Rubalcaba dice adiós defendiendo su gestión, a su sucesor... y con alguna lágrima
Alfredo Pérez Rubalcaba se ha despedido de la primera línea de la política con una petición de apoyo a su sucesor, Pedro Sánchez, una defensa de su propia gestión y alguna que otra lágrima de emoción.
En un discurso ante más de un millar de delegados, el secretario general del PSOE se ha dirigido a la militancia por última vez para alabar al "excelente secretario general" que le sucede. El PSOE debe "cerrar filas" en torno a Sánchez, ha pedido Rubalcaba. Para él, es imprescindible dar carpetazo a las intrigas internas y volver a ser un partido en el que confíe el electorado de izquierda.
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Además, Rubalcaba ha alabado la llamada "tercera vía" en el debate territorial, que consiste en avanzar hacia el Estado federal a través de un cambio en la Constitución que arregle, entre otros problemas, la dañada relación con Cataluña.
Rubalcaba ha defendido su gestión, deteniéndose en la Conferencia Política del pasado mes de noviembre, de donde salió un proyecto de partido renovado. Ese cónclave, llamado a resucitar al PSOE, no se tradujo sino en la derrota electoral de las europeas que los socialistas quieren olvidar con una renovación que ahora alcanza también a los dirigentes.
Rubalcaba, como ha dicho en más de una ocasión, tiene ya definitivamente más recorrido a sus espaldas que por delante. De hecho, volverá a la universidad, de donde salió hace más de tres décadas para trabajar por y para el PSOE.
"YO SE LO DEBO TODO AL PSOE"
"El PSOE no me debe nada. Yo se lo debo todo al PSOE", ha dicho en el tramo final de su intervención. "Le debo lo que he hecho. Le debo lo que he sido". Es decir, poder defender sus "convicciones" desde la política, según él.
No se trataba de un mitin, ni de un mensaje a la derecha. Ni siquiera una arenga a los suyos, tan necesitados de nuevo impulso. Era el momento de Rubalcaba, de Alfredo, como lo llaman en el PSOE.
El aún líder de la oposición hizo repaso a los 40 años que ha estado en el PSOE para ponerse a disposición de un partido donde seguirá hasta que se muera.
"¡Soy socialista y lo seré hasta el final de mis días!", ha clamado, cosechando un gran aplauso. "Nunca" se cambiará de partido ni de siglas, ha prometido.
UN DISCURSO SIN AUTOCRÍTICA
Rubalcaba ha hecho un repaso por el estado del país, con jóvenes en el exilio, pensionistas que "han tenido que volver a ser padres" para mantener a sus familias, mujeres, investigadores... "Por ellos, por mi partido, por mi país, abandono la primera línea de la política, pero nunca abandonaré mi compromiso político", ha prometido.
En su discurso no ha habido autocrítica. Tampoco ha presentado el tradicional informe de gestión de todo secretario general que abandona sus responsabilidades. Y eso que con él al frente, el PSOE ha vivido sus peores resultados electorales.
Pero nadie se atrevió a pedirle que rindiera cuentas.
Desde que anunció que dejaría la primera línea de la política, se han sucedido las muestras de cariño y agradecimiento, tanto de sus colaboradores más cercanos como de los enemigos íntimos dentro del PSOE o la derecha. El congreso extraordinario no es una excepción.
UN PSOE DE PRINCIPIOS Y NO SÓLO DE PROTESTA
En su discurso, Rubalcaba se ha interrogado sobre los principios que el PSOE no puede perder y ha reclamado coherencia, compañerismo, y un PSOE que no se conforme con protestar.
Los principios no son "para tenerlos [sino] para practicarlos en el día a día de nuestra acción política", ha dicho.
"Si no vivimos como pensamos, acabaremos pensando como vivimos", según él. El PSOE "no se conforma con protestar en la calle cuando gobierna la derecha" ni en defender viejos éxitos sino que tiene que aspirar a gobernar y protagonizar el futuro.
"Nos votarán por lo que seamos capaces de proponer", augura, pero castigarán que se pierdan los principios. "Los españoles no perdonan que lo hagamos [desviarse de los principios] y hacen bien, porque a la izquierda se le tiene que medir por la calidad de su proyecto político y la solidez de su liderazgo, pero, sobre todo, por sus principios y valores y por ser ejemplares todo el día", ha dicho.
Es pronto para determinar si Rubalcaba será añorado en el PSOE. Él ha consagrado su vida al partido y en los últimos años ha sido el capitán de un navío con muchos motines.
Pese a todo, los suyos le han dedicado un largo aplauso que hizo que sus menudos y pestañeantes ojos acabaran cediendo para dejar escapar un par de lágrimas.