La explosión del procés alejó la EMA de Barcelona
Esta vez la última víctima del procés no es una de las miles de empresas que han decidido sacar su sede de Cataluña. La candidatura de Barcelona para acoger la Agencia Europea del Medicamento (EMA) ha fracasado y las fuentes consultadas por El HuffPost sitúan a la explosión del procés como el factor clave que debilitó sus posibilidades de éxito. Partió como favorita y ha terminado derrotada sin siquiera pasar a la segunda vuelta en el sistema de votaciones, por detrás de ciudades como Bratislava.
Es uno de los trozos del pastel que deja el Brexit: las dos agencias europeas que tienen sede en Londres, la Agencia Europea del Medicamento (EMA) y la Autoridad Bancaria Europea, se trasladarán tras la salida del Reino Unido a Ámsterdam y París, las dos ciudades ganadoras de una batalla diplomática que ha durado meses y ha concluido hoy mediante el voto secreto de 27 Estados Miembros de la UE, un proceso en el que no participa Reino Unido. La EMA emplea a más de 800 trabajadores y recibe visitas anuales de más de 35.000 expertos del sector.
Favorita... hasta que explotó el procés
Todas las fuentes consultadas aseguran que Barcelona era una de las claras favoritas hasta que estalló el procés. La repercusión internacional de episodios como la proclamación fallida de la república, las imágenes de la violencia policial del 1-0 o el goteo de miles de empresas que están abandonando Cataluña han generado una amplia percepción de incertidumbre e inestabilidad entre los círculos diplomáticos en Bruselas. El Gobierno, la Generalitat y la alcaldía de Barcelona trabajaron codo con codo, en buena sintonía, hasta septiembre, el mes de la explosión del procés.
La candidatura se situó a la cabeza según los criterios técnicos elaborados por la Comisión Europea, que valoraron especialmente las buenas infraestructuras de Barcelona, desde su aeropuerto hasta su capacidad hotelera, su disposición para garantizar la continuidad del trabajo de la agencia el día que los británicos se marchen (30 de marzo de 2019) y los colegios internacionales para recibir a los hijos de los trabajadores de la Agencia, entre otros activos.
Los propios trabajadores de la EMA apostaron también por Barcelona. En septiembre celebraron una consulta interna para expresar su opinión por las 19 ciudades candidatas. Según la agencia Reuters, que tuvo acceso a los resultados que nunca fueron públicos, la ciudad condal se situó a la cabeza junto con Viena y Ámsterdam, la ciudad que finalmente acogerá la EMA.
Fuentes de la Comisión Europea que han seguido el proceso describen con el habitual off the record para estas cuestiones el sentir de los círculos diplomáticos sobre la candidatura barcelonesa. Una de ellas resume: "habiendo muchos otros candidatos, no hay apetito por correr riesgos innecesarios. La escalada de críticas a la UE desde sectores del independentismo, incluido el expresidente Puigdemont, por defender su esencia – el Estado de Derecho, la integridad territorial de los Estados, el consenso, etc – pueden haber sido la puntilla para la candidatura que partió como favorita".
Al haber sido una votación secreta, en un proceso de votación similar al de Eurovisión, con tres rondas de votos, es imposible cuantificar la magnitud del lastre que la explosión del procés ha supuesto para Barcelona. Pero el quinto lugar ocupado en la primera votación, por detrás de ciudades peor dotadas como Bratislava, dan una idea del daño para una candidatura que despertó muchas expectativas dentro y fuera de España.
Uno de los promotores, "refugiado" en Bruselas
El daño de la explosión del procés para la candidatura se refleja bien en la situación personal de uno de sus promotores, el ex Conceller de Salut de la Generalitat, Toni Comín. Trabajó junto con el Gobierno y la alcaldía en la preparación de la candidatura, incluso en una presentación pública que se hizo en Bruselas en la representación permanente de España ante la UE en octubre, cuando el ambiente ya estaba muy enrarecido. Tras la aplicación del artículo 155 y su cese junto al resto del Govern, Comín se refugió en Bruselas y lucha actualmente desde aquí contra la petición de extradición.
Otro de los promotores de la candidatura, el socialista Jaume Colboni, que también estuvo presente en la puesta de largo en la embajada en Bruselas en su calidad de Segundo Teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Barcelona, también quedó en un segundo plano tras el tsunami del procés. La alcaldesa Ada Colau organizó recientemente una consulta entre sus bases para romper la coalición de gobierno con los socialistas por su apoyo a la aplicación del artículo 155.
Sectores del independentismo han culpado al gobierno español de la derrota. El expresident Carles Puigdemont, que permanece también en Bruselas tratando de evitar la extradición, ha lanzado un mensaje en Twitter culpando al artículo 155 de la prisión de los Jordis, el encarcelamiento de la mitad del Govern, el "exilio" de la otra mitad y también la derrota de la candidatura de Barcelona. La Ministra de Sanidad, Dolors Montserrat, ha insinuado que Barcelona hubiera ganado "si todos hubieran remado en la misma dirección".
El Gobierno y su ofensiva diplomática
El gobierno español ha redoblado esfuerzos diplomáticos hasta el último minuto para tratar de llevar la EMA a Barcelona. Sus razones eran evidentes: más allá del impacto económico y el prestigio que supondría acoger la sede, la victoria hubiera radiado una señal de vuelta a la normalidad tras los convulsos meses en Cataluña. También hubiera sido un éxito diplomático para un gobierno que se ha prometido reiteradamente recuperar influencia en la UE tras duros años de crisis económica y pérdida de poder en Bruselas.
En la ofensiva diplomática han participado desde el Rey Felipe VI hasta Rajoy y varios de sus ministros, entre ellos Luis de Guindos (Economía), Alfonso Dastis (Exteriores) y Dolors Montserrat (Sanidad). Otras personalidades que en el pasado han tenido un papel destacado en la UE también se han movilizado. Incluso la estrella de la NBA Pau Gasol colgó un vídeo de apoyo a la candidatura de Barcelona. Nada fue suficiente. La candidatura de Barcelona no superó la explosión del procés.