El cambio que viene
Para un partido centenario como es el PSOE, cambiar, adaptarse con madurez al tiempo histórico, es una actitud incrustada en su propia naturaleza. Tanto es así que cambiar el PSOE para cambiar España fue el compromiso que encabezó la apuesta transformadora de Pedro Sánchez en el congreso extraordinario socialista del pasado julio.
Para un partido centenario como es el PSOE, cambiar, adaptarse con madurez al tiempo histórico, es una actitud incrustada en su propia naturaleza. Tanto es así que cambiar el PSOE para cambiar España fue el compromiso que encabezó la apuesta transformadora de Pedro Sánchez en el congreso extraordinario socialista del pasado julio.
Cambiar es algo más que una palabra para los socialistas; es una forma de ser. Y no hay mejor compromiso de cambio que el ejemplo. Este fin de semana, el PSOE se reúne en Valencia para transmitir un mensaje de esperanza ahora que abrimos un año, cerramos una legislatura y todo invita al cambio.
El año está jalonado de oportunidades. La más inmediata, en Andalucía, reforzará en esta comunidad el orgullo de saberse a resguardo del modelo injusto que impone la derecha allí donde extiende la larga mano de su poder. Otra forma de gobernar es posible, decimos los socialistas para resumir en una idea la esencia de este encuentro. Es así. Frente a la voracidad conservadora, que liquida al mismo tiempo derechos, libertades y servicios esenciales, el cambio seguro que ofrecemos los socialistas en cada municipio, en las comunidades autónomas llamadas a renovarse en mayo y en toda España, demuestra que se puede gobernar preservando el Estado del bienestar levantado por las últimas generaciones y blindando los servicios públicos que garantizan su tranquilidad.
Los recortes que los gobiernos autónomos gobernados por la derecha añaden a los recortes dispuestos por el Gobierno de Mariano Rajoy no son inevitables ni una maldición bíblica. Quienes sufren el sacrificio impuesto por el PP nunca vivieron por encima de sus posibilidades; se limitaron a vivir.
"¿Aceptaremos una economía en la que sólo a unos pocos les va espectacularmente bien o nos comprometeremos con una economía que genere ingresos cada vez más altos y oportunidades para todos los que se esfuercen?". En un discurso memorable, el presidente de Estados Unidos Barack Obama lanzaba esta pregunta a su nación hace una semana en el pasado debate sobre el estado de la Unión.
El debate, en Europa, en España y en cada comunidad autónoma es idéntico. ¿A qué precio saldremos de la crisis? No podemos permitirnos que al drama de la crisis le suceda el drama de una sociedad quebrada en dos. Revertir esta situación es posible, sólo necesita de la palabra cambio y puede comenzar a hacerse muy pronto: el próximo mes de mayo.