Adaptar los servicios para hacer accesibles los derechos
Desigualdad, abusos, control, vulnerabilidad, indefensión, abuso emocional, dominación, dependencia, aislamiento, elementos paralizantes, empoderamiento, igualdad, emancipación, capacidad de hacerse con el control para gestionar tu propia vida, obstáculos. Estos son algunos de los elementos para comprender la violencia contra las mujeres.
Desigualdad, abusos, control, vulnerabilidad, indefensión, abuso emocional, dominación, dependencia, aislamiento, elementos paralizantes, empoderamiento, igualdad, emancipación, capacidad de hacerse con el control para gestionar tu propia vida, obstáculos.
Estos son algunos de los elementos clave para comprender cómo se construye la violencia contra las mujeres y cómo se puede salir de la misma.
Cuando hablamos de intervenir frente a la violencia de género, debemos afrontar siempre dos grandes cuestiones:
1. Cómo romper la interrelación de dependencia entre víctima y victimario.
2. Cómo garantizar desde las instituciones públicas el acceso al derecho de no ser violentado.
El Estado tiene responsabilidad en ambas cuestiones ya que debe garantizar no solo la seguridad, sino los recursos para que las mujeres puedan ser eficaces cuando deciden poner fin a la violencia en sus vidas. Es decir, tiene la responsabilidad de identificar los elementos que las hacen dependientes de los violentos y contrarrestarlos. También tiene la obligación de prevenir.
La Ley 1/2004, recoge estas obligaciones que van desde las campañas de sensibilización social, a la obligatoriedad de asesoramiento e información y el acogimiento de seguridad, la reparación y el apoyo para la independencia económica que haga posible una vida libre de violencia.
En definitiva, el Estado tiene la obligación de garantizar la supervivencia haciendo que las víctimas adquieran los elementos que les permitan tener capacidad de gestionar su propia vida.
Del conjunto de conceptos citados con anterioridad "emancipación" es, quizás, el más anticuado -de uso- pero el más reivindicable. Dice el diccionario que el término se refiere a "toda aquella acción que permite a una persona o a un grupo acceder a un estado de autonomía por cese de la sujeción a alguna autoridad o potestad".
La corriente de fondo del discurso emancipatorio viene a quedar representada en la idea de que si dependes de otro, eres vulnerable al abuso. En definitiva, que necesitas autonomía (económica, emocional, intelectual, etc.) para no tener expuesta tu existencia al abuso.
Eso no significa, ni mucho menos, que ser dependiente te exponga a la violencia, pero es importante ser consciente de que la dependencia puede convertirse en un elemento que haga que aumente la probabilidad de que ocurra.
Dicho de otra manera: una víctima de malos tratos siempre es dependiente, pero una persona dependiente no tiene por qué estar condenada a ser víctima de malos tratos.
La capacidad de autonomía (económica y emocional, etc.) se convierte en el objetivo esencial de la intervención con mujeres maltratadas. Y sobre esa premisa se construyen los recursos de apoyo para salir de las relaciones violentas.
¿Qué ocurre cuando nos encontramos con personas cuya autonomía de movimiento se halla condicionada? ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con personas menos capaces de defenderse físicamente del agresor? ¿Qué ocurre cuando nos encontramos con personas que están más expuestas a una dependencia real condicionada por sus dificultades para acceder a recursos materiales propios, o más dificultades para acceder a recursos intelectuales (sea conocimientos, o sea información)?
Son estas situaciones las que nos muestran la necesidad de que las Administraciones tomen conciencia, refuercen y adapten las estrategias para hacer accesibles los derechos.
La respuesta profesional se basa en ofrecer contraprestaciones para acabar con la dependencia del victimario y ayudar en el proceso de recuperación. El objetivo del trabajo con mujeres maltratadas no es otro que hacer que recuperen el control sobre su vida.
Y esa recuperación del control pasa por:
1. liberarse del vínculo con el violento y su relación perversa,
2. recobrarse emocionalmente,
3. reconquistar los espacios propios,
4. conocer los mecanismos que eviten la repetición de conductas.
A la hora de tomar la decisión de romper una relación violenta, muchas víctimas se enfrentan al miedo a la soledad, al temor al futuro, a la ausencia de alternativas reales en cuanto a alojamiento, empleo o recursos económicos propios, o a una inadecuada respuesta de las instituciones.
Súmese a estos elementos paralizantes que, con frecuencia, las mujeres discapacitadas mantienen con los victimarios vínculos vitales de provisión de cuidados que necesitan para el desenvolvimiento de su vida diaria. Afrontan además, un mayor aislamiento como consecuencia de una movilidad reducida o problemas de comunicación para expresar su situación de maltrato.
Pongámonos en la piel de aquellas que están convencidas de que su discapacidad las avoca a una situación infranqueable ya que su supervivencia depende de mantener los vínculos con el violento.
Sería bueno no olvidar que no basta con el deseo y la decisión de la víctima para poner fin a la relación abusiva. Sería bueno no olvidar que una respuesta social inadecuada es también generadora de indefensión y actúa como reforzamiento del violento. La cuestión por tanto es sencilla: se necesita adaptar los servicios para hacer accesibles los derechos. Derechos y servicios con "formato accesible".
Esto supondrá ampliar y adaptar el modelo de intervención a las personas discapacitadas. Del catálogo de adaptaciones, hay dos esenciales:
1. la adecuación del formato de los mensajes institucionales para hacer comprensible la información,
2. el reforzamiento de las estrategias de detección de casos. En materia de violencia y discapacidad es especialmente importante que los profesionales que habitualmente trabajan con ellas, utilicen el tamizado en consulta y que se articulen sistemas de seguimiento (especialmente los centros sanitarios y los de apoyo a la discapacidad).
En definitiva, adaptar la intervención profesional para hacer una política para que las personas discapacitadas no sientan que sus condicionamientos les exponen inevitablemente al abandono institucional cuando se producen casos de abusos.
En estos tiempos de 140 caracteres, el tuit sería: "En materia de discapacidad y violencia de género se necesita adaptar los servicios para hacer accesibles los derechos. #machismomata"