Castellón pone en marcha un laboratorio involuntario para el aceite de oliva

Castellón pone en marcha un laboratorio involuntario para el aceite de oliva

El espejo en el que nadie quiere volver a mirarse.

Detalle del reflejo en una botella con aceite de oliva.Angel Garcia/Bloomberg via Getty Images

El nuevo paso de un temporal por España, y las lluvias que está dejando, ofrece un buen momento para recordar que el campo de nuestro país ha dado un cambio radical respecto a la dinámica de los últimos cuatro años. Casi un lustro marcado por la progresiva sequía y estrés hídrico que golpearon a numerosos cultivos, pero que fue eclipsado por el impacto en el 'oro líquido', la producción de oliva y, por ende, del aceite de oliva

Como se venía comentando desde hace dos años, tanto en boca de expertos del sector como desde el propio Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación -constantemente, por el propio ministro, Luis Planas- esa situación se esperaba que cambiase con el aumento de precipitaciones. De una forma u otra, así ha sido en muchos puntos del territorio y se esperan mejores campañas, pero lo cierto es que no ha ocurrido de forma homogénea.

Así lo recoge el portal Xataka en un reportaje en el que se hace eco de una suerte de espejo en el que ningún agricultor español querría mirarse en los últimos meses de 2024. Se trata de la situación en Castellón, en el que la caprichosa meteorología ha acabado convirtiendo en un laboratorio involuntario, más bien forzoso, para el aceite de oliva.

Los olivares de Castellón: un punto rojo en el campo español

¿De qué estamos hablando exactamente? Según los datos que recoge Xataka y que pertenecen a la la Unió Llauradora i Ramadera, se estima que la producción de aceitunas caerá la friolera de un 85% respecto a la cosecha media registrada de los últimos 20 años. Los cálculos de la Consellería de Agriculturano son más optimistas, apuntando a una bajada de entre el 95 y el 100% en secano -las tierras menos recuperadas-, pero también grave en regadío, de entre el 40 y el 95% según la zona de producción. 

¿Cuánto es eso? Pues unas 35.500 toneladas. Y no, no es que sean unos indicadores que se muevan en torno a los de la pasada campaña, la brecha es ingente si se compara con la media de producción está en cerca de 113.000 toneladas. Detrás de esta situación está, lógicamente, la sequía. Aunque ha habido importantes lluvias, con el paso de varias DANA, desde hace años se viene diciendo por activa y por pasiva que lo que se necesita no son lluvias torrenciales.

Lo que necesita el campo español para dejar atrás el estrés hídrico y acabar con el proceso agravado de desertificación son lluvias prolongadas y continuadas, un formato que sí permite que ese agua se filtre bien en la tierra y acabe llegando a los maltratados acuíferos subterráneos.