Un terror llamado "Podemos"
Que Podemos sea de izquierdas incomoda naturalmente a la derecha. Pero no solo, también incomoda a la izquierda establecida. Incomoda a los que piensan que tienen el monopolio de la izquierda. El modelo asambleario, de cierta democracia directa incomoda bastante a los profesionales de la política.
A un país al que le gusta poner marcas, ya sea "Marca España", que incluye desde toros a un banquero, la sangría o a un director de cine de moda, parece que se le está ofreciendo, ante una identidad llamada "Europa", incluir una nueva marca terrorífica llamada "Podemos" bajo el siguiente argumento: "Cuidado, los terroríficos radicales de izquierda están llegando". Mientras que no se actúa igual con el terror producido por los grupos fascistas y neonazis.
Seguramente, este susto que produce la subida de Podemos no es solo mérito de este grupo político, sino que también se debe a la falta de méritos por parte del lado que sufre el terror, el lado del adversario; los jugadores políticos tradicionales.
A lo mejor suena un poco exagerado el título de este post para un lector que considera que Podemos puede producir un efecto incómodo pero no terror a la clase política. Incomodar es un efecto evidente que está causando Podemos. Puede comprobarse fácilmente y se debe a muchos motivos: presentar una iniciativa político-social nueva y alternativa en un país de partidos políticos estancados incomoda bastante. Especialmente si se añade que estos mismos partidos están manchados todos con casos de corrupción. Algunos hasta el cuello, hasta el punto de que algunos podrían añadir a su programa electoral la frase de "corrupción garantizada".
En este sentido puede entenderse todas estas payasadas destinadas a querer tachar de corruptos a algunos de los rostros de Podemos por haber trabajado o haber realizado una asesoría puntual en Venezuela.
Hay que romper realmente con esa moda artificial de los partidos políticos denominada "renovación juvenil", que consiste en presentar caras nuevas, de menor edad pero con ideas y espíritus mucho más viejos que deberían estar enterradas; romper con todo eso a través de grupos, equipos, caras, ideas y formas jóvenes de verdad, también incomoda.
En relación a la moda de rejuvenecimiento de los grandes partidos, puede que ya no funcione ni siquiera con el público de esos partidos. Es muy probable que muchos compartan esta sensación: "Sois jóvenes pero muy viejos y vuestro carro va marcha atrás". Da la sensación de estar viendo a un imitador de Obama cuando vemos al más nuevo de estos jóvenes, a Pedro Sánchez, en lo que respecta a su discurso e incluso sus gestos.
Lo triste es que este modelo Obama tuvo su éxito durante una temporada determina que ya acabó. Si ni siquiera funciona en Estados Unidos, como para que funcione fuera.
Que Podemos sea de izquierdas incomoda naturalmente a la derecha. Pero no solo, también incomoda a la izquierda establecida. Incomoda a los que piensan que tienen el monopolio de la izquierda.
El modelo asambleario abierto, dinámico, transparente y de cierta "democracia directa" incomoda bastante a los profesionales de la política; desenmascara sus modelos llamados irónicamente democráticos.
Incomodan mucho esos actos simbólicos, como que los diputados de Podemos en el Parlamento Europeo reciban solamente una parte de su sueldo y destinen el resto a otras actividades o iniciativas. Mientras, algunos políticos son capaces de someterse a operaciones de cirugía estética para ampliar su estómago y tener así mayor capacidad para acumular dinero.
Incomodan muchos aspectos de los que no podemos hablar en este texto por falta de espacio, desde aquellos más importantes, hasta los relacionados con la forma de vestir de los miembros más visibles de Podemos. Les molesta a los profesionales de la política que estos chavales alternativos, que no visten de traje, estén sentados con ellos en los platós de televisión cara a cara.
Pero también está el efecto "terror", que es mucho más serio que el de incomodar. Está la realidad que todos sabemos y que consiste en que Podemos es resultado de toda la energía de enfado y de protesta. La energía que surgió claramente en las calles y las plazas hace tres años en el 15M. Esta formación política por fin la canalizó, la organizó a través de una formación, y entonces dejó ser una energía caótica e individualista como era antes. Y como le hubiera gustado al poder político y económico que siguiera siendo.
Este es el terror para aquellos que están incómodos, que las clases sociales más bajas se organicen en formaciones políticas llegando hasta el punto de replantear nuevas reglas del juego. Y las reglas del juego no son esas herramientas que garantizan la estabilidad del Estado o de la sociedad, como dicen los políticos y sus medios, sino que son el modelo que les garantiza a algunos seguir gobernando y controlando nuestras vidas eternamente, aunque de vez en cuando cambien el color y el logotipo del partido de turno.