Los insultos que Rajoy no quiere recordar
Mariano Rajoy sigue en sus trece: "No estoy dispuesto a que se me insulte y se ponga en duda mi honorabilidad". El presidente del Gobierno y candidato del PP a la reelección ha respondido así a la pregunta de Pepa Bueno sobre su encontronazo con Pedro Sánchez durante el debate celebrado el pasado lunes. "No he visto algo así en mis 30 años de vida política", ha insistido.
De esta forma Rajoy ha querido seguir haciendo hincapié en la falta de respeto que asegura que supuso la acusación de Sánchez, que le llamó "indecente". "Cualquier persona bien nacida se siente agredida en lo más profundo de su intimidad por unas palabras semejantes", ha insistido. Ha sido entonces cuando la periodista ha tirado de hemeroteca y le ha recordado el día en el que él acusó a Zapatero en el Congreso de los Diputados de traicionar a las víctimas de ETA.
Sin embargo, el candidato del PP ha optado por no asumir ningún tipo de responsabilidad y justificar aquellas palabras: "No es lo mismo un plató que el Congreso. En esa tribuna se ha dicho de todo. Ha sido entonces cuando Pepa Bueno le ha planteado la duda de si consideraba "más respetable" la televisión que la tribuna de la Cámara. ¿La respuesta del presidente del Gobierno? Instar a la periodista a que hablaran de su campaña: "Hablemos de mi programa electoral y de mis reformas".
LOS CALIFICATIVOS DE RAJOY
Pero aquellas palabras no han sido los únicos descalificativos que el candidato del PP ha dedicado al por entonces presidente del Gobierno. Rajoy ya había tildado en esa misma Cámara a Zapatero de "bobo solemne", de "cobarde sin límites", de "antojadizo, veleidoso e inconsecuente", de tener una "desfachatez sin límites", de "irresponsable", de "grotesco", de "frívolo", de "acomplejado", o de "confuso".
Por si todo lo anterior fuera poco, la lista sigue: también acusó al presidente socialista de tener "mala conciencia", de chalanear "con los terroristas", de tener "la cabeza de adorno", de "indigno", de "cobarde", de perdedor complacido", de dar "coces", de comportarse como un "hooligan británico", de "radical, taimado y maniobrero", de hablar "en batasuno" , de "chisgarabís", de "insensato", de faltarle "criterio y opinión", de "ambiguo, impreciso, débil e inestable", y así un largo etc.
Especial mención merece el insulto del candidato Rajoy al todavía candidato Zapatero, el 5 de marzo de 2004, cuando pidió a los españoles que no votasen al socialista porque "hay que evitar que La Moncloa caiga en manos de inexpertos e irresponsables".
Con todo, el jefe del Ejecutivo se ha reafirmado en que el comportamiento de Sánchez fue tal cómo él lo describió en el debate -"ruin, mezquino y deleznable"- aunque ahora haya gente "encantada y poniendo pasión" en defenderlo. También ha evitado valorar las palabras del presidente de la Ciudad Autónoma de Melilla, el 'popular', Juan José Imbroda, que el pasado martes llamó a Sánchez "payaso", alegando que no conocía esas palabras y por tanto no quería entrar en ellas.
Eso sí, pese a todo, ha asegurado que no afronta el final de campaña con mal sabor de boca, sino que se encuentra muy bien a pesar de lo exigentes que están siendo los últimos días de campaña.