Puede que no sepas qué es el petricor, pero seguro que te gusta (VÍDEO)
¿Alguna vez has olido ese característico aroma que se queda después de que llueva sobre un suelo seco?
Los científicos lo llaman "petricor" y desde 1960 se había creído que proviene de aceites y productos químicos que se liberan cuando las gotas de lluvia golpean el suelo.
Ahora, y por primera vez, científicos del MIT (Massachusetts Institute of Technology) han utilizado cámaras de alta velocidad para mostrar cómo ese "olor a lluvia" se mete en el aire. Puedes echar un vistazo al vídeo de arriba, que lo explica.
"Es un fenómeno muy común, y era interesante para nosotros porque nadie había observado este mecanismo antes", explica el doctor Cullen R. Buie, profesor de ingeniería mecánica y uno de los investigadores.
Para la investigación, Buie y Youngsoo Joung filmaron las gotas de lluvia al caer en 16 superficies diferentes. También variaron la intensidad y la velocidad de la "lluvia" dejando caer el agua desde diferentes alturas.
Descubrieron que cuando una gota golpea una superficie porosa, se forman pequeñas burbujas dentro de la gota. Esas burbujas se hacen más grandes y flotan hacia arriba, como las burbujas en una copa de champán. Cuando esas burbujas alcanzan la superficie, se rompen y liberan una "efervescencia de aerosoles" en el aire.
Buie y Jung creen que estos "aerosoles" llevan el aroma, junto con los virus y las bacterias del suelo. También notaron que la luz y moderada lluvia, que cae a un ritmo más lento, tienden a producir más aerosoles en comparación con las lluvias fuertes. Eso explicaría por qué el petricor es más común después de una ligera lluvia.
"Hasta ahora, la gente no sabía que los aerosoles podrían generarse a partir de gotas de agua en el suelo", dijo Joung en el comunicado: "Este hallazgo debería ser una buena referencia para el trabajo futuro, poniendo el foco en los microbios y sustancias químicas existentes en el interior del suelo y otros materiales naturales".
La investigación fue publicada el 14 de enero en la revista Nature Communications.
Este artículo fue publicado originalmente en la edición estadounidense de 'The Huffington Post' y fue traducido del inglés.