2016: un año loco para la información internacional

2016: un año loco para la información internacional

EL HUFFINGTON POST

Este 2016 ha sido un año en el que todo ha salido al revés. Nada -o casi nada- ha pasado como se esperaba y, ahora que está terminando, se puede decir abiertamente que este año ha dado lugar a un mundo un poco más distinto. Sólo un poco para algunos, muchísimo para otros y una barbaridad para aquellos que hayan seguido la información internacional y hayan ido sumando fallidas predicciones sobre los grandes eventos que han ocurrido en el transcurso de estos 365 días.

Ha sido, sin duda, el año de los populismos y los referéndums. ¡Y qué referéndums!. Han cambiado el rumbo de la política internacional y han puesto de manifiesto el descontento de los ciudadanos. También han demostrado que un referendo no puede convocarse sin más y que, por norma, no hay vuelta atrás.

Que se lo digan a los británicos que el día 24 de junio se llevaron las manos a la cabeza al levantarse con la noticia de que Reino Unido iba a abandonar la UE. Para los que llevaban mucho tiempo esperando la ruptura con la Unión Europea fue la noticia de sus vidas, pero para otros tantos fue un buen susto. “No sabía que eso implicaba que nos saldríamos sí o sí”, “Nadie nos ha explicado bien las consecuencias”, fueron algunas de las declaraciones de muchos británicos que se habían decantado por el ‘sí’ al Brexit y que después se arrepintieron.

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El que, al menos de cara al público, no se arrepintió de haber organizado la consulta fue el por entonces primer ministro británico, David Cameron. El referéndum sobre la ruptura o permanencia en la UE fue su gran apuesta, pero sabía que si salía adelante su cabeza caería. Y así fue. Ese 24 de junio Reino Unido abrió un nuevo capítulo de su historia y en él no había espacio para Cameron como primer ministro. Poco después de conocer los resultados, anunció su dimisión. Se abrió un proceso insólito, que a día de hoy sigue liderado por Theresa May, la primera ministra que asegura una y otra vez que “Brexit es Brexit”, aunque las trabas para que lo sean no dejen de sucederse. May augura que un Reino Unido fuera de la UE será una realidad en 2019… Pero nada está garantizado todavía.

El mundo seguía consternado por el Brexit cuando llegó Colombia y su referéndum sobre el acuerdo de paz con las FARC. Sobre la mesa estaba un acuerdo histórico entre el gobierno y la guerrilla con el que se pretendía poner fin a más de 50 años de conflicto que ha dejado ocho millones de víctimas. Todo apuntaba a que saldría adelante, pero no fue así. El 50,2% de los colombianos decidieron votar en contra frente al 49.7% que se decantó por el ‘sí’. La abstención, de más del 60%, y la pésima imagen de la guerrilla fueron determinantes en el resultado de la votación, que ninguna encuesta supo predecir. Por cierto, que si algo ha demostrado este 2016 también ha sido que las encuestas no dan ni una… Pero ese es otro tema.

TODO AL REVÉS

Pese al ‘no’ de los colombianos al acuerdo de paz, lo cierto es que ver al presidente Juan Manuel Santos y al líder de la insurgencia Timochenko darse la mano y abrazarse fue algo inimaginable hace años. Una imagen grabada a fuego para muchos y que aparecerá, sin duda, en los libros de historia. También se explicará cómo, un mes más tarde de ese rechazo, el Congreso de Colombia refrendó el segundo acuerdo de paz firmado por Gobierno y FARC. Hicieron falta debates acalorados entre los defensores y los detractores del pacto y maratonianas sesiones de análisis, pero se consiguió y se consumó el paso necesario para implementar los acuerdos.

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Pero la sorpresa de las sorpresas llegó en noviembre. La sorpresa de las sorpresas y el disgusto de los disgustos para más de uno. Pocos supieron verlo, pero sucedió: Donald Trump, una persona calificada como "machista, misógino", un magnate multimillonario sin experiencia política y, en definitiva, el candidato republicano en el que nadie creía, ganó las elecciones en EEUU. Se impuso a la todopoderosa Hillary Clinton. Y tocó hacer autocrítica. No sólo las encuestas fallaron, también los medios, que quedaron anulados al darse cuenta de que no habían sido capaces de palpar el descontento de los ciudadanos e incluso las diferencias entre los estados y clases estadounidenses. La suma de todos esos factores, junto a una Clinton que no fue capaz de entusiasmar y de conectar realmente con su electorado, dio paso a que el caballero del tupé se convirtiera en el próximo inquilino de la Casa Blanca.

Eso fue en noviembre, pero diciembre tampoco se ha quedado corto: otro referéndum y otra cita electoral han puesto en jaque a Europa. De un lado, el primer ministro italiano, Matteo Renzi, apostó todo a su reforma constitucional, pero le salió mal la jugada. Bien por el hecho de que el referéndum sobre su reforma estuviera vinculado a su persona, bien porque a los italianos no les gustaba la propuesta, el ‘no’ fue claro: se impuso con casi el 60% de los votos y Renzi dimitió.

RENZI TAMBIÉN CAE

El mismo día en el que los italianos acababan con Renzi en el cargo, el 4 de diciembre, Europa también contenía el aliento ante lo que pudiera pasar en Austria. Allí se repetían las elecciones debido a irregularidades en las anteriores, en las que se había impuesto el ecologista Alexander van der Bellen al candidato de la extrema derecha Norbert Hofer. Con la nueva cita electoral el riesgo no era menor: Austria podía elegir al primer presidente de extrema derecha en la UE. Finalmente el resultado hizo que esa posibilidad quedara en eso, en una posibilidad, y Van der Bellen se convirtió en el ganador de las elecciones. Y Europa respiró, aunque la amenaza no se acaba ahí.

Basta con mirar a Francia, con Marine Le Pen y su Frente Nacional, a Reino Unido y el Ukip de Nigel Farage -que aún sigue ejerciendo influencia en el partido-, a Alemania y Alternativa para Alemania de Marcus Pretzell, por citar algunos casos, para darse cuenta de que la extrema derecha sigue ahí para extender su influencia. Este 2016 todos ellos se han servido de la crisis migratoria -que sigue ahí aunque a muchos se les haya olvidado-, de la cruel guerra en Siria o de la amenaza del Estado Islámico para hacer del miedo su bandera política y captar con el voto de los ciudadanos. En 2016 han ganado influencia, sí, pero será en 2017 cuando se vea si eso se traduce en victorias reales. El próximo año se celebran elecciones en muchos de sus países -Francia, Alemania…- y ahí se verá hasta dónde son capaces de calar en el electorado.

A nivel internacional el terrorismo ha seguido ahí. No sólo en la UE, sino en todo el mundo. Al Qaeda, el Estado Islámico, Boko Haram… No han dejado de sembrar el terror, cosa que, desgraciadamente, no ha sorprendido a nadie. Pese a ello, era imposible no mencionarlo en este resumen sobre las cosas que nadie -o casi nadie- esperaba que pasaran, porque en mayor o menor medida, ha influido en muchos de estos hechos.

Y así acaba 2016, el año de las sorpresas, el año en el que todo lo que no iba a pasar, pasó.

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Laura Riestra es subdirectora en 'El HuffPost'. Licenciada en Periodismo por la Universidad Carlos III, ha trabajado en RTVE.es y en el diario 'ABC'. Puedes contactar con ella en laura.riestra@huffpost.es

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