Los españoles cada vez compramos menos fruta (y estamos más gordos)
La compra de fruta fresca ha descendido un 3,5% respecto al año pasado ante la subida de precios y los cambios en el consumo.
El santoral católico recoge el 6 de febrero como el día de Santa Dorotea de Capadocia. A la mayoría de los ciudadanos no le sonará de nada este nombre, pero es la patrona de los fruteros y los floristas. Precisamente por eso, la agrupación de cooperativas agrícolas de manzanas Asociación de Productores Hortofrutícolas del Valle Ventosa organiza un evento especial en conmemoración del Día del Frutero, que este año celebra su cuarta edición.
El evento, que se ha celebrado con un día de antelación en el Mercado de Antón Martín de Madrid, llega en un momento complicado para el sector. Los hábitos de consumo cambian de manera acelerada. Los consumidores optan cada vez más por productos elaborados y se olviden de los frescos.
"El consumidor del siglo XXI no tiene nada que ver con el del siglo XX. El consumo de comida fuera de casa es mucho más habitual", ha apuntado Olga Ruiz Castillo, subdirectora de comercio del Ayuntamiento de Madrid.
Cae el consumo de fruta y suben los precios
La compra de fruta fresca ha caído un 3,5% en 2017 (los últimos datos disponibles) respecto al año anterior, según el informe de consumo de alimentación elaborado por el Ministerio de Agricultura.
Gran parte de esta caída está relacionada con el incremento de los precios de los alimentos, especialmente de los frescos. La fruta ha subido de precio un 10,8% en 2018. A pesar de este alza, los españoles gastan de media 134,64 euros al año en fruta fresca, un 4,6% menos que el año anterior.
Este menor consumo de fruta afecta directamente a la salud de los españoles. La tasa de obesidad se ha duplicado en las últimas dos décadas. Más del 60% de la población tiene un problema de exceso de peso (40% sobrepeso y 22% obesidad), y se vive una tendencia al alza.
"Deberíamos hacerles un homenaje todos los días a nuestros fruteros. Son grandes prescriptores de la salud en momentos de obesidad", ha afirmado Luis Pacheco, de la Confederación Española de Comercio.
El pequeño comercio sufre
El descenso del consumo de fruta ha afectado especialmente al pequeño comercio. Las pequeñas fruterías de los barrios y los mercados representan el 33,4% de las compras de estos alimentos en España, pero estas han caído un 8,7% este año.
"El pequeño comercio es de vital importancia para nuestros pueblos y ciudades, ya que se trata de un comercio de cercanía. Los retos de la transformación digital no tiene por qué implicar su desaparición, sino combinar ambas", ha señalado Belén Mesa Zambrano, directora de programa de la Secretaría de Estado de Comercio, dependiente del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo.
"Madrid tiene 45 mercados distribuidos por todos los barrios. Este de Antón Martín se abrió en 1941, en plena postguerra, y se está convirtiendo en una referencia", ha asegurado Olga Ruiz Castillo, subdirectora de comercio del Ayuntamiento de Madrid.
Tampoco los supermercados han tenido un gran trasvase de consumidores. Las compras de fruta en estos establecimientos representa el 32,1% del total, pero apenas ha subido un 0,4%.
El arte para reivindicar la profesión del frutero
La asociación ha organizado un concurso de pintura para celebrar el Día del Frutero. Los cuadros finalistas se expondrán hasta el próximo 12 de febrero en el Mercado de Antón Martín, situado en la calle de Santa Isabel, de Madrid. A su lado el puesto de frutería de José, que vende las naranjas a 2,99 euros el kilo y los plátanos a 3,25 euros el kilo.
La obra ganadora ha sido un óleo que representa a una vendedora seleccionando manzanas. El autor, Sergio Vallés, un estudiante de 20 años de la academia de bellas artes Imaginarte (Valencia) ha obtenido un premio de 3.000 euros.
"No me lo esperaba", ha confesado Vallés a El HuffPost. "Me presenté a este concurso porque era una oportunidad que me venía bien ahora mismo para financiar mis estudios y los materiales que se utilizan que son muy caros".
Curiosamente, la bisabuela de Vallés y, posteriormente, su abuela gestionaron una frutería en el barrio de El Cabanyal durante 50 años. Como un pequeño homenaje, este pintor acudió al Mercat Cabanyal para hacer una fotografía a una frutera para después pintar a partir de esa foto.