Desplome en las ventas de fincas rústicas: esta provincia deja los precios por los suelos
La desaceleración en el mercado de compraventa de tierras agrícolas y ganaderas afecta a varias provincias, con Teruel liderando la caída de precios en España.
El mercado de fincas rústicas, que había captado un creciente interés de inversores tras la pandemia, empieza a mostrar señales de desaceleración, con provincias en las que se ha experimentado una notable caída en los precios. Según un informe de Cocampo, una plataforma especializada en la compraventa de estos activos, el precio medio de venta en España alcanza los 10.948 euros por hectárea. Sin embargo, en lugares como Teruel, los precios se desploman hasta los 3.092 euros, el valor más bajo en todo el país.
La bajada de las ventas y los precios de las fincas rústicas va por barrios y la ubicación o el uso del suelo juegan un papel determinante para completar las transacciones. Las que se destinan a la agricultura y ganadería, especialmente en áreas menos demandadas, son las que mayor caída han registrado. Provincias como Huesca, Cuenca y Soria, además de Teruel, se encuentran entre las regiones españolas más afectadas por esta tendencia, con precios significativamente por debajo de la media nacional.
Diversidad en el valor del suelo
El informe señala que, a pesar de la tendencia a la baja de algunas provincias, el mercado de fincas rústicas sigue siendo heterogéneo, con precios que varían según el acceso al agua y el uso del suelo. Las fincas más caras, ubicadas en el norte y zonas costeras de España, presentan un valor muy superior al de las regiones del interior. En Pontevedra y Lugo, por ejemplo, los precios superan los 78.000 euros por hectárea, impulsados por la alta fragmentación del terreno y la presión del mercado inmobiliario.
En cambio, en Aragón, donde predominan las fincas ganaderas y agrícolas, el precio de la tierra es considerablemente más bajo. La escasa demanda y la oferta de suelo rústico han provocado un reajuste de los valores. Provincias como Teruel y Huesca, que cuentan con amplias superficies de terreno, han visto cómo la oferta supera la demanda, forzando la caída de los precios.
El impacto de la pandemia y el cambio climático
El auge en la compraventa de fincas tras la pandemia, que alcanzó su punto álgido en 2021, ha ido perdiendo fuerza, aunque el interés por el campo sigue latente. En el primer semestre de 2023, las transacciones de suelo rústico cayeron un 3,4% en comparación con el mismo periodo del año anterior, con 78.308 operaciones registradas.
El cambio climático y la escasez de agua también han influido en la valoración de las tierras. Las fincas con acceso a agua y los cultivos con alto potencial de transformación, como los dedicados al regadío, siguen siendo muy valoradas. Sin embargo, el relevo generacional en el sector agrario es escaso, lo que ha provocado el abandono de muchas explotaciones, generando oportunidades para el arrendamiento de terrenos para huertos solares o su venta a inversores especializados.
A pesar del desplome de precios en ciertas provincias, el interés de los inversores no ha desaparecido. Fondos de inversión, family offices y empresas agroalimentarias han comenzado a fijarse en el mercado de fincas rústicas, viendo oportunidades de compra en tierras históricamente más baratas y zonas de regadío de Aragón y Extremadura. Según Cocampo, se espera que esta tendencia continúe, y se prevé que hasta el 50% del suelo rústico en España cambiará de manos en la próxima década.