Así se hacen y se cocinan las encuestas electorales: "Cada vez lo tenemos más complicado"
Metroscopia, Sigma Dos, TNS, Feedback, Gesop... Es muy posible que todas estas empresas de análisis demoscópico te suenen porque en los últimos meses el interés de los españoles por las encuestas electorales se ha disparado. Cada vez que un medio de comunicación publica un sondeo, las redes sociales bullen, los comentarios en la calle se suceden y los partidos políticos tiemblan... o lo celebran.
"Lo hemos medido en distintos momentos y lo que en realidad pasa ahora es que hay más interés por la política en general", admite Belén Barreiro, exdirectora del CIS, directora del Laboratorio Fundación Alternativas y fundadora de MyWord, firma de estudios online.
Por eso, los sondeos se reciben con ansia y muestra de ello es la expectación que ha generado desde hace días el barómetro del CIS, cuya página se ha colapsado ante la publicación de los datos, y que muestra unos resultados excelentes para Podemos, una de las razones de este aumento del interés por las encuestas.
Con todo, cada sondeo viene acompañado casi siempre de acusaciones de manipulación y exceso de cocina.
"HAY MOVIMIENTOS DE UNA SEMANA PARA OTRA"
José Miguel de Elías, director de investigación y análisis de Sigma Dos, asegura que el prestigio de este tipo de empresas depende del producto que ofrecen, por lo que no les interesa manipular.
Lo que ocurre ahora, aseguran los expertos, es que su labor es mucho más complicada porque el panorama social, económico y político es muy "volátil". "Hace 10 años, la estabilidad en el voto en España era muy grande. Se hacía una encuesta tres meses antes de las elecciones y los resultados eran muy similares. Ahora hay movimiento de una semana para otra y una encuesta se queda vieja pronto", afirma De Elías, quien califica el momento actual de "régimen de turbulencia no estabilizado".
Algunos responsables añaden que las cosas se complican porque ahora existe una "espiral del silencio" que provoca que a los encuestados les cueste admitir su preferencia por el PP y el PSOE. Pero Belén Barreiro no cree en ese fenómeno: "Lo que sucede es que los ciudadanos están alejados de los dos principales partidos. De espiral de silencio nada. La gente está cabreada y no les van a aplaudir".
¿CÓMO SE HACEN LAS ENCUESTAS?
Pero, ¿cómo realizan las empresas este tipo de encuestas? José Pablo Ferrándiz, vicepresidente de Metroscopia, explica que en su caso suelen realizar 1.000 entrevistas telefónicas para los sondeos que luego publica El País. "Las hacen personas que llevan bastante tiempo trabajando en esto, y siempre centrados en hacer este tipo de entrevistas, no otro tipo de encuestas telefónicas relacionadas con productos o cualquier otra cosa", subraya.
Marcan números de teléfono aleatoriamente hasta completar cuotas de sexo, edad y tamaño del municipio para que la muestra sea representativa. Otras empresas, como MyWord, utilizan las encuestas online y el CIS es prácticamente el único que realiza las entrevistas cara a cara, en el domicilio del entrevistado.
Narciso Michavila, presidente de la empresa de análisis demoscópico GAD3, explica que las entrevistas son uno de los momentos clave del proceso. El cuestionario debe ser claro y las preguntas imparciales, señala, y los entrevistadores nunca llaman diciendo: "Hola, buenas tardes. ¿A quién va a votar?"
"Empiezan preguntando por los problemas del país, por quién los puede resolver... Y, al final, es posible que el entrevistador no sepa a quién va a votar el entrevistado. Pero, por ejemplo, una señora de unas características concretas, que te valora a unos líderes de una forma, a otros de otra, que te dice que ha votado siempre a tal partido y que va a ir a votar de todos modos... Aunque te diga: '¡Ay, hijo! El voto es secreto'... Ya sabes a quién va a votar", razona Michavila.
LA POLÉMICA COCINA
Con esas entrevistas, las empresas obtienen unos datos en bruto que luego pasan por la "cocina", que consiste en interpretar los "no sé a quién votaré" para intentar aproximarse al resultado real. Tratan de asignar a los indecisos un voto basándose en algunas variables como, por ejemplo, lo que recuerdan que votaron en elecciones anteriores, el resultado real de las mismas, la fidelidad tradicional del votante de cada partido...
"El bruto de la encuesta es una ecografía que solo interpreta un experto. O tienes en cuenta todo esa psicología o das una barbaridad increíble y manipulas más. El problema es que antes era fácil y atinábamos muy bien, pero ahora en muy poco tiempo cambia todo", admite Michavila.
