25-S, el día que los electores pidieron estabilidad en Galicia y Euskadi ante la ingobernabilidad nacional
Con una España camino de las terceras elecciones y sumida en un escenario de ingobernabilidad, los electores gallegos y vascos han premiado este 25 de septiembre la idea de estabilidad otorgando una tercera mayoría absoluta a Alberto Núñez Feijóo (PP) y una mayoría suficiente a Iñigo Urkullu (PNV) para conservar la Lehendakaritza.
La derecha por lo tanto sale fortalecida de esta cita con las urnas, con importancia allende de las comunidades vasca y gallega por la falta de acuerdos a nivel nacional. La contundente victoria del PP en Galicia -la única autonomía con mayoría absoluta- refuerza la posición de Mariano Rajoy para que el resto de partidos facilite su investidura y mengua las intenciones de Pedro Sánchez (PSOE), por los desastrosos resultados de esta noche. Otra jornada negra para Ferraz. Podemos y sus confluencias irrumpen con fuerza en estas comunidades pero se quedan lejos del sueño de cambio y de poder influir, y Ciudadanos no entra en estas dos cámaras.
El panorama queda en Galicia de la siguiente manera: el PP logra 41 diputados -los mismos que en los anteriores comicios-, seguido muy de lejos por En Marea (14) y el PSOE (14), aunque el partido instrumental ha superado en votos a los socialistas. El BNG cierra la representación, con seis asientos.
En el País Vasco, el PNV ha conseguido 29 escaños -dos más que hace cuatro años-. Detrás han quedado Bildu, con 17 escaños -tres menos-. En tercera posición aparece Podemos, con 11 sillas en Vitoria. El PSOE cae a la cuarta posición (9 escaños), todo un descalabro al contar hasta hoy con 16. El Partido Popular consigue los mismos escaños que el PSOE y baja uno respecto a la anterior legislatura.
FEIJÓO, EL HOMBRE DEL 25-S
Sin duda, el líder del PP gallego es el gran hombre de esta cita con las urnas. Ha logrado su tercera mayoría absoluta. La cifra que obsesionaba al PP era el 38 y los gallegos le han dado finalmente 41 diputados. Alegría máxima entre la familia conservadora. Le ha funcionado su llamada a las urnas, su aviso de que no estaba todo ganado y, especialmente, su argumento de eficacia y estabilidad frente al fantasma de un Gobierno liderado por En Marea -los 40 partidos como le gusta decir-.
El PP gallego se ha convertido en un auténtica máquina de ganar elecciones en una comunidad muy especial para el partido, tanto por lo que aporta en votos como por su valor sentimental -Rajoy y muchos de los dirigentes populares provienen de allí-. Galicia fue la primera gran alegría del presidente del PP en 2009 -tras las derrotas contra José Luis Rodríguez Zapatero- y ahora vuelve a darle fuerza en un difícil momento por la investidura fallida y por la aparición de nuevos escándalos como los de Rita Barberá y José Manuel Soria.
Los populares van a vender hasta la saciedad esta victoria y el mensaje de que los electores quieren gobernabilidad. Los principales partidos se han dado un periodo de tregua durante estas dos semanas por estos comicios autonómicos, pero a partir de esta medianoche comienza otra vez el partido en Madrid. Y el reloj pasa (y muy rápido), pues si no hay acuerdo antes del 31 de octubre, se tendrán que disolver las Cortes Generales y los españoles volverán a votar en diciembre por tercera vez en un año.
Este 25 de septiembre también aúpa a Feijóo como el barón más importante del Partido Popular, que se coloca en la mejor posición en la carrera sucesoria. Rajoy necesitaba como agua de mayo esa mayoría absoluta del PP gallego, pero a la vez ve crecer de manera agigantada la sombra del gallego. El presidente de la Xunta estuvo a punto de no presentarse, el sector privado le tentaba, se preparaba el relevo con Alfonso Rueda. Pero al final Rajoy le convenció y hoy se ha convertido en el líder autonómico más poderoso. Nadie puede presumir de gobernar de manera absoluta. “No hay mayor honor que servir a Galicia”, ha dicho durante su discurso el líder autonómico ante cualquier duda.
En la batalla gallega había otra pugna por debajo, entre la izquierda. Y En Marea ha logrado el sorpasso al PSOE en votos -mismo número de escaños-. Esto supone un duro golpe para los socialistas, que habían sido segundos en las anteriores elecciones autonómicas y en las generales del 26 de junio. Las dos formaciones estaban llamadas a entenderse para desterrar a Feijóo, pero la izquierda ha fracasado en su intento. Al final ha cuajado la idea vendida por el PP de fragmentación. Tanto los socialistas como En Marea han vivido duras luchas internas los meses antes de las elecciones con motivo de la configuración de sus candidaturas.
