Cómo leer 'Amoris Laetitia' y no morir en el intento
En esta exhortación apostólica, que es una invitación a inculturar la alegría del amor en la familia, el papa habla de las familias desempleadas, de las familias desgarradas por la guerra, de las familias desahuciadas de sus viviendas, de las familias refugiadas. Habla también de los ancianos, de los menores abandonados, de las parejas homosexuales, de quienes conviven sin casarse, etcétera.
Este viernes 8 de abril se presenta la exhortación apostólica Amoris Laetitia ("La alegría del amor"), del papa Francisco, sobre el amor en la familia. Es un documento importante y largamente esperado, no solo dentro de la Iglesia. Recoge los trabajos y conclusiones del Sínodo de Obispos sobre el tema, pero con un tono personal del papa Francisco, que se notará en el estilo y en algunas concreciones. Es un documento más pastoral que doctrinal, más espiritual que jurídico. Se trata de un documento largo, con unas 200 páginas y 325 párrafos.
En este post simplemente quiero ofrecer algunas pistas para su lectura. Es decir, una ayuda para el lector: cuando se haga público, ¿en qué tienes que fijarte?, ¿qué debes tener en cuenta?, ¿cuáles son las claves más importantes? O dicho de otro modo, ¿cómo leer el documento y no morir en el intento? Voy a utilizar, para ello, los cuatro principios que el papa Francisco formuló en su primera exhortación apostólica, Evangelii Gaudium (EG), publicada a finales de 2013 y considerada como el documento programático de su pontificado.
Foto: EFE
1) En primer lugar, el papa indica que debemos ocuparnos "de iniciar procesos más que de poseer espacios" (EG 223). Esto significa que, aún más importante que el documento final y que la literalidad de tal o cual expresión concreta, es el mismo proceso de diálogo, deliberación y discernimiento. En términos técnicos, se trata de recuperar, impulsar y revitalizar la "sinodalidad". El Sínodo de Obispos ha tenido dos Asambleas, en 2014 y 2015, con todo un proceso participativo entre ambas sesiones. Es decir, el papa ha logrado poner al conjunto de la Iglesia en una dinámica de escucha y deliberación. Y, junto a esta cuestión de método, al entrar en los contenidos concretos, nos encontraremos con la importancia de los procesos dentro de las familias y del necesario acompañamiento pastoral a todas las familias, en sus diversos momentos y situaciones.
2) Una segunda convicción se refiere a los consensos, a los conflictos y a los modos de abordarlos. El papa afirma que "el conflicto no puede ser ignorado o disimulado. Ha de ser asumido" (EG 226). De nuevo, este principio arroja luz tanto sobre el proceso sinodal como sobre el tema específico. Está claro que hay muchas familias rotas, desgajadas, sufrientes. Hay conflictos cotidianos y hay rupturas que ya no tienen posible marcha atrás. El amor de Dios es más fuerte que el fracaso de los proyectos humanos. Por eso, "la unidad prevalece sobre el conflicto". Dios (y la Iglesia con Él) sabe siempre buscar caminos para restablecer y recrear la comunión. Al mismo tiempo, las discusiones del proceso sinodal también han puesto de manifiesto ciertas divisiones en el seno de la Iglesia (incluso entre cardenales). Ahora bien, hay que recordar que el documento sinodal fue aprobado, en votación individual secreta, con una mayoría superior a los dos tercios, en todos los puntos, incluidos los más polémicos. En estos puntos, habrá que estar atentos a la formulación concreta y al tono empleado por Francisco.
3) El tercer principio dice que "la realidad es más importante que la idea" (EG 231). El documento se refiere a las familias concretas: con sus sueños animosos, con sus intentos logrados, con sus anhelos esperanzados, con sus trayectorias vitales, con sus fracasos dolorosos, con sus gozos cotidianos, con sus perplejidades crecientes, con sus retos y amenazas. El papa habla de las familias desempleadas, de las familias desgarradas por la guerra, de las familias desahuciadas de sus viviendas, de las familias refugiadas. Habla también de los ancianos, de los menores abandonados, de las parejas homosexuales, de quienes conviven sin casarse, de la viudedad, de quienes han tenido que divorciarse, de quienes sufren violencia doméstica, etcétera. No es un documento que hable de la familia en abstracto ni que se quede en el mundo de las ideas, sino que baja a la tierra, para dar una palabra de ánimo a todas esas personas, en todas esas situaciones.
4) Finalmente, "el todo es más que la parte y que la suma de las partes" (EG 235). Este principio ofrece una sabia advertencia para los lectores y para los medios de comunicación. No hay que quedarse en los fragmentos parciales ni en las cuestiones mediáticas (divorciados vueltos a casar, atención pastoral a las personas con orientación homosexual, anticonceptivos...). Tampoco hay que dejarse llevar por una mentalidad eurocéntrica: la mayoría de la humanidad y la mayoría de los fieles católicos viven en el Sur empobrecido, donde las preocupaciones y prioridades muchas veces son distintas de las nuestras. El papa Francisco dice que el modelo de la sociedad, de la Iglesia y de la familia "no es la esfera sino el poliedro" (EG 236): no la equidistancia que anula las diferencias, sino la complejidad dinámica que busca la armonía respetando las diferencias.
En síntesis, el documento Amoris Laetitia es una expresión de la "unidad doctrinal en la pluralidad pastoral", por usar las palabras del cardenal Baldisseri, uno de los encargados de presentar la exhortación. Ofrece un pensamiento dialogal e incompleto, para dar espacio al otro. Es, pues, una invitación a inculturar la alegría del amor en la familia y a concretarla desde el discernimiento pastoral. En este enlace se puede encontrar un comentario más detallado.