Marruecos pide ayuda a España para el Mundial 2030
Rabat presenta una ambicioso plan para levantar uno de los estadios de fútbol más grandes del mundo.
Quedan siete años para que se celebre el Mundial de Fútbol que organizarán España, Portugal y Marruecos, pero la batalla entre los organizadores por saber dónde se celebrará la final mundialista no ha hecho más que empezar. En Rabat tienen claro qué cartas jugar para albergar la que sería la segunda final de un Mundial en suelo africano: la construcción de un estadio de proporciones monumentales en Benslimane, una ciudad localizada a tan solo 40 kilómetros de Casablanca.
El país norteafricano ha anunciado un ambicioso plan para que se pueda hacer realidad y en esa misión, el estudio de arquitectura español Cruz y Ortiz tiene mucho que decir porque, según el portal Atalayar, se encargarán del diseño de un estadio que, tal como ha establecido la FIFA, deberá estar en pie en diciembre de 2024, fecha en la que se debe presentar el dossier final de la candidatura.
El estadio que Marruecos quiere construir cerca de Casablanca guarda un notable parecido con el Wanda Metropolitano. Las similitudes con el estadio del Atlético de Madrid no son una coincidencia, ya que Cruz y Ortiz son los mismos arquitectos que están detrás del estadio colchonero.
El nuevo estadio del Mundial 2030 tendrá una capacidad de 90.000 espectadores, aunque Marruecos aspira a aumentar su capacidad hasta los 113.000, lo que lo convertiría en uno de los estadios de fútbol más grandes del mundo. El proyecto detalla que "la geometría circular maximiza la superficie de gradas dentro de las condiciones de visibilidad establecidas por la FIFA, asegurando que la visión del espectador sobre el campo no supere una distancia de 190 metros".
El estadio se situará en un terreno de 100.000 metros cuadrados, de los que ocupará 51.729 y se hundirá 15 metros bajo tierra. Estará rodeado de una topografía que organizará los accesos en varios niveles según el tipo de espectador, mientras que la cubierta, planteada como un elemento dinámico y ligero, será la responsable de la imagen exterior del edificio.
La inversión estimada para este proyecto asciende a 500 millones de euros, superando los 300 millones invertidos en el Metropolitano, pero quedando muy por debajo de los 893 millones destinados al nuevo Santiago Bernabéu y los 1.500 millones para la transformación del Camp Nou en el Espai Barça.