Investigan por qué varias personas se han quedado ciegas tras ser operadas
El ministerio de Sanidad está investigando las razones por las que varias personas, trece de ellas en el País Vasco, se han quedado ciegas tras ser intervenidas de desprendimientos de retina en hospitales públicos y privados.
En concreto, el departamento que dirige Alfonso Alonso está investigando desde el pasado mes de junio el material de uso quirúrgico perfluoroctano, que retiró el día 26 de ese mes y que presuntamente ha provocado la ceguera.
Lo han informado a Efe fuentes de Sanidad, que han especificado que en junio pasado la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps) transmitió una alerta a las comunidades autónomas en la que ordenaba "el cese de la utilización, comercialización y retirada del mercado" del producto Ala Octa (perfluoroctano), fabricado por la empresa alemana Ala Medics GmbH.
La investigación que lleva a cabo la Aemps incluye una encuesta que ha enviado a las comunidades autónomas para que a su vez pregunten a los profesionales sanitarios que han utilizado ese producto por los efectos que han observado.
NO ES UN FÁRMACO, SINO UN PRODUCTO QUIRÚRGICO
También se ha pedido a la empresa alemana datos sobre el ensayo clínico de determinados lotes del perfluoroctano, según las mismas fuentes, que han recalcado que no es un fármaco sino un producto quirúrgico de uso hospitalario que ya está retirado.
El departamento de Salud del Gobierno Vasco ha informado de que son trece las personas que han quedado ciegas de un ojo, tras ser intervenidas quirúrgicamente en Euskadi durante el pasado junio.
La consejería vasca ha explicado en un comunicado que "la problemática de lo ocurrido obedece, presuntamente, a la utilización" del material de uso quirúrgico perfluoroctano, de una casa comercial concreta y, al parecer, de uno o dos lotes concretos.
TAMBIÉN EN ZARAGOZA Y ANDALUCÍA
Durante esta semana se han conocido la existencia de otros casos de afectados en distintos puntos de España.
Así, el pasado martes el Servicio de Oftalmología del Hospital Miguel Servet de Zaragoza informó de que investiga la posible relación entre la aplicación del perfluoroctano y las complicaciones sufridas por "entre cuatro y seis pacientes" que fueron operados de desprendimiento de retina.
Asimismo, Miguel Cañete, cordobés de 60 años, que perdió completamente la visión tras haber sido operado en febrero en los dos ojos y ser tratado con perfluoroctano, anunció que denunciará al Servicio Andaluz de Salud (SAS) como "aplicador del fármaco".
Su hijo, Miguel Cañete, ha dicho a Efe que su padre, único paciente en España que ha perdido totalmente la visión supuestamente por el uso de este fármaco, se ha sumado a la demanda interpuesta por al menos cuatro personas que se han quedado ciegas de un ojo tras ser operadas en el hospital Donostia de San Sebastián.
"SE APAGA LA LUZ"
El caso de Cañete, natural de Lucena (Córdoba), comenzó en enero, cuando se le diagnosticó desprendimiento de retina en ambos ojos, por lo que se sometió a sendas intervenciones quirúrgicas en el hospital Reina Sofía de Córdoba los días 2 y 18 de febrero.
Según narra su hijo, tras la segunda intervención "se apaga la luz" y su padre queda "ciego a expensas de la recuperación", aunque no ha recuperado ni el 0,05 de la visión, que es "el equivalente de una pérdida total".
En las revisiones posteriores a la cirugía le comentaron que era muy extraño que no recuperara la vista, a pesar de que, en la operación, el ojo se había pegado bien a la retina.
Sin embargo, relata su hijo, en julio "la doctora da el caso por perdido", tras lo que acudió a la clínica privada de La Arruzafa, en Córdoba, donde el doctor Juan Manuel Laborda, tras ver al paciente, detectó "un atrofiamiento muy grande en la retina y en el nervio óptico, que presentan necrosis" y lo asoció con la "alerta sanitaria" asociada" al medicamento Ala Octa.
"TRISTE Y SIN GANAS DE VIVIR"
En agosto, según cuenta Cañete, Laborda comunicó a la familia que había hablado con la doctora que atendió a su padre, quien no le aseguró que el caso estuviera relacionado al medicamento, aunque admitió que lo había usado.
Miguel Cañete lamenta que nadie le haya asesorado sobre cómo proceder y que haya tenido que ser gracias a un compañero de trabajo como se ha podido enterar de que el caso de su padre no era único.
Hace unas semanas, contactó con el despacho de abogados bilbaíno Gómez Menchaca, especializado en derecho sanitario, que representa a tres de los pacientes que fueron operados en el Hospital Donostia, y que le ha aconsejado que "la mejor forma de abordarlo es mediante una reclamación de patrimonio al SAS por su responsabilidad como aplicadores de este fármaco".
Mientras tanto, Cañete explica que su padre está "muy deprimido, terriblemente triste y sin ganas de vivir".