Unidad y sobriedad: Bruselas planta cara al dolor y al miedo (FOTOS)
Los familiares de las víctimas y los reyes belgas protagonizan los actos de recuerdo a los asesinados por el ISIS hace un año
El rey Felipe de Bélgica se dirigió este miércoles a los familiares y allegados de las víctimas de los atentados yihadistas de Bruselas de 2016, a quienes un año después de los ataques invitó a compartir su dolor y trabajar para construir una "sociedad más humana y más justa". "Nadie puede pretender comprender completamente el sufrimiento que viven ustedes" y "queremos escuchar vuestro dolor", ha dicho el monarca en el barrio europeo de Bruselas, donde se produjo el segundo de los dos atentados que dejaron 32 muertos y más de 300 heridos.
Felipe se dirigió a aquellos que llevan "las cicatrices del atentado terrorista" y, como tantas otras víctimas del terrorismo en todo el mundo, las heridas de "una locura asesina". "Aprendamos a escucharnos mutuamente, a respetarnos y a corregir nuestras debilidades", pidió el rey Felipe en un discurso pronunciado en francés, flamenco e inglés en el que instó a sus conciudadanos a que intenten "hacer nuestra sociedad más humana y más justa".
Antes de dirigirse a la nación, el rey Felipe de los belgas y la reina Matilde habían participado en el minuto de silencio celebrado a las 7.58 hora local (la misma en la España peninsular) en el aeropuerto bruselense de Zaventem, donde se produjo el primero de los atentados, y a las 9.11 en la estación de metro de Maelbeek, donde los yihadistas golpearon por segunda vez.
El monarca cedió a continuación la palabra a la hermana de Sabrina, fallecida en el ataque a la estación de metro de Maelbeek, quien visiblemente emocionada hizo un llamamiento, en francés, a la concordia y esperanza. "Ese mensaje de amor y de paz que la definía también es el que quiero compartir con ustedes hoy", dijo entre sollozos antes de que tomara el púlpito otro de los allegados de las víctimas quien, en flamenco, compartió que no se puede "cambiar lo que pasó, hacer desaparecer la tristeza" pero sí convertir ese sufrimiento en un ejercicio de "solidaridad".