El salvavidas español de Talgo se aleja

El salvavidas español de Talgo se aleja

Razones que pueden explicar una operación que ansía el Gobierno.

Fábrica de Talgo en Las Rozas, MadridEuropa Press via Getty Images

En los cuarteles generales de la compañía Construcciones y Auxiliar de Ferrocarriles, CAF, hay un silencio que cuenta más de lo que se calla. La empresa vasca, cuyo nombre suena para hacerse con el control de Talgo, se mantiene en el más absoluto de los hermetismos desde que el consorcio húngaro Magyar Vagon presentase una OPA del 100% sobre el fabricante de trenes vasco valorada en 619,3 millones de euros. Sin embargo, ese silencio no implica que no exista un interés inmediato en la adquisición porque la firma, conocida por su discreción, podría estar enfocada en otros frentes.

A pesar de las especulaciones de las últimas semanas sobre una posible alianza entre CAF y Talgo, la realidad es más tozuda y, según Crónica Vasca, pone de relieve que esta unión sería complicada por las circunstancias en las que encuentran ambos fabricantes. CAF, en particular, ha diversificado sus inversiones y en los últimos años su negocio se ha enfocado más en la fabricación de autobuses, lo que podría restarle interés respeto a una posible fusión con el fabricante ferroviario. 

También porque el interés empresarial de CAF se encuentra en otros frentes, como la adquisición de negocios de señalización de vías de los que se desprenderá Hitachi en Europa, que tiene como objetivo abrirse paso en mercados europeos como son los de Alemania y los de Francia, por el que ya han desembolsado cantidades millonarias, como con la compra de una planta a Alstom en tierras galas. 

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Además de esto, la participación accionarial de CAF, con una cuarta parte en manos de la plantilla y la presencia de Kutxabank y el Gobierno vasco en su capital, añaden un componente institucional que complica cualquier operación. Aunque el gobierno central ve con buenos ojos la posible adquisición de Talgo, como remedio para evitar la entrada de competidores extranjeros, la realidad económica limita las posibilidades de concretar grandes operaciones corporativas.