Valladolid derriba su monumento falangista más emblemático
La ciudad de Valladolid está rodeada por varias pequeñas lomas. En una de ellas, la más alta, se alza desde 1961 un gigantesco monumento en homenaje a Onésimo Redondo, vallisoletano fundador de las JONS conocido como 'el caudillo de Castilla'. Inaugurada en 1961 por el propio Franco en medio de un impresionante revuelo, la escultura es visible desde casi todos los puntos de la ciudad y buena parte de la provincia. Pero eso va a cambiar. Está previsto que este lunes, después de años de polémicas, comiencen los trabajos para desmontarlo.
La eliminación del monumento, a cinco kilómetros de la ciudad y en un estado de completo abandono desde hace años, no ha sido tarea fácil, a pesar de las múltiples peticiones populares desde la entrada de la democracia, la aprobación de la Ley de la Memoria Histórica de 2007 y una sentencia de 2014 con la que el Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León obliga a retirarlo.
Los terrenos en los que se alza la escultura, de 31 metros de altura, son propiedad del Ministerio de Industria, que ha pospuesto la eliminación durante mucho tiempo argumentando que no sabía dónde guardar las piezas de bronce. Esas que representan a un campesino, a un obrero, a un estudiante, a un combatiente y al mismo Onésimo Redondo.
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Monumento a Onésimo Redondo
En enero de 2015 el Ayuntamiento de la ciudad, entonces en manos del PP, concedió por fin la licencia para las obras de derribo, que tenía que haberse producido en junio de ese mismo año. Pero, en octubre, la nueva corporación municipal, integrada por el PSOE e IU, se plantó: el Consistorio derribaría el monumento si el Gobierno seguía dando largas. Y, finalmente, este mismo mes el Ayuntamiento dio licencia para eliminar el monumento, aunque será el ministerio el que se encargue de ello.
Ahora, el grupo escultórico, que según el Ministerio de Cultura carece de valor artístico, será trasladado a un almacén en Alcalá de Henares (Madrid), antes de su definitivo traslado al Centro Documental de la Memoria Histórica, en Salamanca. La gigantesca estructura de hormigón será derribada y, para ello, una empresa de Navarra va a vallar el recinto -un descampado a más de 800 metros de altitud- e instalará las casetas de obra a la espera del OK definitivo de Industria.
Valladolid dejará atrás así una de las polémicas que ha rodeado a la ciudad en los últimos años y dirá adiós a un grupo escultórico más que decadente, puesto que desde hace años a una de las figuras le falta un brazo, las flechas del yugo están dobladas o caídas y el grupo en general está lleno de pintadas. Muy lejos del bombo y platillo con el que el propio Franco lo inauguró en 1961 junto a cerca de 50.000 personas.
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Monumento a Onésimo Redondo
La ciudad castellana ya comenzó a dejar atrás sus homenajes a franquistas en 2014, cuando el Ayuntamiento, entonces encabezado por el polémico Francisco Javier León de la Riva, tuvo que cambiar 12 nombres de calles para cumplir con una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que obligaba a elaborar un catálogo de vestigios de la Guerra Civil y la dictadura franquista. El nuevo alcalde, el socialista Óscar Puente, ya ha advertido de que eliminar cambiar el nombre de las vías que quedan "no es una cuestión urgente ni prioritaria".
HOMENAJES AL 'CAUDILLO DE CASTILLA'
Con todo, los homenajes a Onésimo Redondo aún perduran en buena parte de la provincia de Valladolid. El ‘caudillo de Castilla’ da también nombre a la localidad donde nació, que en 1941 pasó a llamarse Quintanilla de Onésimo (antes era Quintanilla de Abajo). El nombre sigue haciendo honor a Redondo porque cambiarlo sería "levantar ampollas, abrir heridas y desenterrar un pasado que estaba ya casi olvidado", según manifestó en 2007 el alcalde del municipio, conocido por ser el lugar donde durante años veraneó José María Aznar.
Como recuerda Efe, otro monumento en su memoria aún sigue en pie y puede verse en las afueras de Labajos (Segovia), junto al kilómetro 95 de la carretera N-VI (Madrid-A Coruña), en el lugar donde junto a varios compañeros cayó en una refriega contra milicianos republicanos, al comienzo de la Guerra Civil, el 24 de julio de 1936.
Una cruz exenta y dos escudos de inspiración falangista esculpidos en un muro de granito franquean la leyenda ¿"Onésimo Redondo, Caudillo de Castilla? ¡¡¡Presente!!!".