May supera la moción de confianza: empieza la pelea por el plan B del Brexit
La primera ministra británica se salva por 325 votos a favor y 306 en contra.
"May ante la pelea de su vida", titulaba este miércoles un periódico británico. Y tanto que es la pelea de su vida. De momento, contra todo pronóstico, la primera ministra británica resiste. Cualquiera en su lugar hubiera dado un paso atrás, pero ella, tras superar una moción de confianza promovida por su propio partido, tras una derrota humillante en el Parlamento británico a su acuerdo del Brexit, este miércoles ha vuelto a vencer. Ha superado la moción de censura presentada por los laboristas de Jeremy Corbyn por 325 votos a favor frente a 306 en contra. Sólo 19 votos de margen. No, a la tercera no ha ido la vencida. Parece que nada puede con Theresa May.
"Me alegra saber que esta Cámara sigue confiando en el Gobierno", ha dicho la premier conservadora en su inmediata intervención, tras conocer el resultado. May ha afirmado que continuará trabajando para "cumplir con la solemne promesa" de materializar el resultado del referéndum de junio de 2016, en el que los británicos votaron por abandonar la Unión Europea (UE). "Tenemos la responsabilidad de identificar un camino hacia adelante que nos permita obtener el apoyo de esta cámara", agregó la jefa de Gobierno, que reiteró su intención de conversar con el resto de fuerzas políticas para tratar de encontrar un "terreno común".
El ala más euroescéptica de los conservadores, así como sus socios del norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), respaldaron, hoy sí, que May continúe al frente del Gobierno, a pesar de que se opusieron el martes a su pacto sobre las condiciones de salida de la UE. Queda claro en el reparto de votos por formaciones:
Nada de elecciones
Durante el debate sobre la moción de censura, May ha argumentado que convocar ahora unas elecciones generales sería "lo peor que podría hacer" el Reino Unido. "Profundizaría en las divisiones, cuando necesitamos unidad, traería más caos, cuando necesitamos certidumbre, y provocaría retrasos, cuando debemos seguir avanzando", ha enfatizado.
Corbyn, por su parte, ha acusado a la primera ministra de haber "fallado al país" y le exigió que dimita para dar paso a unos nuevos comicios. "Cualquier otro primer ministro que se hubiera enfrentado a una derrota de la escala de la que sufrió usted anoche habría dimitido y este país podría elegir al Gobierno que desee", ha esgrimido. El líder de los progresistas estaba visiblemente tenso, a la que salta, entre otras cosas porque esta votación perdida le imprime más presión desde su propio partido, de los partidarios de pedir la convocatoria de un segundo refrendo sobre el divorcio con Europa.
Hasta esta misma noche, Corbyn siempre ha dicho en público que hay que respetar lo votado en 2016 (cuando el 51,9% de los votantes dijeron sí a la salida de la familia comunitaria) y que sólo de plantea la posibilidad de otro plebiscito si falla en su propósito de forzar unas elecciones anticipadas.
El nuevo reto: un plan B que convenza a todos
Pero no hay tiempo para saborear este nuevo logro, May tiene ante sí un nuevo plazo -y reto-: el de llegar al día 21 de enero con un plan B del Brexit que, esta vez sí, logre el respaldo de la Cámara de los Comunes. La tarea no es sencilla, pero está dispuesta a intentarlo. El primer paso que dará ahora será el de reunirse con los distintos partidos para escuchar qué quieren que se cambie del acuerdo. Lo hará con la intención de renegociar el pacto con la UE, aunque sabe que en Bruselas le han dicho por activa y por pasiva que de renegociar nada.
Un portavoz del 10 de Downing Street, el despacho oficial de May en Londres, ha informado de que May ha pedido verte ya esta misma noche con representantes del Partido Laborista, de los liberal demócratas, del Partido Nacionalista Escocés (SNP) y del partido nacionalista galés Plaid Cymru. El Gobierno, ha afinado este portavoz, no planea quitar de la mesa la posibilidad de un Brexit sin acuerdo, como hoy le ha pedido Corbyn. "La primera ministra ha sido muy clara sobre que los británicos votaron por abandonar la Unión Europea", ha enfatizado.
Tanto los críticos que tiene en sus propias filas como el DUP, sus apoyos de hoy, lo que quieren es que la primera ministra regrese a Bruselas para arrancar concesiones sobre el mecanismo de salvaguarda irlandesa, diseñado para evitar una frontera en Irlanda del Norte. El mismo portavoz de May ha puntualizado que una de las líneas rojas que el Ejecutivo conservador no está dispuesto a negociar es la pertenencia a una unión aduanera comunitaria. "Los principios que nos gobiernan al iniciar este diálogo es que queremos poder hacer nuestros propios tratados comerciales (con terceros países), y eso es incompatible con una unión aduanera", concluye.
Los líderes europeos le piden claridad, están dispuestos a hacer todas las "aclaraciones" que sean necesarias, pero no tienen nada que renegociar sobre el acuerdo sellado en noviembre pasado, como diría Winston Churchill, con "sangre, esfuerzo, lágrimas y sudor".
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De hecho, este mismo miércoles la Comisión Europea (CE) ha reiterado su postura: "El Consejo Europeo (los jefes de Estado y de Gobierno) dijo en diciembre que el acuerdo de retirada, y repito, el acuerdo de retirada, acordado por los Veintisiete y Reino Unido, no está abierto para una renegociación", ha declarado en la rueda de prensa diaria el portavoz del Ejecutivo comunitario, Margaritis Schinas.
Y ahí está el gran riesgo del plan de May, que está atrapada entre las exigencias del Parlamento de Westminster y la imposibilidad de arrancar cualquier modificación en el acuerdo por parte de los Veintisiete. Además, no puede permitirse el lujo de volver al Parlamento con las manos vacías o con el mismo acuerdo que le ha llevado a protagonizar la derrota más humillante que se recuerda en 100 años de la historia británica. Eso sí que sería su final.
Sea cual sea el plan B que presente en la Cámara de los Comunes, éste puede ser enmendado por los parlamentarios con sus propias propuestas, por lo que todas las opciones siguen abiertas: desde una revocación unilateral del Brexit o un Brexit sin acuerdo de catastróficas consecuencias hasta un segundo referéndum, pasando por una renegociación con la UE.
Por último, hay otra posibilidad, que a su vez es la que cada vez gana más peso: la salida de Reino Unido de la UE está prevista para el 29 de marzo, pero en los últimos días han aumentado las especulaciones sobre la posibilidad de que sus socios europeos den a May más tiempo para sacar adelante el Tratado de Retirada, ante el rechazo de buena parte de su partido.