La caótica guerra arancelaria de Trump: la nueva amenaza a Canadá que ha quedado en agua de borrajas
El magnate republicano retira su amenaza de duplicar los aranceles adicionales al acero y aluminio después de que Ontario frenase la subida a gravamen que aplica a la electricidad que envían a Estados Unidos.

La guerra arancelaria impulsada por Donald Trump ha añadido este martes otro episodio a una caótica segunda temporada (ya practicó esta política en su primer mandato) que se ha diseñado para establecer un nuevo marco de las relaciones comerciales de EEUU con sus socios. Mientras tanto, las bolsas de medio mundo siguen marcadas por la volatilidad y siguen enviando señales de nerviosismo, ante las las idas y venidas que han marcado las decisiones de la Casa Blanca respecto a la aplicación de los aranceles.
Aunque son unos cuantos los socios comerciales a los que Donald Trump le ha declarado la guerra arancelaria, cuatro regiones son las grandes protagonistas de esta batalla: China, México, la Unión Europea y Canadá. Precisamente, han sido los vecinos del norte los que han vuelto a ser el objetivo de las amenazas del republicano. Esta mañana, el inquilino de la Casa Blanca anunciaba en su red social la intención de duplicar los aranceles, pasando del 25% al 50%, que se aplican al acero y aluminio canadienses, después de que Ontario decidiese aplicar un recargo del 25% al gravamen de la electricidad que exporta a EEUU.
"En base a que Ontario, Canadá, ha impuesto un arancel del 25% sobre la 'electricidad' que entra de Estados Unidos, he ordenado a mi secretario de Comercio que AÑADA UN ARANCEL ADICIONAL DEL 25%, HASTA EL 50%, sobre TODO EL ACERO Y ALUMINIO QUE LLEGUE A ESTADOS UNIDOS DESDE CANADÁ, UNO DE LOS PAÍSES QUE MÁS ARANCELES IMPONE EN TODO EL MUNDO. Esto entrará en vigor MAÑANA POR LA MAÑANA, 12 de marzo", escribía Donald Trump en un post de su red social.
Sin embargo, horas después de la amenaza y también del encuentro entre el gobernador de Ontario, Doug Ford, con el secretario de Comercio de EEUU, Howard Lutnick, Donald Trump anunciaba, después de subirse a un Tesla delante de la Casa Blanca para subrayar su apoyo a Elon Musk, que daba marcha atrás y suspendía la aplicación inmediata de la nueva subida de aranceles: "Había un señor muy fuerte en Canadá que ha dicho que iba a imponer impuestos y costes a la electricidad de Estados Unidos. Hace poco que hemos sabido que no lo va a hacer", indicaba el presidente estadounidense.
Mientras tanto, la volatilidad en la que se han instalado los mercados financieros ha vuelto a marcar una jornada de la que se han despedido en color rojo, un día más. Aunque se han maquilado los desplomes generalizados de este lunes, el índice Dow Jones ha dicho adiós al martes con pérdidas del 1,14%, arrastrado por la industria del automóvil, la construcción y la fabricación de maquinaria, principales sectores afectados por la guerra arancelaria.
Canadá mantiene una postura firme
El jefe del Gobierno de la provincia canadiense de Ontario, Doug Ford, anunciaba el lunes que, como represalia por los aranceles impuestos por la Administración Trump, aplicaría una del 25% al impuesto que aplican a la electricidad que exporta a Estados Unidos. "No quería hacerlo", llegó a decir el gobernador, quien responsabilizaba de la decisión a Trump por haber declarado una "guerra comercial" a Canadá.
Ford fue incluso más allá en sus amenazas y llegó a plantear que se cortase totalmente el suministro eléctrico hacia Estados Unidos, especialmente si esta guerra comercial seguía escalando: "No dudaré en cortarles la electricidad", afirmó, instando al resto de provincias canadienses, que aportan el 60% del petróleo que importa EEUU, a adoptar represalias.
Ontario, núcleo industrial y epicentro del sector automovilístico de Canadá, lleva tiempo aplicando otro tipo de represalias, como la retirada en tienda de productos procedentes de EEUU, independientemente de las medidas anunciadas por Trump, como pueden ser las bebidas alcohólicas, lo que se traduce en importantes pérdidas para los productores de estados como Kentucky.
Sin embargo, veinticuatro horas después, Ford suspendía temporalmente la aplicación de la subida de aranceles después de mantener una conversación telefónica que calificó de "productiva" con el secretario de Comercio de Estados Unidos, Howard Lutnick, con el que ha acordado retomar el diálogo bilateral para intentar solucionar esta situación.
Hace una semana, el aún primer ministro de Canadá, Justin Trudeau insistía que Canadá mantendría una respuesta firme hasta que Estados Unidos retirase todas las subidas. "No vamos a eliminar los aranceles que hemos puesto a los productos importados de EEUU. Mientras sigan en vigor, responderemos con contundencia", aseguraba Trudeau.
La burbuja arancelaria de Trump
La tensión que viven las relaciones comerciales entre Estados Unidos y Canadá, así como la inestabilidad que marca el ritmo en los mercados financieros, no parece preocupar ni a la Casa Blanca ni a su responsable, Donald Trump, que siguen defendiendo esta política arancelaria como parte fundamental de la estrategia America First, destinada a proteger la industria nacional y fomentar el empleo.
Pese a que las asociaciones empresariales en EEUU ya han demostrado su preocupación por esta guerra comercial, Trump ha defendido su política arancelaria y ha asegurado en un evento organizado con la patronal que reúne a los 200 empresarios de las principales compañías de Estados Unidos que, pese a todo, tendrá un impacto económico positivo.
"Tenemos empresas automovilísticas que han dejado de fabricar en México, ahora ya lo hacen en Estados Unidos. En algunos casos, ya habían empezado a preparar el traslado de la producción, pero pararon para llevarla a EEUU. Cuanto más suban los aranceles, más probabilidades habrá de que las compañías se trasladen aquí", señalaba un Trump crítico con la histórica pérdida de empleos en el sector industrial, al trasladarse a países vecinos, especialmente México: "Cierran factorías en Michigan, en todo el país para construirlas en México. Todo eso ha acabado ahora porque están volviendo. Honda, por ejemplo está construyendo una planta enorme en el país", ha subrayado.
De momento, es nueva ola de subidas arancelarias al acero y aluminio importado desde Canadá afecta a 289 productos, lo que se traduciría en ingresos que superan los 147.000 millones de dólares. Entre los sectores más perjudicados, la fabricación de vehículos, con importaciones por 25.000 millones de dólares; lo mismo le pasa al mobiliario metálico, a los tractores y a la maquinaria agrícola, con importaciones de más de los 15.000 millones. De hecho, ya han sido varias empresas estadounidenses las que han anticipado la subida de precios ante al aumento de los costes de producción.