Un caracol 'zurdo' encuentra pareja por internet (y es más difícil de lo que parece)
Jérémy es un caracol cuya concha está enrollada a la izquierda. Sólo uno de cada millón de gasterópodos sufre esta anomalía tan rara, que también afecta a sus órganos genitales y les impide reproducirse con otros caracoles. En el caso de la especie común Helix Aspersa Aspersa, se ven afectados uno de cada 20.000 ejemplares. A estos caracoles se les llama coloquialmente siniestros, ya que su concha se enrolla en el sentido contrario de las agujas del reloj.
El investigador británico Angus Davison encontró uno de estos especímenes e hizo un llamamiento en las redes sociales con el hashtag#Snaillove (amor de caracol) para encontrarle compañero con el que pudiera aparearse. Davison quería unirlos y descubrir si esta anomalía es hereditaria.
La petición de Angus Davison se extendió hasta tal punto que se encontraron dos ejemplares: uno en Gran Bretaña y otro en Mallorca. Finalmente ganó el inglés, llamado Lefty, pero si la reproducción es posible entre ambos, Jérémy también conocerá al mallorquín.
IMPOSIBLE QUE COPULEN CON UNO 'DIESTRO'
Los caracoles son hermafroditas y podrían reproducirse solos, pero prefieren aparearse. Según ciertos investigadores, esto sería para evitar la consanguinidad. Su método de apareamiento consiste en frotarse por los laterales y lanzar un aguijón que los mantiene unidos mientras los sexos se mezclan. Por tanto, es imposible que un siniestro copule con un diestro.
Hay caracoles que incluso nacen con los órganos situados en el lado opuesto de su lugar habitual (por ejemplo, con el corazón a la derecha o las vísceras invertidas) y los investigadores tratan de comprender el fenómeno observando el funcionamiento del gen responsable de esta asimetría. De ahí que la unión entre Jérémy y Lefty comporte tanto interés científico.
El gen que invierte los órganos sigue siendo desconocido para la ciencia. El profesor Davison había identificado a principios de 2016 la proteína responsable de la inversión simétrica, la formina, presente en todas las células del cuerpo y particularmente en las células musculares. El científico cree que podrá identificar el gen en los próximos tres años, gracias a las nuevas tecnologías de secuenciación del ADN. Él apunta a que todos los que sufren esta inversión de órganos pueden tener un ancestro común.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición francesa de 'The Huffington Post' y ha sido traducido del francés por Marina Velasco Serrano