El papa más ecológico
El papa Francisco tiene claro que estamos en el siglo XXI. Sus decisiones son claras y concisas. Su segunda encíclica "Laudato si", del 18 de Junio de 2015, se centró en el planeta Tierra, el lugar donde viven los hombres, defendiendo la naturaleza y la vida animal. En ella, el papa hace una «crítica mordaz del consumismo y el desarrollo irresponsable con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada para combatir la degradación ambiental y el cambio climático».
Plaza y Basílica de San Pedro (Imagen: Alicia Romay).
El papa Francisco tiene claro que estamos en el siglo XXI. Sus decisiones son claras y concisas. Su segunda encíclica "Laudato si", del 18 de Junio de 2015, se centró en el planeta Tierra, el lugar donde viven los hombres, defendiendo la naturaleza y la vida animal. En ella, el papa hace una «crítica mordaz del consumismo y el desarrollo irresponsable con un alegato en favor de una acción mundial rápida y unificada para combatir la degradación ambiental y el cambio climático».
El papa Francisco tiene claro que estamos en el siglo XXI y él va dando ejemplos nítidos y subrayando con acciones concretas que los tiempos han cambiado.
Lo mejor de todo son sus decisiones, insólitas y originales, acerca del medio de transporte que le conducirá, el próximo jueves 28 de Julio, al encuentro con más de dos millones de jóvenes en el Parque Jordan en Blonia, Cracovia. Será a bordo de un tren ecológico.
El papa Francisco se niega a no dar ejemplo permanentemente; en el Vaticano no cesa de dar toques de atención: vive, piensa y ejecuta tal y como se lo dicta su corazón.
En la carta que envío en mayo de 2013 a su amigo el sacerdote argentino Enrique Martínez, le explica por qué vive en la Casa Santa Marta y no en las estancias del Palacio Apostólico, donde han habitado sus predecesores:
Cambios de hábitos y de formas
Él sabe que el camino no es fácil y que nunca lo ha sido, pero Francisco es así, claro, directo, sencillo y humano. Cambiar las costumbres es una labor ardua y más cuando se trata de instituciones tan antiguas como el Vaticano pero, poco a poco y buscando la mínima oportunidad, el Papa va actuando y demostrando que todo se puede conseguir con fe, constancia y sobre todo, dando ejemplo.
Es un papa de "carne y hueso", lo vemos constantemente en sus reacciones. No estudia cada puesta en escena, quiere mostrar al mundo lo que piensa, lo que siente e incluso hace saber cuando algo le saca de quicio (como le sucedió después de la misa en Morelia, Michoacán, cuando estuvo a punto de caer por culpa de un feligrés que tiró de su mano con demasiado entusiasmo y enfadó al papa, que acabó diciéndole "egoísta, eres un egoísta")
No estábamos acostumbrados a ver reacciones "humanas" naturales y espontáneas en los papas. El boato que rodeaba cada aparición nos hacía sentirlos lejanos, en las alturas, inalcanzables... Pero con él, todo ha cambiado, su naturalidad es permanente.
¿Cuántas veces no hemos oído que el papa Francisco echa en falta salir a caminar por las calles de Roma e ir a comer una pizza? ¡Y claro que lo ha hecho! Cuando se nota algún revuelo en el centro de la ciudad, se piensa rápidamente que puede ser el papa, que puede estar comiendo una pizza o reparando sus gafas.
Alicia Romay entrega su carta al papa antes de su viaje a México (Imagen: Paloma García Ovejero)
Antes de su viaje a México tuve la oportunidad de saludarle y le entregué un sobre. El tiempo que duró el saludo, me escuchó con atención, mirándome a los ojos -en ningún momento dejó de mirarme- trasmitiéndome que, a pesar de que la fila para darle la mano era larga, él se concentraba en la persona que le estaba abriendo su corazón.
En el sínodo, en la sala donde se celebran las reuniones con cardenales y obispos que vienen de todo el mundo, es maravilloso verle aparecer como uno más. Cuando llega al auditorio, saluda con abrazos y gestos de cercanía a los que va encontrando, después se acerca a su sillón y revisa con algún miembro de su equipo los temas del día y si algo se le ha olvidado, se levanta y va a recogerlo él mismo.
El Papa Francisco antes del Sínodo de los Obispos. Octubre, 2014 (Imagen Alicia Romay).
No pide ayuda, él es uno más, y los asistentes observan sorprendidos y no cesan de hacerle fotos con sus móviles, sin terminar de creer lo que están viendo. A los mismos obispos y cardenales que han compartido con otros papas momentos como estos, les cuesta confirmar la naturalidad del papa Francisco y que todo está cambiando.
Recuerdo un día que había terminado una de las sesiones del sínodo y algunos periodistas nos quedamos en el hall del aula Paolo VI. El papa, de repente, apareció cargando su maletín negro y le preguntamos si ya se retiraba a descansar. Nos contestó sonriendo: "No, ¡qué va! Voy a almorzar y después regreso". Está claro que esta frase es una respuesta normal, pero no tanto viniendo de un papa.
Alicia Romay saluda al Papa Francisco (Imagen: L'Osservatore Romano).
Algunos medios para transportar a los papas
Silla gestatoria: se llama silla gestatoria a una silla provista de dos travesaños para ser llevada a hombros. Ha sido usada para llevar a los papas en ciertas ceremonias solemnes para que la multitud los pudiera ver. La última vez fue utilizada por el papa Juan Pablo I en 1978.
Papamóvil: el primero se creó en Irlanda en 1979, era más grande que el actual.
Camión Dina: utilizado por Juan Pablo II durante su visita a México, se le removió el toldo y las ventanas laterales.
SEAT también fabricó un papamóvil en su planta de Barcelona para la visita del papa a España en 1982, sustituyendo al Seat Panda.
El actual papamóvil es un Mercedes-Benz Clase G pintado de blanco "místico Vaticano". El papa Francisco eligió uno con una cabina al aire libre que le permite descender y saludar a la gente cuando lo desea.
Tren ecológico: será usado por primera vez para transportar al papa al encuentro con los jóvenes durante la Jornada Mundial de la Juventud que se celebrará en Cracovia el 28 de Julio.