Un menú de boda saludable, ¿una utopía en España?
Jessica Sepel, gurú australiana de nutrición, celebró hace unos meses una bodahealthy en Tailandia. Sus invitados pasaron cuatro días haciendo yoga y llevando una alimentación equilibrada con vistas al mar. Y no lo hacían por poder darse luego el atracón, no: el día de la ceremonia, la cena era baja en calorías. "Carne magra con verduras o un poco de pescado a la parrilla con especias y hortalizas fueron el menú principal", recita Sepel. ¿El objetivo? "No tener el estómago pesado durante el baile".
Jessica y Dean, su marido, tenían claro que en su gran día querían reflejar su estilo de vida habitual. A cambio, la prensa australiana calificó el suyo como el enlace "más saludable de la historia". El único alcohol de la fiesta fue vino ecológico.
Ahora, la pregunta es: ¿sería posible hacer esto en España, donde parece que si no sales rodando de la boda es que algo ha ido mal? Aquí, los enlaces son festivales calóricos; festejos que, además, entroncan con las pulsiones sociales más irracionales y pasionales: no ser menos, aparentar… pero también demostrar nuestro cariño cebando a los comensales, cuando lo más lógico sería quererlos sin provocarles un empacho o un cólico para que, en fin, pudieran disfrutar de la fiesta.
¡Dulces, chocolates, calorías!
"Las tradiciones son parte de lo que nos mantiene unidos en sociedad, por eso son tan difíciles de cambiar, porque nos dan seguridad y cohesión. Además, la comida y la forma de comer son una de las áreas más influenciadas por lo sociocultural", explica la psicóloga Laura Landau. Sin embargo, "en España ya se está incorporando el concepto de lo saludable, pero queda mucho por recorrer. Las fiestas siguen siendo un momento de ruptura con lo cotidiano. Este exceso no parece ser un problema, pues se compensa luego con una restricción también excesiva (y peligrosa) al día siguiente", sentencia.
La parte más complicada parece la de conseguir que nuestros invitados acepten un menú bajo en calorías así como así. "Se entiende el comer como una celebración y una forma de unión. Y, aunque no es el motivo principal de la boda, sí que ensalza la parte de festejo", dice Cuca Azinovic, responsable del centro Bienestar Consciente de Madrid.
Un truco para vivir una boda sin excesos es planificar el día a día sin necesidad de buscar rupturas en fiestas o fines de semana; es decir, disfrutando de cada momento. "Lo que nos mueve a vivir celebraciones como una boda con más intensidad es también la rigidez con la que vivimos nuestra vida diaria; sin embargo, si ponemos conciencia en cuidarnos momento a momento —y esto incluye pequeños caprichos vividos con placer y sin culpa— llegaremos con menos necesidad a cualquier evento que pueda suponer una huida de la rutina", afirma Azinovic.