Por ejemplo, los expertos tienen que saber cómo interpretar un fenómeno que, afirman, cada vez se da más habitualmente: algunos encuestados dicen que en las elecciones de 2011 votaron a Podemos, cuando la formación aún no existía. "Eso no es que la gente mienta, sino que han confundido que votaron a Podemos en las europeas y se creen que ya estaban en 2011, o que no quieren mostrarse como chaqueteros", explica Michavila.
Además, como Podemos es un partido nuevo, sólo tienen como referente electoral las elecciones europeas, por lo que la labor de "cocina" se complica más. Otra incógnita para los expertos es el papel de los indecisos. Aseguran que antes tenían fórmulas para saber que "una buena proporción" de quien dijera "no sé a quién voy a votar" se iba a quedar en casa. Y que otra parte de ellos, si iban a votar, votarían al partido de siempre.
UN PROCESO SUBJETIVO
"Antes era PP y PSOE, IU y nacionalistas. Ahora no, ahora tienes tal oferta que cuando te dicen 'no lo sé'... ¿Qué quieren decir? Te están diciendo que de verdad van a ir a votar y que no van a votar a los grandes. ¿Pero cuál de los nuevos se va a llevar el gato al agua?", reflexiona Michavila, quien subraya que si a "esta sociedad cambiante" le unes "un actor tan novedoso como Podemos, que además no tiene recuerdo de voto..." "Cada vez lo tenemos más complicado", sentencia.
La cocina de las encuestas es un proceso subjetivo y los expertos admiten que, con los mismos datos brutos, dos analistas pueden dar finalmente dos resultados distintos. "Es verdad que algunas encuestas en España, a veces, parecen reflejar opiniones que encajan con el medio de comunicación que las publica, sobre todo cuando las elecciones están lejos y no hay una verificación cercana, pero lo más general no es eso, lo más general es que produzcan resultados muy parecidos entre sí", señala Alberto Penadés, sociólogo y politólogo de la Universidad de Salamanca.
Penadés advierte de que, aunque en España no existe un consejo regulador estricto como en otros países, los llamados institutos de investigación se adhieren a unas reglas profesionales que," aunque son más bien genéricas", deberían ser suficientes para descartar fraudes o manipulaciones.
¿NOS PODEMOS FIAR DEL CIS?
Si las dudas sobre la fiabilidad de las encuestas siempre aparecen, su volumen aumenta en el caso de los barómetros del CIS, un organismo que depende del Gobierno de turno. Penadés admite que el CIS "depende demasiado directamente" del Ejecutivo y que "no explican mucho" sus procedimientos de estimación. Es decir, lo que se hace en sus cocinas. De hecho, El Huffington Post ha intentado, sin éxito, que el CIS explicase cómo se trabaja en sus fogones. Por eso, reconoce Penadés, es "lógico" que genere desconfianza.
Pero subraya que, a la vez, las encuestas del CIS son muy transparentes porque, además de los datos cocinados, dan también los brutos. Por eso, asegura que él no suele fijarse en las estimaciones de voto porque son "una hipótesis", y como tal cada cual "las decora como quiere". Con todo, admite que los datos del CIS "son los mejores que hay". Y en eso coinciden casi todos los expertos.
Narciso Michavila incide en que el CIS está obligado a publicar el cuestionario y los microdatos. Es decir, el 'precocinado'. Entonces, afirma, no pueden pasarse con los fogones porque se notaría demasiado.
LA PUBLICACIÓN
La última fase del proceso de una encuesta llega con la publicación de los datos por parte del medio de comunicación. Los expertos aseguran que nunca han recibido presiones de los medios para cambiar los datos, pero subrayan que en el titular y el texto que eligen los periodistas no tienen voz ni voto. "Mi experiencia es que hay mucha más manipulación en los titulares que hace cada medio que en la propia entrega de datos", incide Michavila.
Por eso, asegura, en su empresa siempre publican en su web la encuesta para que se pueda ver el literal de cada pregunta, la intención directa de voto y el recuerdo de voto.
Los expertos señalan que, con todo, hay algunos elementos que indican que una encuesta es seria y fiable o no tanto. "Siempre tiene que ir acompañada de una ficha técnica y es muy importante que se publique las preguntas para que se vea que no hay engaño", explica José Pablo Ferrándiz, vicepresidente de Metroscopia. En esa ficha tiene que figurar la fecha en que se hicieron las entrevistas, el universo (a quién han preguntado), el método (telefónico, domiciliario, online) y el tamaño de la muestra, que, por lo general, debe ser de al menos 1.000 personas.
Afirman los expertos que si, además, se publican los datos en bruto como hace el CIS, mejor que mejor. Así cada uno puede hacer su propia "cocina". Al más puro estilo MasterChef.