'Cara a cara' de Rajoy y Rubalcaba: De la "alegría de la huerta" a la "desigualdad" del pasado
Se tenían ganas el presidente del Gobierno y el secretario general del PSOE. El líder de la oposición, Alfredo Pérez Rubalcaba, ha llegado al debate sobre el estado de la nación con la ambición de sacudirse su criticada intervención el pasado año. Y ha entrado a matar desde el principio: “¿En qué país vive usted?”
Rajoy y Rubalcaba son viejos (y buenos) parlamentarios. Se saben los trucos y el pie del que cojea cada uno. Son muchos años observándose. Siempre correctos en sus formas, sin grandes estridencias, pero con todo el ‘oficio’ del mundo a la hora de clavar la espada hasta el fondo.
El secretario general del PSOE, con su habitual despliegue retórico, ha escogido como hilo principal el aprovechamiento de la “crisis” por parte de la derecha como “coartada” para recortar los derechos y las libertades de los españoles. Y frente a esta avalancha de acusaciones sobre el retroceso del país, el presidente del Gobierno ha vuelto a ondear la bandera que más le gusta, con la que siente más cómodo y que más aplausos genera entre los suyos: la “herencia recibida”.
Así que todos preparados para jugar esta final de Roland Garros, pero con un suelo de tierra batida que se acerca más al fango aunque cubierto con la alfombra parlamentaria para que quede bien antes las cámaras. Si yo te saco la ley de Seguridad Ciudadana, yo te respondo con la ley Corcuera. Ahora hablo del drama de Ceuta y yo te acuso de haber puesto concertina en las vallas durante tu etapa en Moncloa. La endiablada reforma laboral que critica Rubalcaba tiene su origen en el desorbitado paro que se encontró Rajoy tras el 20 de noviembre de 2011. Pimpampum.
EL GRAN DUELO
En este juego de críticas, tensión y medias verdades, Rubalcaba ha acusado al presidente de estar tan acostumbrado a mentir que lo hace hasta por él. El socialista ha querido centrar el debate en hablar sobre las preocupaciones de la gente de la calle y le ha preguntado directamente al jefe del Ejecutivo cómo puede presumir teniendo “tanto sufrimiento debajo”.
No ha desaprovechado la oportunidad Rubalcaba para lanzarle la reforma del aborto a la cara a Rajoy, un tema que escuece también dentro de las filas del Partido Popular. Le ha pedido que retire la controvertida ley y le ha espetado que si van a tener que esperar las mujeres españolas otros 30 años para que haya una ley de plazos.
Para todos los que le escucharan, ha prometido que todo será como un espejismo y que, cuando gobierne, los españoles recuperarán sus derechos y libertades.
Rajoy se ha puesto divertido en su respuesta a Rubalcaba y ha seguido subido en su ola optimista para buscarle las cosquillas a su rival: “Su intervención no ha sido la alegría de la huerta”.
Lo que no se esperaba el presidente era el ‘as en la manga’ (mejor dicho, de la hemeroteca) que traía Rubalcaba. Ahora no le gusta hablar mucho con la prensa, pero hace 30 años el joven diputado Rajoy sí se prodigaba en El Faro de Vigo. Allí un día escribió, como ha leído el líder del PSOE, un artículo en el que defendía que “el hombre es esencialmente desigual”.
El pasado siempre vuelve… Incluso en un debate sobre el estado de la nación cuando ya eres presidente del Gobierno 30 años más tarde.