Tensión y disturbios en las nuevas protestas por la reforma laboral francesa
La octava jornada de movilizaciones contra el proyecto de reforma laboral que pretende sacar adelante el Gobierno francés se ha celebrado este jueves en un clima de creciente crispación, que ha degenerado en disturbios en diferentes puntos del país.
El pulso que los principales sindicatos y el Ejecutivo de Manuel Valls libran por la reforma laboral, ha regresado a las calles, al tiempo que ha continuado, un día más, en sectores capitales de la economía francesa como el transporte, los combustibles o el abastecimiento eléctrico.
La escasez amenaza a las gasolineras, de las cuales entre un 20 y un 30% han agotado sus reservas, como consecuencia de que seis de las ocho refinerías del país se hallen total o parcialmente paradas, según la Unión Francesa de Industrias Petroleras (UFIP). Tampoco se libran desde la noche del miércoles las 19 centrales nucleares del país (que generan más del 75 % de la electricidad), cuyos 58 reactores no han sido apagados, pero sí han experimentado una baja de carga, que en la mañana de hoy era de 5.000 megavatios. Mientras, la huelga de controladores aéreos organizada en el marco de las protestas ha acarreado la cancelación de 105 vuelos en el aeropuerto parisino de Orly.
Miembros de la policía antidisturbios cargan contra los manifestantes durante una protesta celebrada en París
Pero este jueves era el día de los manifestantes, que han salido a la calle para hacer oír su voz frente a lo que consideran una rendición del Gobierno socialista ante las políticas neoliberales. Unas 20.000 personas según la Policía -los organizadores han elevado esa cifra a 100.000- han participado en la marcha de París, entre las céntricas plazas de la Bastilla y Nación.
AL MENOS 31 DETENIDOS
En la Plaza de la Nación, la tensión ha sido absoluta; con cientos de agentes antidisturbios bloqueando el acceso a la plaza después de que decenas de encapuchados hayan quemado contenedores y arrojado proyectiles a la policía, que ha respondido con gases lacrimógenos. Según los medios franceses, a las 19.00 habían sido arrestadas al menos 31 personas por participar en los incidentes.
Un grupo de manifestantes se enfrenta a la policía antidisturbios durante una protesta celebrada en la plaza de la Nación de París
Entre el humo dejado por los gases lacrimógenos y por pequeños incendios, pancartas con lemas como 'Exigimos la democracia' han sido enarboladas por algunos de los sindicalistas presentes como Jean Kister, de la Confederación General del Trabajo (CGT). "Estamos dispuestos a llegar hasta el final. El objetivo de las manifestaciones y las huelgas es la retirada completa del texto, porque es una vuelta al siglo XIX", ha señalado a Efe el sindicalista.
Un mensaje de firmeza similar, aunque de contenido opuesto,ha sido esgrimido por el primer ministro, Manuel Valls, para defender que "no se modificará la filosofía general del texto", y en especial su artículo 2, que establece la primacía de la negociación dentro de la empresa en detrimento de los convenios colectivos.
"TODAS LAS POSIBILIDADES ESTÁN SOBRE LA MESA"
El ministro de Finanzas, Michel Sapin, había abierto la puerta previamente a un replanteamiento del polémico artículo, en una apreciable grieta dentro del Ejecutivo, pero Valls se ha apresurado a cerrar esa posibilidad de forma tajante. Además, el primer ministro se ha mostrado muy crítico hacia la movilización, que ha catalogado de "irresponsable", y ha advertido de que se van a "seguir desbloqueando" las instalaciones petroleras e industriales cuyos accesos han cerrado los piquetes de huelguistas.
"Todas las posibilidades están sobre la mesa", ha alegado Valls en una entrevista con el canal BFM TV cuando se le ha preguntado si podría recurrir a las disposiciones que permiten obligar a volver al trabajo a los huelguistas en caso de fuerza mayor.
El jefe del Gobierno ha reiterado que el proyecto de ley para la reforma laboral se acabará aprobando este verano y no ha descartado volver a utilizar el mecanismo constitucional al que ya recurrió para evitar el voto en la Asamblea Nacional, donde no tenía mayoría por la fractura en su propia formación socialista.