El cerebro aznarista detrás de Pablo Casado
Reformas en Génova 13: Lasquetty desembarca como jefe de gabinete y fichaje de Isabel Benjumea
Vuelo de vuelta, de Nicaragua a Madrid. Javier Fernández-Lasquetty ya está de nuevo en España y ha hecho la mudanza a uno de los mejores despachos del número 13 de la calle Génova. Es la nueva sombra de Pablo Casado, que lo ha convencido para que sea su jefe de gabinete, el hombre que va a mover todos los hilos. El que le susurrará directamente al oído.
Todavía le dura el jet lag. Una semana ya en la capital del país y en un momento de especial relevancia: negociaciones en Andalucía para lograr la Presidencia de la Junta y con un tablero político totalmente diferente por la irrupción de Vox. La derecha se calienta a tres bandas compitiendo por el gran trono.
Y su llegada además es lo más comentado estos días internamente en el partido. Supone laminar totalmente (y si quedaba algo) el espíritu del 'marianismo' en el PP. Lasquetty es puro Aznar, lo que gusta mucho a este nuevo PP, profundamente conectado con el expresidente, y del que recelan los sectores que apuestan por un mayor acercamiento al centro para evitar que Cs se coma esa tarta -donde se ganan las elecciones-.
Lasquetty representa a ese PP del poder madrileño, liberal, al que le gusta hablar de esencias y de principios de la derecha. Ese aire desacomplejado, de presumir de decir las cosas como son (a su manera). Él mismo le puso rostro durante años como consejero de Sanidad de Esperanza Aguirre con su mega plan para privatizar los hospitales que frenó la Justicia, lo que le hizo dimitir.
El 'backstage' de la política
El exconsejero confiesa estos días que él ya no tenía ganas de puestos más orgánicos, de máxima visibilidad. Y vuelve a ese papel en la sombra de el que sabe mucho, ya que ejerció como jefe de gabinete de Esperanza Aguirre entre 1996 y 2000 y luego trabajó en el gabinete de Aznar en el Palacio de La Moncloa en la segunda legislatura -la de la mayoría absoluta-. Conoce perfectamente en qué consiste mover esos hilos por detrás. Él lo suele decir así: el backstage de la política.
Casado llevaba tiempo hablando con él para convencerlo de que volviera a España y se uniera a su equipo más cercano. Lasquetty, que también fue secretario general de Faes, es un adicto a la política aunque se hubiera refugiado en los últimos años en la Universidad Francisco Marroquín de Nicaragua. Seguía siendo militante del PP (de los que pagan cuota a través de transferencia bancaria). Y estaba al tanto de lo que pasaba en la política española -solía escuchar el podcast del programa de Federico Jiménez Losantos mientras se duchaba allende el Atlántico-.
Lasquetty se había quemado con el PP de Mariano Rajoy, fue muy crítico con el expresidente hasta en artículos públicos. Su diagnóstico es que se perdieron durante estos últimos años las ideas y las esencias del PP en temas como el terrorismo y el nacionalismo. En abril escribía: "Mariano Rajoy impuso hace años la erradicación de los ideales en el centro-derecha español, sustituidos por una mezcla de tecnocracia, vanidad y videos comprometedores. Sobre ello sustenta su poder. A su alrededor ya casi no queda nada. Cada vez que se pregunta al electorado –ya sea en elecciones o en encuestas- al PP de Rajoy se le marcha un tercio de los que votaban. Tal vez porque unos son liberales y otros conservadores".
Y eso es precisamente lo que cree que toca ahora hacer en Génova: reafirmar esos principios.
Esto mismo lo ha declarado ya esta semana precisamente con Jiménez Losantos y señalaba que los populares deben dar "motivos sólidos y razones fundadas" para que les voten, no puede entender que hay voto cautivo. La "estrategia": "convicciones y principios". En definitiva, ese PP de Aznar y Aguirre.
Pero en sectores del PP, según fuentes críticas, el fichaje de Lasquetty aleja al PP del centro, lo que puede llevar a perder más votos en un momento en el que Vox logra arrancar a los de extrema derecha y Ciudadanos se puede quedar con sufragios más moderados (el gran caladero de votos).
Eso sí, la sintonía política de Casado y Lasquetty es total. Los dos se criaron políticamente en el PP madrileño y tienen referentes muy similares. Una época, además, en la que también pululaba Santiago Abascal en esos círculos tras marcharse del PP vasco y buscar refugio en organismos autonómicos de la Comunidad.
El 'terremoto' Vox ha supuesto un shock estos días en el panorama nacional, pero en el PP no se han desatado dudas sobre que hay que pactar con ellos. No han salido voces en alto contrarias a las negociaciones para lograr sus votos para la investidura de Juanma Moreno. De hecho, ya han tomado café los líderes regionales para entablar contactos sin que lo supiera Ciudadanos.
En Génova siguen las reformas y también esta semana se ha conocido la llegada como asesora adjunta de Isabel Benjumea, directora de la Red de Floridablanca y una de las voces críticas con Mariano Rajoy durante los últimos años. Y ahora trabajará codo con codo con Lasquetty, al que le conecta también un pasado en Faes. Otro movimiento de Casado aupando a los más críticos con la dirección de Rajoy, precisamente a la que él perteneció como vicesecretario de Comunicación.
Los despachos de Génova huelen (todavía más) a Aznar. Las urnas dirán si era lo que necesitaba el partido.