Tres años del 15-M: De las plazas a las urnas
Hoy hace tres años que el 15-M echó a andar. Lo hizo por las calles de Madrid con el fin de mostrar su indignación "ante la situación actual", como rezaba el comunicado de Juventud Sin Futuro, una de las organizaciones convocantes de la manifestación que dio origen a la movilización social más multitudinaria de los últimos años.
Una movilización que se concentró en la Puerta del Sol de Madrid durante 28 días, de la madrugada del 16 de mayo de 2011 hasta el 12 de junio. Desde entonces y hasta ahora, el movimiento se ha ramificado por todo el país en forma de asociaciones vecinales y sociales para, posteriormente, canalizar su mensaje en formaciones políticas que acuden a las elecciones europeas del próximo 25 de mayo.
"El 15-M fue un estallido, un terremoto cuyas ondas están transformando el país de manera lenta", indica Pablo Gallego, uno de los impulsores del movimiento a través de Democracia Real Ya, otra de las organizaciones convocantes de la marcha de aquel domingo. Una transformación que, para Gallego, se está produciendo "a través de los movimientos sociales, que han cuidado el corto plazo", es decir, "los desahucios, la concienciación social, las iniciativas en las universidades o la marea blanca".
Coincide en el análisis Juan Cobo, quien fuera portavoz del movimiento en sus primeros meses de vida. "Lo que pasó esos días fue una cosa y en lo que se ha convertido es otra", asegura Cobo, para quien el 15-M fue "un catalizador, un grito hacia nosotros mismos para hacernos visualizar las carencias que teníamos como sociedad". "Para gente como yo, que no habíamos sido activistas, fue la manera de hacernos nosotros mismos responsables", añade.
Rafael Pacheco también participó en el 15-M y asegura que ya no tiene "continuidad ni forma". "En el momento en que prendió la llama, mucha gente se implicó en él, pero luego dejó de tener entidad propia, se lo consiguieron cargar, pero la gente ya había despertado", se explica. Porque, según Pacheco, "por mucho que el 15-M ya no se mantenga en sí, de él han derivado muchos proyectos que sí están ahí. Y lo mejor es que se han hecho propuestas políticas".
PARTICIPACIÓN POLÍTICA
Los tres valoran positivamente la aparición de formaciones políticas que incluyan las ideas del movimiento. "Es un paso haber empezado a cambiar el sistema desde el propio sistema, es una de las cosas que nos enseñó el 15-M, que todos los frentes tienen que estar abiertos", asegura Cobo. "Hay compañeros que han decidido actuar a largo plazo, porque estar todos los días en la calle parando desahucios es un poco locura. Mejor entrar en las instituciones y hacer un decreto para que no haya ninguno más", apunta Gallego. "A mí me gusta conseguir cambios reales", añade Pacheco, que cita a Podemos, Partido X y Primavera Europea como partidos "nacidos de la llama del 15-M".
A esto se añade la desafección por los partidos tradicionales. "No es sólo lo que se construye desde abajo, sino que lo de arriba se está destruyendo", indica Gallego, quien cree que en 2020 o 2021 se producirá la derrota del bipartidismo gracias a una "gran coalición" de los partidos emergentes "más algún otro renovado".
LOS ERRORES DEL MOVIMIENTO
Con o sin partidos políticos, queda mucho por conquistar de las pretensiones iniciales del movimiento. "Queda por alcanzar todo", asegura Pacheco. "Había propuestas muy concretas, como revocar los recortes de salarios a los funcionarios o la congelación de las pensiones. Todo eso, no sólo no se consiguió, sino que ha empeorado", recuerda. "Cambios reales se han conseguido pocos y hasta que no echemos a los que manejan el cotarro, no vamos a hacer nada", añade.
"Pretender aportar soluciones a cosas sobre las que nos quejábamos fue un error. Ahora vamos haciendo, resolviendo, organizándonos e intentando luchar", explica Cobo.
Quien fuera portavoz del movimiento considera que los grandes logros del 15-M "fueron sus grandes miedos". "A nivel organizativo se creó una paranoia que hizo que nos tirásemos piedras a nuestro propio tejado. Era un movimiento inclusivo para afuera, pero para adentro había miedo porque se destruyera y se excluyó a mucha gente". "Daba cosa definirse ideológicamente", añade Cobo, que hoy en día sí apostaría por definir "la ideología del movimiento".
Sin embargo Pacheco considera que el error fue precisamente que el movimiento se inclinó ideológicamente. Cuando inició su participación en Democracia Real Ya, este joven observó que el 15-M "había perdido fuerza, se había girado a la izquierda y una gran parte de la sociedad no confiaba en él". Ese fue uno de los mayores errores para él, "dejarse controlar por un sector totalmente ideologizado, dejar de ser un movimiento transversal".
Pacheco se marchó de Democracia Real Ya cuando comenzó a tener problemas. Gallego no se fue, le echaron. Junto con otros integrantes de la formación, quiso constituir la plataforma en una asociación. "Me arrepiento muchísimo de aquello y aprendí mucho", explica. "Intentamos desarrollar una organización para pensar a largo plazo, pero dentro de una organización con problemas internos muy graves. La solución no debería haber sido el enfrentamiento, eso fue lo peor. Deberíamos haber concluido nuestro camino y haber lanzado una herramienta con otro nombre".
"SUMA DE CONOCIMIENTOS"
Aun así valora su participación en el 15-M como "un proceso de transformación total". "Yo empecé a través del blog llamado Manifiesto Juventud, donde dije que estaba indignado y que no estaba solo, que buscaba contactar con gente en mi misma situación y tratar de hacer algo distinto". De ahí a la aventura de las acampadas, donde conectó con gente "muy variopinta" y "con ideas distintas". "Cuando convives con ellas, las absorbes y el movimiento se queda con las ideas que apoya la mayoría del país. Eso sí que es una gran coalición y no la del PP y el PSOE".
Para Cobo fueron los meses más intensos de su vida. "Me enseñó muchas cosas el 15-M: la variedad de pensamientos políticos y organizativos, y la capacidad de empatizar con cosas que ni valoras", asegura. Pero sobre todo destaca "la suma de conocimientos" que se juntaron en la Puerta del Sol. "Como había un clima tan pesimista, encontrar a gente con esas capacidades en la puerta de al lado fue un orgullo", indica Cobo, que recuerda cómo los arquitectos e ingenieros que participaron en el 15-M proyectaron la cúpula de madera del campamento. "Era para llorar, era asombroso", rememora.
Con los años, algunos de ellos siguen participando en movimientos sociales y otros están más desligados. Pero los tres ven que el 15-M puede suponer en las próximas elecciones un rayo de sol en las urnas.