Los escándalos del PP, el silencio de Rajoy y la somnolencia de la oposición
Con el PP en el vórtice del huracán de informaciones sobre corruptos, Rajoy calla desde la distancia y los partidos de la oposición se distraen.
La corrupción ha calado tan hondo en las instituciones que los españoles se han habituado a que el desayuno llegue envuelto, día tras día, en un auto judicial. El intenso goteo de investigaciones, detenciones, registros y nombres de operaciones dibuja un complejo entramado que resulta casi imposible de seguir.
Pero provoca también un efecto anestesia que parece estar afectando a la oposición: mientras el escándalo tiene al Partido Popular en su vórtice, el PSOE espera al momento propicio (¿?), Podemos desvía el foco con una polémica sobre su autoinvitación a una tertulia y Ciudadanos saca pecho atribuyéndose logros frente a los corruptos. En la Fiscalía Anticorrupción, por si no hubiese suficiente, crecen las tensiones en torno a su responsable, Manuel Moix. ¿Rajoy? Rajoy sigue de viaje.
El huracán de informaciones, mientras tanto, no deja de sacudir el fango de las piscinas en las que algunos en el PP han presuntamente nadado durante años de impunidad y enriquecimiento ilícito. Este miércoles se ha sabido que tres veces pudo el partido limpiar (o al menos denunciar) aquella que ha llevado a Ignacio González a la cárcel, y tres veces declinó hacerlo.
Fueron las tres ocasiones en las que Jesús Gómez, diputado del partido, advirtió a Esperanza Aguirre de los manejos del expresidente de la Comunidad de Madrid y de que tenía una cuenta en Suiza. "Deja de ver fantasmas", le dijo Aguirre, convertida hoy en un espectro político que tiene buena parte de su legado entre rejas. González fue su mano derecha y su delfín y cuando Gómez llegó a su despacho con la información optó por matar al mensajero: el diputado pasó a ser considerado un "traidor" y perdió cualquier opción de ser candidato a la alcaldía de Leganés, a la que se había postulado antes de destapar el tarro pestilente.
El aviso de Jesús Gómez le habría servido a Aguirre quizás para construir un epílogo más digno a su dilatada carrera, pero ya es demasiado tarde para eso. También lo es para seguir blandiendo el "oh, traición" como estrategia para salir sin mácula de esta tormenta de basura. La otrora lideresa sabía lo que había, como lo sabía el resto del PP. Por si quedaba alguna duda, Carlos Floriano la ha deshecho: el que fuera vicesecretario de Organización ha reconocido que tuvo ante sus ojos hasta el número de la cuenta que González tenía en Suiza.
Dice que si no acudió al juzgado es porque, como Aguirre, se creyó las negativas de González. Y le dejaron hacer, hacer y hacer hasta que el juez Eloy Velasco puso por escrito sus manejos en el Canal de Isabel II, en un auto demoledor que le envía a la cárcel después de acreditar que desvió 25 millones de euros a cuentas en paraísos fiscales. Lezo se suma al catálogo de operaciones que como Gürtel y Púnica han llevado a la cárcel a miembros del PP y han enfocado a Génova como cruce de caminos de corruptelas y tejemanejes.
RAJOY NO SE BAJA DEL TÓPICO
En la sede central del partido se dieron cita anoche cientos de personas para protestar con cacerolas por la mancha de corrupción que afecta al partido. Pero los estruendos no van con Rajoy ni le llegan: desde la distancia de un viaje oficial a Brasil esquivó la dimisión de Esperanza Aguirre y desde Uruguay, después de posar ejercitándose, ha reaccionado al vendaval con su sempiterna calma y un tópico de libro, el mismo que viene repitiendo desde que fuera citado a declarar como testigo en el juicio por el caso Gürtel. Ocho días ocho sin decir nada relevante sobre el vendaval que azota a su partido y a su gobierno.
Desde Montevideo, esta misma tarde y a preguntas de los periodistas tras su reunión con Tabaré Vázquez, presidente de Uruguay, Rajoy ha completado el lugar común con todas y cada una de sus características: "Confío plenamente en la justicia, porque creo en el Estado de Derecho y en la separación de poderes".
"Haré siempre, como estoy haciendo, todo lo posible para facilitar su labor. Pido que se le deje trabajar con tranquilidad. El que la hace la paga. Además, digo que no se puede generalizar: hay decenas de miles de personas que se dedican a la política en España y que son fieles servidores de lo público", ha dicho el presidente.
TENSIÓN EN LA FISCALÍA...
Tranquilidad es justamente lo que está faltando en la Fiscalía Anticorrupción. La polémica abierta este martes por el supuesto relevo de su puesto de Carlos Iañez, fiscal adscrito a la Operación Lezo, ha tenido que ser zanjada por la tarde con un comunicado de la propia Fiscalía, en la que asegura que Iañez permanece en su puesto, que ha sido el Fiscal General del Estado, José Manuel Maza, quien ha renovado su comisión de servicio y que lo ha hecho a petición del fiscal jefe de Anticorrupción, Manuel Moix.
La labor de Moix está en entredicho desde la semana pasada, cuando Iañez y su compañera en la operación Lezo, Carmen García Cerdá, expresaron formalmente sus discrepancias con él por sus intentos de impedir algunos registros relacionados con el caso del Canal de Isabel II. En una junta de fiscales, la protesta de los dos fiscales fue apoyada mayoritariamente por sus compañeros.
...Y SOMNOLENCIA EN LA OPOSICIÓN
PSOE y Ciudadanos han unido esfuerzos para forzar la salida del fiscal jefe de Anticorrupción y han presentado una proposición no de ley para que el Congreso le repruebe tanto a él como a Maza y para exigir al Gobierno que destituya a ambos. Con el Congreso bloqueado en su labor de control al Gobierno hasta el 10 de mayo, esta propuesta y la petición de que dimita Rafael Catalá que PSOE y Podemos formularon en el Senado el martes son los movimientos más importantes que ha llevado a cabo la oposición.
La atención concitada por la formación morada en las últimas horas, sin embargo, no gira en torno a su estrategia para dar la batalla a la corrupción del PP en las instituciones, sino por una rabieta sobre la decisión de la Cadena SER de elegir a los integrantes de sus tertulias según su criterio, y no según los turnos y rotaciones de Podemos, que ordenaban en este caso, casualidad seguro, que Irene Montero diese el relevo a Íñigo Errejón en 'Hora 25'.
Podría decirse que la corrupción arrincona al PP, pero también que es preciso que la oposición empuje al partido en el poder a ese rincón.