catalana y en el constitucionalismo ven las municipales como un punto de inflexión para iniciar un cambio de rumbo en la Comunidad. A pesar de los intentos de bastir una candidatura unitaria, el independentismo cuenta ya con cuatro listas que probablemente disgregarán el voto soberanista. El constitucionalismo, por su parte, fía su baza a una candidatura de Manuel Valls que no acaba de obtener los apoyos que esperaba.
La terna de candidatos a uno y otro bando anticipa una campaña marcada por el eje nacional, a pesar de que los candidatos insisten en su voluntad de hablar de los temas de ciudad. Será muy complicado que el Procés quede al margen de los comicios y, probablemente, Colau se verá en medio de un fuego cruzado entre ambos lados: unos la acusarán de independentista, otros de españolista.
La elección de Valls por Ciudadanos –un exprimer ministro francés que nunca ha vivido en la ciudad– ya demuestra que en la batalla por Barcelona se juega mucho más que una alcaldía. El PP, por su parte, también presenta a un candidato, Josep Bou, sin experiencia política alguna pero que se ha significado duramente contra el independentismo presidiendo la asociación antiindependentista Empresaris de Catalunya.
¿Apoyarán los independentistas finalmente los Presupuestos de Pedro Sánchez? ¿Conseguirá Quim Torra aprobar sus cuentas? La relación que mantengan el Ejecutivo central y el catalán también será determinante este 2019. El inicio del diálogo iniciado entre Torra y Sánchez el pasado 20 de diciembre podría acabar fructificando en el apoyo de los independentistas a las cuentas del Gobierno, algo que desde el PDeCAT siguen poniendo en duda.
La Generalitat también tiene el mismo problema en Cataluña y no tiene apoyos para sus Presupuestos, pero ahora mismo la opción de un cambio de cromos parece muy remota. Con todo, la capacidad de llegar a acuerdos entre ambos equipos marcará lo que les queda de legislatura. Sánchez puede verse muy presionado por la derecha política y mediática por negociar con un presidente que no ha abandonado sus aspavientos rupturistas, pero es la única manera que tiene de agotar su mandato. A Torra, por su parte, también puede salirle caro negociar con La Moncloa mientras hay políticos independentistas en la cárcel, pero la opción de unas nuevas elecciones con la irrupción de la extrema derecha en el Congreso tampoco agrada en Cataluña.
El PDeCAT ya ha mostrado, de nuevo, su división al respecto durante la última semana de diciembre: en apenas unas horas, el diputado en el Congreso, Ferran Bel, se mostró a favor de que su partido permitiera la tramitación de las cuentas en la Cámara Baja. Poco rato después, su compañera en el grupo y vicepresidenta del PDeCAT, Míriam Nogueras, lo desautorizó y dijo lo contrario.