LA HEGEMONÍA PENEUVISTA
Los vascos celebraban este domingo unas elecciones diferentes, especiales. Son las primeras en las que la cuestión territorial y ETA no centraban los debates y, además, aparecía la opción de Podemos para entrar en la Cámara de Vitoria. Los de Pablo Iglesias habían sorprendido a propios y extraños el pasado 26 de junio de diciembre colocándose como la fuerza más votada en las elecciones generales en esta autonomía.
Pero el PNV es mucho PNV y esta noche ha logrado la victoria, sumando incluso dos escaños más que en 2012. Los vascos, según el CIS, están especialmente preocupados por los temas económicos y tienen la sensación de que la situación es mejor en su comunidad que en el resto de España. Por eso, Urkullu ha vendido su gestión y la estabilidad de su Gobierno -apoyado externamente por el PSOE para aprobar los presupuestos y políticas sociales-. Los ciudadanos han elegido de nuevo este camino.
No ha logrado la mayoría absoluta -marcada en 38-, pero sus 29 escaños le permitirán gobernar sin grandes complicaciones. No tendrá problema para sacar adelante su investidura, ya que el sistema vasco es diferente al nacional. Es necesaria la mayoría absoluta en la primera ronda, pero en una segunda votación se elige al candidato que tenga más apoyos -y no es posible votar en contra-.
Es casi imposible que hubiera una vía alternativa a Urkullu, que sumaría mayoría absoluta con el PSOE (9) o el PP (9). La otra opción pasaría por Bildu -segunda fuerza- si corteja a Podemos, aunque necesitarían a un tercer socio. Ni el PSOE ni el PP apoyarían esta posibilidad.
La duda a partir de este domingo es a quién elegirá Urkullu para bailar durante la legislatura, o si no habrá una única pareja. En su comparecencia, el lehendakari en funciones ha afirmado que desde el lunes hablará con todos los partidos para dotar de "estabilidad y fortaleza" al Gobierno vasco. Todo esto lo ha proclamado feliz, contento. No es para menos: ha logrado aumentar en tres puntos su porcentaje de voto. Un intercambio de apoyos en Madrid y Vitoria entre el PP y el PNV podría desbloquear la situación, pero ese acuerdo no parece en este momento muy factible.
EL DESCALABRO SOCIALISTA
Noche de ganadores… y de perdedores. Y las miradas más tristes estaban en las sedes del PSOE. El resultado no era para menos. En Galicia, quedan por debajo en votos de En Marea y bajan a la tercera posición. En Euskadi, el batacazo es peor: pasan a ser la cuarta fuerza y su representación disminuye de 16 a 9 diputados.
De esta manera, el PSOE encadena su sexta derrota electoral desde que Pedro Sánchez llegara a la Secretaría General en julio de 2014. La única victoria que se ha vivido durante esta época fue la de Susana Díaz en las elecciones autonómicas de marzo del año pasado.
El líder del PSOE ha convertido en algo personal estos dos comicios. Los dos candidatos Xoaquín Fernández Leiceaga (Galicia) e Idoia Mendia (País Vasco) pertenecen a su órbita e internamente se han posicionado a favor de Sánchez en las cuitas internas. Sus derrotas son sus derrotas, a ojos de sus críticos.
Sánchez, a su salida de Ferraz
Estas elecciones llegan en plena guerra soterrada en el socialismo. Durante esta campaña se ha conocido que Sánchez pretende formar un Gobierno alternativo -contando con Podemos y Ciudadanos y hablando con los independentistas- y que podría convocar un congreso del partido para renovar la dirección en octubre, antes de unas hipotéticas terceras elecciones. Bajo la manga se guarda la posibilidad de una consulta a la militancia, para intentar neutralizar a los barones contrarios.
Las navajas ya están preparadas en el PSOE para la pelea. Este lunes se reunirá la Ejecutiva Permanente y convocará una reunión del Comité Federal del PSOE -máximo órgano entre congresos- para analizar la posición respecto a los pactos. Será el momento para ver si los rivales internos de Sánchez -Susana Díaz, Ximo Puig, Javier Lambán, Javier Fernández, Guillermo Fernández Vara…- deciden plantar cara y rebelarse ante su secretario general. Todos esperan las palabras de la sevillana. Esta noche ha guardado silencio, pero sí ha publicado este rabioso tuit Verónica Pérez, secretaria general del PSOE de Sevilla y persona de la máxima confianza de Díaz.
Este domingo se ha cerrado el ciclo electoral de la nueva política española, que se inició en las europeas de 2014 en las que emergieron Podemos y Ciudadanos. El mensaje de los electores ha sido de continuidad en sus comunidades este domingo. Los españoles han podido votar ya todas las opciones en todas las elecciones. Eso ya lo saben, lo que desconocen todavía es quién será su presidente del Gobierno.