Fran Garrigós, tras su bronce y la polémica con Nagayama: "En el podio se me acercó y me dio la mano"
El judoca madrileño ha logrado la primera medalla para la delegación española en los Juegos Olímpicos de París.
El nombre de Fran Garrigós ya queda para siempre ligado a la historia del deporte español. Este sábado, en la primera jornada de los Juegos Olímpicos, este judoca mosteleño de 29 años consiguió que toda España estuviera pendiente de sus combates y dio el primer alegrón a la delegación española al lograr el bronce en la categoría de menos 60 kilos.
Este éxito para el deporte nacional es mucho más que una medalla de bronce. Este militar del Ejército del Aire ha roto uno de los grandes maleficios que existían, ya que desde la cita de Sidney 2000, donde Isabel Fernández conquistara el oro, España no había vuelto a subir a un podio.
"Estoy muy, muy contento de conseguir esta deseada medalla. Llevábamos 24 años sin obtener una y por fin hemos podido romper esa mala racha. Esto tiene que ser una motivación para todo el equipo y para los más pequeños que sueñan con participar en unos Juegos Olímpicos", dice a El HuffPost desde el Arena Campo de Marte, la sede donde se está disputando todo el judo en París.
El camino de Garrigós hasta la medalla olímpica no ha sido fácil. En Río de Janeiro y en Tokio no pudo pasar ni una sola ronda. Y esa presión la notaba desde el inicio, cuando tuvo que sufrir hasta llegar al Golden Score (la prórroga en judo) para eliminar en octavos al belga Jorre Verstraeten.
Después derrotó al japonés Ryuju Nagayama con un estrangulamiento que generó críticas en el país nipón. En semifinales cayó en ese punto de oro ante el kazajo y nuevo campeón olímpico, Yeldos Smetov, pero una hora después consiguió darle la vuelta a la tortilla para llevarse el bronce superando al georgiano campeón del mundo, Giorgi Sardalashvili.
"Es un día inolvidable. No había pasado de primera ronda en mis anteriores Juegos y ahora medalla. Todo el mundo quiere ganar ese combate, esa medalla y la combatividad que hay es tremenda, así que no puedo estar más contento", celebra Garrigos, que se ríe al contar que se quedó sin batería por la cantidad de mensajes que había recibido.
En estas 48 horas, Garrigós, además de recuperarse, ha tenido tiempo para dar entrevistas, festejarlo con familiares y amigos, atender a más medios e ir a cenar el sábado a la Casa de España. Ahora desea volver a España para celebrarlo con el resto de familiares y amigos que no han podido viajar a París y empezar a hacer las maletas para hacer ese viaje a Tailandia junto su pareja y también judoca, Ana.
Un día de muchas emociones
El judo español tuvo este sábado un día para guardar. No solo Garrigós fue avanzando, si no que también Laura Martínez consiguió colarse en semifinales, aunque ahí la deportista española perdió tanto ese combate como el que disputó por el bronce.
"Era un buen día, íbamos avanzando los dos y se notaba que había expectativa porque estaban autoridades viéndolo. Arrancar el primer día con dos opciones de medalla era muy importante y es una pena que Laura no la consiguiera, pero para nuestro deporte estos resultados son vitales. Se ha dado mucha visibilidad a un deporte como el judo", asegura.
Durante los casi 60 minutos que separaron ambos combates con opción a medalla de Garrigós, el madrileño trató de no pensar en esa derrota y focalizarse en el bronce: "Había que recomponerse, no teníamos mucho tiempo y había que salir al 100% a por esa medalla de bronce. Nunca sabes cuándo vas a volver a estar luchando por una medalla y es un premio muy importante. Todo lo demás ya se analizará en el futuro".
Además, tuvo que lidiar con los insultos y amenazas que le llegaron desde Japón, por su estrangulamiento al judoca nipón. "Sí que me iba enterando, pero no le di más importancia porque hay gente de todo tipo y tampoco voy a culpar a la comunidad japonesa, cada uno tiene su opinión y todas son válidas. Eso no me podía distraer", señala.
Sobre ese combate, explica que no escuchó al árbitro cuando le confirmó ganador del combate y por eso hasta que no se acercó no soltó a Nagayama. "Luego en el podio sí que se acercó y me dio la mano, pero no hablamos del tema ni nada", revela.
Garrigós, que se ríe cuando se le pregunta por Los Ángeles 2028 y una medalla de oro, avisa de que va a ir año a año, pero que por supuesto va a tener esa cita en el horizonte. Aunque ahora solo piensa en disfrutar y saborear un éxito que ya es historia del deporte español.