11 (más 1) motivos para NO visitar la Bretaña francesa
Hay algo que tienen en común Pablo Ruiz Picasso, los hermanos Lumière y Hugh Grant. Todos ellos cayeron rendidos ante los encantos de la costa bretona, en el noroeste de Francia. Picasso buscó en esas playas un motivo que pintar; los Lumière, inventores del cinematógrafo, encontraron allí una fuente de inspiración; y Hugh Grant sigue paseándose por la zona para jugar al golf.
Poco más se puede destacar de Bretaña, la región francesa con más metros de costa, ésa que el gaitero Carlos Núñez define como "la Galicia ideal" y que el escritor Álvaro Cunqueiro cita como "la Galicia soñada" por los múltiples elementos que estos dos territorios de origen celta tienen en común.
Seas gallego o no, aquí vienen 12 razones que no deberían llevarte a visitar la Bretaña francesa (o sí):
1. Porque el agua está verde
De hecho, la zona se conoce como Costa Esmeralda por su color. Tradicionalmente, la gente acudía a las playas de Dinard y Saint-Malo (a 40 minutos de Rennes, la capital bretona) para aliviar sus dolencias mediante el agua y la brisa, lo que hoy se conoce (y se sigue practicando) como talasoterapia.
Una piscina de agua marina en Dinard.| Jacqueline Piriou
2. Porque no hay quien entienda sus mareas
Las mareas varían dependiendo de si hay luna llena o nueva y de las estaciones. Quizá el Monte Saint-Michel (a una hora de viaje desde Rennes) sea el caso más conocido de lo que supone el paso de bajamar a pleamar, pero hay muchos más. En Saint-Malo, donde la diferencia entre pleamar y bajamar puede alcanzar los 13 metros, también hay pequeñas penínsulas que se convierten en islas cuando sube la marea.
Una imagen de la costa de Saint-Malo.| Donatienne Gillaudeau
3. Porque la mantequilla está pasada de moda
Independientemente de que con ella se preparen recetas dulces —como el kouign aman, especialidad bretona (a la derecha en la foto)— o saladas —como la mantequilla con pimienta de Espelette—.
4. Porque vas a engordar... y lo sabes
No sólo de mantequilla viven los bretones. Esta región es la tierra del crepe (tanto en su versión dulce como salada, la galette), de la salsa americana ("armoricana" en su origen), de las conservas La Belle-Îloise y de todo tipo de delicias que tengan que ver con (adivina...) mantequilla.
De quesos tampoco andan mal servidos. Este surtido formaba parte de un puesto del mercado de Lices en Rennes.
5. Porque se pasan con los festivales
Está el festival de música celta de Lorient —precursor del de Ortigueira en Galicia—, que se celebra del 5 al 14 de agosto e incluye 200 espectáculos y 5000 artistas invitados. Con sus más de 40 años de historia y sus 700.000 asistentes cada edición, se ha convertido en un clásico.
También son famosos los Transmusicales de Rennes, que tienen lugar el primer fin de semana de diciembre y dan a conocer a artistas emergentes, como fue el caso del cantante belga Stromae.
Dinan, a 45 minutos de la capital bretona, acoge cada dos años La Fête des Remparts, un festival que devuelve toda la ciudad a la Edad Media. Además, este año toca: la fiesta tendrá lugar los días 23 y 24 de julio.
Toda la ciudad de Dinan, incluido este bonito callejón, se viste de medieval cada dos años.
6. Porque son un poco pesaditos con el tema medieval
Entre los múltiples lugares medievales que inundan Bretaña está Fougères, que alberga un imponente castillo considerado la fortaleza más grande de Europa.
Vista desde la parte alta del castillo de Fougères.
7. Porque sus acantilados esconden tumbas (y búnkeres)
Tumbas como la del escritor François René de Chateaubriand, natural de Saint-Malo, que pidió que le enterraran sobre un islote de la ciudad para "seguir su diálogo con el mar"; y búnkeres como los que construyeron los alemanes durante la Segunda Guerra Mundial.
En este lugar está enterrado Chateaubriand.
8. Porque llevan unos gorros muy raros
Se llama bigoudène y es una especie de cofia de unos 30 centímetros de alto que se ha convertido en un símbolo de la región.
Una fotografía tomada por Jean-Louis Potier en el departamento de Finistère.
9. Porque también hablan un idioma raro
El bretón es la última lengua celta de Europa, emparentada con el escocés, el galés y el irlandés. En el siglo VII este idioma preindoeuropeo estaba extendido por toda la región y, aunque en la actualidad sólo lo hablen unas 200.000 personas, cada vez hay más jóvenes que se animan a aprenderlo, ya sea en escuelas bilingües o en la universidad. Aquí puedes echar un vistazo a las palabras más comunes del brezhoneng.
10. Porque Rennes está plagado de jóvenes
De los 210.000 habitantes que tiene la ciudad, 60.000 son estudiantes. De ahí que abunden los festivales (véase el punto 5) de arte, teatro, música y palabra, como Mythos o Les tombées de la nuit.
Una chica descansa en uno de los parques de Rennes.
El ambiente juvenil se hace muy presente en las calles, donde chicos y chicas se mueven en bici, quedan en los parques, se manifiestan en las plazas o inundan los mercados de fin de semana tras una noche de fiesta para degustar las famosas galettes saucisse, un crepe salado relleno de salchicha.
11. Porque hay demasiados parques y mercados
Teniendo en cuenta el porcentaje de jóvenes en Rennes (y el porcentaje de tiempo que éstos dedican a la vida al aire libre), no es raro que la ciudad presuma de parques, jardines (como el de Thabor), mercados y bares ¡con terraza!
Todos los días hay algún mercado en la ciudad, pero es especialmente conocido el de Lices, el segundo mayor en Francia por número de productores después del de Marsella. El Marché des Lices se monta cada sábado al amanecer, de ahí que los jóvenes aprovechen su paso por allí para comerse una galette saucisse de camino a casa.
Uno de los puestos del mercado de Lices.
BONUS: Porque ahora sólo nos separan una hora y media (y 36 euros)
Iberia Express acaba de inaugurar la línea directa Madrid-Rennes con ofertas desde 36 euros y dos vuelos a la semana. El trayecto dura poco más de hora y media, lo mismo que el viaje de Rennes a París en tren de alta velocidad.