Ante el 8 de marzo: nadie lo hará por nosotras
Qué lejos debemos estar de la igualdad entre mujeres y hombres cuando, en un campo de fútbol de un equipo tan importante y tan seguido como el Betis, miles de aficionados gritan a coro, y sin ningún pudor, que una presunta víctima de violencia de género es una puta que se merece todas las bofetadas.
Qué lejos debemos estar de la igualdad entre mujeres y hombres cuando, en un campo de fútbol de un equipo tan importante y tan seguido como el Betis, miles de aficionados gritan a coro, y sin ningún pudor, que una presunta víctima de violencia de género es una puta que se merece todas las bofetadas.
Qué lejos queda aún la libertad de las mujeres cuando más de un tercio de las jóvenes españolas aceptan ser controladas por sus novios, como refleja la última encuesta del CIS.Y no digamos lo lejos que queda el reconocimiento a nuestra integridad moral y física cuando, en España, la media de asesinatos por violencia de género es de más de uno a la semana.
Aumenta la brecha salarial, desciende la población activa femenina, ocupamos el 80% de los contratos a tiempo parcial, y las jóvenes de 16 y 17 años que tengan graves problemas familiares se verán forzadas a abortar clandestinamente.
Avanzamos tan despacio que parece que nos detenemos. Damos tres pasos y volvemos a retroceder. No conseguimos mover radicalmente el fondo del problema: la discriminación y la subordinación de las mujeres. La crisis económica y la híper austeridad, combinadas con el modelo ideológico de la derecha -que jamás ha movido un dedo por las mujeres españolas- nos devuelven a décadas atrás.
Las y los expertos aseguran que aumenta, sin cesar, el número de mujeres y niñas víctimas de la trata y de la explotación sexual. Por lo visto, en épocas de crisis, se consume más prostitución y hay mayor oferta. A ello hay que sumar que las nuevas tecnologías han disparado el uso de la pornografía infantil.
En estos días, hemos sabido que la película 50 Sombras de Grey está siendo un éxito de taquilla. Tan sólo espero que las jóvenes espectadoras la vean con ojos críticos... El control sobre sus vidas les pertenece a ellas, a nadie más.
También sería una buena noticia que los nuevos partidos que hoy llenan de esperanza a muchos, llenaran de mujeres sus equipos dirigentes. En el año 1992 se celebró en Atenas la Cumbre Internacional Mujeres al Poder, que fue inaugurada por la gran Melina Mercouri y que reivindicó en la misma cuna del gobierno del pueblo la Democracia Paritaria -no menos del 40 por ciento ni más del 60 por ciento de ningún sexo en las estructuras de poder-. 23 años después, en Atenas, Alexis Tsipras ha compuesto un Gobierno exclusivamente masculino. Enorme paso atrás.
En Europa, el debate sobre la igualdad entre mujeres y hombres ha perdido fuerza -"¡Bastante tenemos con la crisis!", parecen decir los líderes- y, sin embargo, la crisis actual tiene un rostro femenino como nunca antes lo tuvo.
Estamos retrocediendo y debemos denunciar la actual deriva. Vivimos un momento en el que urge reactivar todas las alianzas posibles para volver a dar fuerza y protagonismo al combate por nuestra autonomía y nuestra dignidad. Nadie lo hará por nosotras.