Chicho Ibáñez Serrador: "El silencio es el prólogo del alarido"
El hombre que cambió la tele en España pronuncia un discurso de amor al género del terror.
La televisión aterrizó en España con retraso por culpa de la dictadura y se mantuvo por detrás del resto del mundo durante décadas. Uno de los hombres que logró cambiarla y modernizarla es Narciso Ibáñez Serrador, el creador del Un, Dos, Tres... responda otra vez.
Chicho, como es más conocido, fue una de las figuras clave para que la televisión española ascendiera de un muermo propagandístico a un aparato con capacidad de encandilar a decenas de miles de españoles.
Además del famoso programa, Chicho Ibáñez Serrador dio luz a Historias para no dormir, una especie de La dimensión desconocida a la española que elevó el gusto del público por el género. También se situó tras la cámara en la gran pantalla, regalándole obras maestras del cine de terror.
Sus dos grandes películas de miedo, La residencia y ¿Quién puede matar a un niño?, forman parte de la programación de la quinta edición del Festival Nocturna de Madrid, que ha reconocido su carrera con un merecido y tardío galardón. También proyecta la inédita El hombre que vendió su risa.
El cineasta y productor ha decidido hacer su última aparición pública —según han confirmado sus familiares al festival— en esta cita, junto a dos leyendas del terror anglosajón: el director Don Coscarelli y la actriz Caroline Munro.
Y al recoger el premio, ha hecho lo que mejor sabe hacer: con medidas palabras, hechizó a su audiencia realizando un apasionado alegato a favor del terror, del miedo y de cómo el silencio los favorece. Todo ello salpicado de un vivo sentido del humor.
"No sabía que tenía que hablar porque, si lo hubiera sabido, hubiese redactado unas pocas líneas para que pareciera que estaba improvisando. Es un truco feo. Casi toda mi vida se ha basado en trucos", ha reconocido, divertido. Para no llevarlo escrito, su discurso ha resultado realmente emotivo.
La sala, sumida en el silencio, espera más palabras. "Oye, esto es precioso", señala Chicho, a lo que siguen aplausos y risas. "Me refería al silencio", recrimina al público, cosechando carcajadas.
"A partir del silencio puede hacerse cualquier cosa; sobre todo, el terror. El terror al silencio. El silencio es el prólogo del alarido. No habrá gritos sin que antes haya habido un silencio", desarrolla el creador.
En una sala donde sólo se oye su voz, frases separadas por marcadas pausas en las que todos parecen contener la respiración, Chicho Ibáñez Serrador invita a todos a disfrutar de esa sensación:
Después de esto, uno de sus acompañantes se lleva el micrófono. "Me lo ha quitao", se queja el cineasta. Abandona la sala en su silla de ruedas, como entró; como un titán, aclamado con aplausos, una ovación, gente de pie. En su última aparición, ha disparado la imaginación de todos, como siempre hizo.