Qué ocurre cuando los políticos apoyan a los antivacunas
En medio de un brote de sarampión, el Gobierno populista de Italia apuesta por difundir conspiraciones.
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) de Italia, fundado por un hombre que llegó a calificar el VIH de fraude, hizo campaña contra la vacunación obligatoria para las elecciones generales de marzo. Y ganó. El mes pasado, los líderes del partido sacaron adelante una ley que acabó con la inmunización obligatoria para los niños que asisten a la escuela pública.
La nueva ley ha hecho de Italia el lugar preferido para el movimiento global antivacunas. Pero ahora el país lucha por frenar un brote de sarampión que ya ha infectado a miles de personas, mientras Europa registra su mayor tasa de casos en una década, como resultado inevitable y previsible de las políticas y la retórica antivacunas, señalan los expertos.
"Actualmente Europa es un buen ejemplo de lo que ocurre cuando la cobertura de vacunas entra en declive", asegura Vytenis Andriukaitis, comisario europeo de Salud y Seguridad Alimentaria.
Los esfuerzos de Cinco Estrellas y su socio de coalición de extrema derecha, la Liga Norte, han complicado en particular la campaña mundial para combatir el sarampión, un virus extremadamente contagioso que suele extenderse entre los niños y que puede dar lugar a complicaciones severas, entre ellas neumonía y encefalitis. En 2012, la Organización Mundial de la Salud (OMS) marcó como objetivo eliminar la enfermedad para 2015. En cambio, se estima que alrededor de 41.000 personas en el continente han sido infectadas sólo en los seis primeros meses de este año.
Incluso una ligera caída en el porcentaje de vacunación de la población puede tener efectos desastrosos: un país necesita una tasa de vacunación de al menos un 95% para estar libre de sarampión. Cuando se vacuna menos gente, los niños enferman.
"Tenemos una herida autoinfligida, por la que estamos dando marcha atrás en los progresos de salud pública en Europa y Estados Unidos", afirma Peter Hotez, decano de la Escuela Nacional de Medicina Tropical en el Baylor College of Medicine (Houston, Texas, EE UU).
Cinco Estrellas y la Liga han enmarcado en alguna ocasión sus esfuerzos por evitar la inmunización obligatoria como una forma de que los padres tomen sus propias decisiones en salud, y no como una forma de limitar la vacunación en el país. Luigi di Maio, actual líder del M5S, trató hace poco de distanciarse de las conspiraciones antivacunas.
Pero la retórica y los propósitos de otros rostros importantes del partido y sus aliados son mucho más radicales. Una figura clave del movimiento, Paola Taverna, apoyó el mes pasado las peligrosas "fiestas de sarampión", donde los niños se reúnen para infectarse entre sí y desarrollar la inmunidad. En junio, el líder del partido, Matteo Salvini, describió la vacunación obligatoria como "inútil y en muchos casos peligrosa". Algunos candidatos del partido fueron más allá, afirmando falsamente que las vacunas causan autismo y refiriéndose al sistema de vacunación subvencionado por el Estado como un "genocidio gratuito".
El discurso de estos políticos va en la misma línea que el de los grupos antivacunas que fabrican conspiraciones y oposición a las vacunas apelando a la elección personal y a la pseudociencia. "Usan términos engañosos que realmente no significan nada... como libertad médica y elección de vacunación", apunta Hotez. "Lo que están haciendo realmente [los antivacunas] es privar a los niños de sus derechos fundamentales".
En poco más de tres meses al mando, Cinco Estrellas y la Liga han impulsado los objetivos de una pequeña pero sonora comunidad antivacuna.
Hace sólo un año, Italia parecía emprender el camino hacia la resolución de su brote de sarampión. El Gobierno anterior aprobó una ley por la que los niños tenían que recibir 10 vacunas para poder asistir a escuelas públicas.
La ley obtuvo el apoyo de expertos en enfermedades infecciosas de la OMS y de médicos italianos, pero también una fuerte oposición del robusto movimiento antivacunas europeo.
"Cuantitativamente es un grupo muy pequeño, pero cualitativamente son ruidosos y muy, muy agresivos", señala Walter Ricciardi, presidente del Instituto Nacional de Salud italiano.
Los manifestantes antivacunas atacaron a diputados del Gobierno a la salida del Parlamento italiano. Se manifestaron en las calles de Roma. Un grupo de 130 familias escribió al presidente italiano asegurando que buscarían asilo en Austria para eludir las vacunas. En un evento en el que la ex ministra de Salud Beatrice Lorenzin promocionaba su libro, varios activistas entraron gritando acusaciones de que Lorenzin estaba matando niños.
Importantes organizaciones antivacunas a nivel mundial, una red compuesta por activistas e incluso por algunos desafortunados médicos, se aferraron a Italia como símbolo de resistencia, y en los foros antivacunas se alabaron las manifestaciones en dicho país. La Liga y el M5S exprimieron el descontento de la gente y criticaron la ley de obligatoriedad como una extralimitación del Gobierno.
"La ley era buena y funcionaba, luego los principales líderes de los dos partidos hicieron comentarios sin rigor científico sobre las vacunas", expone Ricciardi.
A Cinco Estrellas y a la Liga les pareció menos importante frenar el brote de sarampión que apelar al sentimiento anti-establishment que llevó a los partidos al poder, según alegan los críticos.
"Querían los votos de los antivacunas y de la gente que considera la ley de vacunación obligatoria una violación de la libertad personal", critica Stefano Zona, médico de enfermedades infecciosas y miembro de IoVaccino, una organización italiana sin ánimo de lucro que busca corregir la desinformación en torno a las vacunas.
"Están alimentando el movimiento antivacunas", defiende.
Estados Unidos ya ha tenido varios brotes graves de sarampión en los últimos años, en parte debido a los activistas antivacunas y asociado a una tasa menor de vacunación en algunas comunidades. Y los políticos americanos no son mucho más comedidos que sus homólogos italianos a la hora de avivar el escepticismo ante las vacunas. El presidente Donald Trump cuestionó la seguridad de las vacunas durante un debate presidencial republicano en 2015 y se pasó años promoviendo conspiraciones antivacunas.
Este artículo fue publicado originalmente en el 'HuffPost' EEUU y ha sido traducido del inglés por Marina Velasco Serrano