España no es Bélgica. Aún
La situación política que se vive en España comienza a verse con inquietud desde fuera. Los medios internacionales comienzan a establecer comparaciones, y voces autorizadas alertan de consecuencias contraproducentes...
"Hace cinco años, Bélgica adquirió una dudosa notoriedad cuando estuvo 589 días sin gobierno. España no es todavía Bélgica, pero comienza a acercarse". De esta manera inicia su artículo para el New York Times Raphael Minder, que titula "La discordia lleva a España a cinco meses sin Gobierno".
De la discordia española sabe mucho el historiador Ian Gibson que, en una entrevista por escrito con El País, advierte: "Si no se evitan los comicios, creo que será un desastre". Y argumenta: "La oposición tiene una oportunidad de oro, irrepetible, para echar al PP del Gobierno e instalar otro sensato, razonable, reformador, pactado, dialogante, civilizado. Y está demostrando su incapacidad. Todo ello me recuerda el caos de la izquierda bajo la República".
El caso es que, como resume con humor Toni Batllori en su tira de La Vanguardia, el rey, con prismáticos, explora las opciones de Gobierno. Frente a él, un desierto.
Según sus interlocutores, el rey ha pedido una campaña austera, y el debate, claro, está servido...
Sobre la conveniencia de que esa austeridad se traduzca, no sólo en menos gasto, sino en una campaña menos pesada para los ciudadanos. Para que no se convierta en "el cuento de la buena pipa", señala en El Mundo Victoria Prego, que considera que "esto es como examinarse en la convocatoria de septiembre o casarse por segunda vez: que ya se lo sabe uno de memoria".
La politóloga Sandra León, en El País, tampoco es optimista porque "el rastro más visible de esta experiencia poselectoral es un deterioro en la opinión pública... Se ha puesto fin al optimismo político que emergió tímidamente a lo largo del 2015".
La interinidad del Gobierno también está retrasando decisiones importantes sobre la situación económica y el déficit...
El Correo se refiere en su editorial al "bloqueo institucional" para reseñar que "el retraso a 2017 de los ajustes para cumplir el déficit restará credibilidad a España". Y, de hecho, alerta El País, "la autoridad fiscal pide un ajuste de 4.000 millones para que el agujero fiscal acabe en el equivalente al 3,6% del PIB de este año".
Para Cinco Días, "el problema fiscal" no está en las comunidades autónomas sino en el sistema de pensiones, y el diario económico duda de que, si los políticos no son capaces de ponerse de acuerdo para investir un presidente, lo hagan en garantizar "la estabilidad financiera de las pensiones", cuya falta de recursos será este año superior a los 12.000 millones del pasado año.
Menos mal que algunos de los vientos que impulsan a la economía española siguen soplando a favor...
Como el precio del petróleo, que seguirá bajo pese a los intentos de los países productores de elevarlo.
El último movimiento en el sector lo lleva a cabo Arabia Saudí con la creación de Aramco, una sociedad que superará en valor bursátil a Apple, con 1,8 billones de euros, y que, para Financial Times, va a suponer un balón de oxígeno para transformar la economía saudí.
En un editorial advierte, no obstante, de defraudar las expectativas sociales y políticas al circunscribir sólo las transformaciones a la economía.
Al inicio hablábamos de un historiador, Ian Gibson, pero otro agita el panorama intelectual con su libro sobre la Europa del siglo XX...
Se llama Ian Kershaw, y su libro, Descenso a los infiernos: Europa 1919-1949. En una entrevista en El País, desmonta el mito de que Franco libró a España de participar en la II Guerra Mundial. Fue Hitler, dice, quien no aceptó sus exigencias para sumarse al Eje.
Pero Kershaw advierte que "Europa corre el riesgo de perder su identidad. Es parte de su miedo". Y, desde luego, da miedo el panorama que describe Le Monde, con el ascenso de la extrema derecha en el Este de Europa. No sólo en Austria, también nos describe a Marian Kutleba, el führer eslovaco.
El tuit de esta mañana nos lleva a la infidelidad que agita la industria de la música...
El clásico de Billy Paul, que falleció el domingo, nos sirve para ilustrar el último disco de Beyoncé, Lemonade, en el que ilustra con canciones la difícil relación con su marido, el rapero Jay Z. La reina del pop escribe canciones como No te quieren como yo te quiero o ¿Qué es peor, parecer celosa o loca?... La historia, como no podía ser menos, termina en reconciliación.