¿Pueden los manifestantes de 'Noche en pie' encontrar un denominador común?
¿Hasta cuándo podrá 'Nuit debout' evitar los escollos de las dos izquierdas? Entre la energía que necesitará para mantener el rumbo de la no violencia y la que le hará falta para mantener el rumbo de la República social, la noche será larga, muy larga, para inventar un mundo nuevo y contradecir a los escépticos.
Evitemos determinar de forma demasiado precisa qué es lo que ocurre en la plaza de la República de París. Nuit debout [Noche en pie] se autodefine y redefine cada noche. Así que habrá que entender sus orígenes para saber por qué se están movilizando.
Existen dos perspectivas sobre este tema. La visión escéptica opina que la iniciativa sufrirá el mismo impasse que Occupy Wall Street. La perspectiva más entusiasta espera desde hace tiempo un movimiento de indignados, es decir, un Podemos a la francesa. Pero hasta ahora, no ha pasado nada. Sin duda porque no estamos en la misma situación económica que España, y menos que en la de Grecia. También porque vivimos bajo la amenaza de un mal terrorista más visiblemente brutal que el capitalismo o la inseguridad económica.
Nuestro movimiento de indignados fue la marcha del 11 de enero. Cuatro millones de personas en las calles. Esto no quiere decir que los millares de manifestantes de Noche en pie no hablen de la desesperanza -social y política- que resuena en este país. El riesgo de atentado no puede justificar que se olviden estas luchas. ¿Y al revés? ¿Una lucha social puede unirse a la izquierda olvidando este clima tan particular?
EL VIEJO TRUCO DEL 'FRENTE PRINCIPAL'
Desde los medios próximos a Nuit debout, se acusa al debate sobre el velo o incluso al salafismo de ser "diversiones"... Como si nadie en los medios hablara de la ley del trabajo, de lo que ocurre en la República o de los Papeles de Panamá. Como si hubiera que oponer la lucha social a la lucha contra el totalitarismo.
Esta forma de hacer pasar el sueño de la gran revolución por encima de las otras luchas -especialmente la de las mujeres- no tiene nada de original. En 1905 y hasta en los años 70, con el Movimiento de Liberación de las Mujeres (MLF), ya había militantes de izquierdas que juzgaban estos combates secundarios o burgueses. Pero el gran día de la revolución no llegó nunca. Y el cuerpo de las mujeres sigue siendo una lucha. Y continúa la guerra de las izquierdas.
En pocas palabras, la izquierda de la web de noticias Mediapart considera que la única prioridad es azotar al capitalismo y al Gobierno, diga lo que diga, ya hable del trabajo o del terrorismo. Lo peor es que trata de hacerlo en compañía de todos sus oponentes, aunque sean anti-Charlie e integristas.
A la izquierda de Charlie, por su parte, le gustaría articular luchas sociales y luchas laicas, pero ve que la acusan de "izquierda identitaria" si se atreve a pensar que los derechos de las mujeres deben defenderse contra el patriarcado religioso o si piensa que el combate contra el nuevo totalitarismo oscurantista no es en absoluto secundario.
De momento, estas dos izquierdas cohabitan más o menos en la plaza de la República. La cuestión es saber si pueden formar un movimiento común; si Nuit debout es una vela que encendemos al lado de las que pusimos en esa misma plaza por las víctimas de los atentados o si se trata de una hoguera de paja que acabará enfrentando a las velas entre sí.
LA TENTATIVA ABORTADA DE LOS RADICALES
Pese a todo, los militantes más aguerridos de Nuit debout han resistido más o menos bien a las tentativas de radicalización. Sobre todo, la del Partido de los Indígenas de la República (PIR), que intentó lanzar sus eslóganes integristas habituales sin mucho éxito.
En cambio, los actos de vandalismo no se han controlado tanto, ya que ciertos manifestantes los aprueban como actos de ira legítima dentro de un movimiento más bien inspirado por la no violencia.
¿Y ahora qué?
Los que han lanzado la movilización no quieren irse ni crear una iniciativa en la plaza. Eso sí, demuestran ser una masa bastante homogénea. Para remediarlo, pretenden deslocalizar Nuit debout a las afueras, a la "banlieue" parisina, y pasar a llamarse Banlieues debout. No está mal. Siempre que no pasen de la "convergencia de las luchas" a una visión comunitaria de la "interseccionalidad" de las luchas.
¿Y QUÉ ES LA INTERSECCIONALIDAD?
Es una palabra que algunos utilizan para hablar de la convergencia de las luchas, pero que otros emplean de forma muy diferente y minada. Cuando Frédéric Lordon -uno de los economistas emblemáticos de Nuit debout- habla de "convergencia de las luchas", sueña con reunir a los obreros, a los sin papeles, a los refugiados, a los taxistas víctimas de la uberización, a los agricultores bio y a todas las víctimas de la jungla capitalista, independientemente de su color de piel o de su religión, con el fin de trazar una República más social.
Para otros, la interseccionalidad procede de una visión mucho más americanizada y guetoizada. En Estados Unidos, el concepto nació para tener en cuenta múltiples discriminaciones, como ser mujer y negra. Y acabó por oponer el feminismo "negro" al feminismo "blanco" (considerado burgués).
Concretamente, si la interseccionalidad de los Indígenas de la República reemplazara la "convergencia de las luchas" en Nuit debout, su comisión "feminismo" reclamaría sobre todo el derecho a ponerse el velo y a prostituirse. En el nombre de un feminismo queer e islamista... Algo completamente incoherente y antiprogresista, pero soldado por el odio común del universalismo.
Por el momento, Nuit debout está evitando ese escollo. Pero, ¿hasta cuándo? Entre la energía que necesitará para mantener el rumbo de la no violencia y la que le hará falta para mantener el rumbo de la República social, la noche será larga, muy larga, para inventar un mundo nuevo y contradecir a los escépticos.
Este post fue publicado originalmente en la edición francesa del 'HuffPost' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano