Siete personajes que encontrarás en cualquier piscina (GIFS)
El consuelo veraniego para quien no tiene la playa a mano es la piscina. Toalla, chanclas, crema solar... y poco más hace falta para disfrutar de un poco de paz junto al agua. Ah sí, no te olvides de cargar tu paciencia al máximo, porque seguro que te cruzas con alguno de esos siete personajes:
1. El cachas
Dícese del que pasa el invierno trabajando duramente (casi toda) su musculatura para, una vez que aprieta el calor, mostrarla sin pudor. Suelen ser hombres, jóvenes y generosos que quieren compartir con el resto de la humanidad ese cuerpo para el pecado… otra cosa es que el resto de la humanidad le apetezca.
2. El pesao de la bomba
No, no es que torture al personal con la cancioncita de marras. Es que desconoce la existencia de las escaleras para entrar al agua sin incordiar a los que, tranquilamente, están en el bordillo de la piscina. Tampoco se conforma con una sola entrada, lo suyo es puro vicio y repite y repite hasta que casi logra vaciarla.
3. El niño tocapelotas
“¡Mamáaaaaa! ¡Mira cómo me tiro!”, “¡Mamáaaaaa! ¡Dame la merienda!”, “¡Mamáaaaaaaaa! ¡Quiero la colchoneta!"… Suele mimetizarse con el punto anterior.
4. El parrillero
El sufridor que con tal de lucir un brillante color marrón en su piel pasa las tardes de cuatro a seis en la postura de la gamba (vuelta y vuelta).
5. El conversador
Extiendes la toalla, te tumbas a leer… ¡y se acabó la tranquilidad! Justo a tu lado, un ser humano sediento de conversación te mira con los ojos brillantes: “Vaya calor. Es insoportable… Yo vengo todas las tardes, porque en casa se nos ha estropeado el ventilador y cuando he ido a comprar otro, resulta que se han agotado, y claro, no te vas a quedar todo el día en la oficina, bla, bla, bla...”. ¡Adiós lectura!
6. La bien peiná
“No me salpiques, que no quiero mojarme el pelo”. Esta frase se oye mucho en las piscinas. Suelen pronunciarla las fans de los tintes y los peinados imposibles que nadan a un nuevo estilo más allá de crol o braza: a jirafa, estirando el cuello más de lo físicamente posible.
7. El socorrista
Los veranos en la piscina serían muchos más tediosos sin la figura del socorrista aburrido, deseoso de que todos los días amanezcan lloviendo. Con tal de entretenerse es capaz de aprender a jugar al mus, al ajedrez, a las damas y a lo que haga falta, da igual si con niños caprichosos, adolescentes rebeldes o cuarentones con ganas de marcha.