Esto le pedí a los Reyes Magos para evitar más daño a la universidad
Me diréis, Reyes Magos, que si una persona entre muchas se comporta de forma inapropiada no hay más que apartarla de su cargo. Ahí es donde viene mi petición: las autoridades que deberían haberlo hecho no terminan de decidirse a actuar y están dejando al resto de los profesores y a los alumnos indefensos frente a los desmanes de este mal llamado profesor.
Foto: ISTOCK
Queridos Reyes Magos:
Como profesora de universidad e investigadora creo que mi trabajo es el más bonito del mundo, por lo que solo deseo poder seguir ejerciéndolo durante muchos años. A pesar de ello, os pido ayuda porque para hacerlo necesito de la colaboración de otras personas, entre otros, profesores y alumnos. Los alumnos, los buenos alumnos, nunca faltan, pero últimamente ha surgido un problema por parte de uno de mis compañeros profesores que ha mancillado el noble oficio de investigar y dar clases robando el trabajo de sus compañeros.
Me diréis que si una persona entre muchas se comporta de forma inapropiada no hay más que apartarla de su cargo. Ahí es donde viene mi petición: las autoridades que deberían haberlo hecho no terminan de decidirse a actuar y están dejando al resto de los profesores y a los alumnos indefensos frente a los desmanes de este mal llamado profesor.
Ya me he dirigido a dos de las instituciones que, a mi entender, tienen responsabilidades en este caso. La primera, la Comisión Nacional de Evaluación de la Actividad Investigadora, CNEAI, de la cual formo (o formaba) parte como miembro del comité evaluador de Química.
Desde esta institución se me contestó a vuelta de correo, cosa que agradezco, diciéndome que estaban informados del tema y que les preocupaba tanto como a mí, pero que la CNEAI, como agencia técnica, no tenía capacidad para actuar en este caso. Para terminar, se me recordaba que mi compromiso con la CNEAI terminaba en unos días, lo que solucionaba mis escrúpulos si me veía en situación de desestimar las solicitudes de profesores que basaban su currículum en su propio trabajo.
La otra institución a la que me dirigí fue al rector de la Universidad de Sevilla, en la que trabajo desde hace más de treinta años.
Mi rector no me ha respondido hasta el momento.
Dado que ustedes tienen poderes mágicos, confío en que puedan hacerle entender a las autoridades competentes que cuando se acepta un cargo de responsabilidad, a veces hay que tomar decisiones que, aunque puedan resultar duras para una persona, son imprescindibles para el buen funcionamiento de una institución fundamental en la sociedad española, como es la universidad pública.
Por ello este año pondré mis zapatos en el balcón con más ilusión que nunca.
Adela Muñoz Páez
Catedrática de Química Inorgánica
Universidad de Sevilla
PD: Aunque no hayan tenido ocasión de escribirles una carta, hay muchos otros profesores que piensan como yo, entre otros, los profesores de las universidades de Sevilla y Santiago de Compostela, autores de los dos artículos que fueron publicados el día 3 de enero de 2017 (aquí y aquí).
Si hubiera otros profesores que quisieran sumarse a la petición recogida en esta carta a los Reyes Magos, pueden hacerlo en esta misiva dirigida al ministro de Educación del Gobierno de España, a la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid y al presidente de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas